Mazorra: La verdad desde todos los ángulos. (Parte I).
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Mazorra: La verdad desde todos los ángulos. (Parte I).
Ubicada en las proximidades del aeropuerto internacional José Martí de La Habana, se encuentra una institución hospitalaria que cumple este 2009, ciento cincuenta y dos años de fundada. Sus instalaciones ocupan un vasto territorio del trayecto de la avenida Independencia del municipio Rancho Boyeros, por lo que se convierten en parte del primer impacto visual de todo visitante a la capital que arriba por vía aérea. Si es usted un turista ávido por la historia cubana, no debe obviar la imagen de inmaculados jardines tras la enrejada valla y deténgase unos minutos en su contemplación, pues está observando uno de los sitios más macabros de la historia cubana de las últimas dos centurias. Está frente a Mazorra, un archivo viviente de la depravación humana y lejos de la pintoresca imagen que retienen sus pupilas, descubrirá si se adentra en su historia real, un Dachau tropical perfectamente conservado.
Fundada en 1857 en los potreros Ferro, propiedad del acaudalado terrateniente José Mazorra del cual tomó el argot popular su apellido para bautizar la instalación, fue inaugurada por el entonces Capitán General de la isla, Don José Gutiérrez de la Concha. Concebida inicialmente como Asilo para negros esclavos, su destino real fue el saneamiento de las calles de La Habana, infectada por entonces de pordioseros y dementes. Los esclavos negros seniles eran abandonados por sus amos, quienes carentes de productividad y con pérdidas de sus facultades eran literalmente abandonados a su suerte. Años más tarde, se ingresaron en este sitio a perturbados mentales provenientes de toda la isla. Así el asilo fue convirtiéndose paulatinamente en Hospital de Dementes de Cuba e incluso en 1864, la representación de la metrópoli en la isla adelantándose en más de un siglo a la era castrista promulgó un bando que autorizaba el ingreso en el lugar de los tildados de vagos. A despecho de la postura de los facultativos, se hacinaron desde entonces en lúgebres mazmorras alienados y penados de diversa categoría.
Como dato interesante señalamos que aunque inicialmente se ingresaban hombres, ya en 1862 se inicia la construcción de pabellones para mujeres y que aunque desde su fundación se sucedieron en su dirección doce médicos, en el período de 1892 hasta el final de la presencia española no hubo médicos en la dirección del hospital. En 1899 comienza a dirigir el hospital el coronel médico del Ejército Libertador Dr. Lucas Alvarez Cerice quien muy poco puede hacer con el presupuesto asignado por la situación de los pacientes. A tal extremo llegaron las condiciones de hacinamiento, insalubridad y desnutrición en la época colonial, que provocaron protestas por parte de muchas personalidades médicas, como la que el Dr. D. Méndez Capote dirigiera al General Brock de las tropas de ocupación norteamericanas: "...Mazorra es un caso típico en que pueden estudiarse de una manera concreta los hechos que fueron formando la conciencia cubana hasta el grado de llegar a declarar completa y absolutamente incompatibles la administración española con el bienestar del país, poniendo así, de modo irreconciliable, las armas en manos de sus hijos. No podemos decir que aquello fuera un asilo ni una casa de curación, no es más que una cárcel a la española, con todos los horrores y todos los ataques a la naturaleza, a la moral, a la higiene y a la vida. El pobre loco, en su promiscuidad espantosa, carece de todo: de limpieza y alimentación. Allí vive, si aquello es vida entre sus propias secreciones; por alimento, un sancocho de arroz y garbanzos cocinados de una sola vez para ahorrar combustible...".
La época republicana de 1902 a 1959 apenas modificó el status de la institución y las antiguas mazmorras fueron sustituídas por las famosas "perreras". El Hospital de Dementes mantenía los pabellones sin mantenimiento ni alcantarillado, mientras que la mayor parte del presupuesto estatal era destinado a engrosar arcas privadas. En la década de los cincuenta el centro contaba con 15 pabellones de hombres y 14 de mujeres, 1 de niños y 1 dedicado a tratamientos clínicos. La tasa de mortalidad entre los ingresados era muy alta y el número de médicos irrisorio. Durante la república las condiciones del centro pueden resumirse en un informe elaborado por el Dr. E. Valdés Castillo al asumir la direción del hospital en 1944, donde concluye: "..el mismo almacén de orates, la misma cárcel a la española, la mazmorra eterna...". Como muestra de la corrupción administrativa imperante pueden mostrarse como ejemplo los contratos privados por directores del lugar con funerarias, cuyas ganancias por la alta mortalidad producían una alta rentabilidad.
Es de señalar que durante el gobierno de Fulgencio Batista y Zaldívar, se hicieron mejoras en algunas instalaciones como la cocina pero por regla general la situación del Hospital de Dementes recuerda durante toda la república la de un campo de exterminio nazi. Durante la tiranía batistiana el hospital con capacidad para 2000 pacientes albergaba a 6500, con tratamientos apenas existentes, donde el encadenamiento era de uso frecuente. El Hospital de Mazorra fue realmente durante la época colonial y republicana una verdadera verguenza nacional.
El objetivo de este artículo es reconocer la meritoria labor que se realizó en años posteriores a 1959, por un grupo de profesionales médicos para convertir este antro de barbarie humana en el actual Hospital Psiquiátrico de La Habana, donde han recibido atención miles de pacientes con patologías mentales crónicas. Existió un Mazorra antes y después de 1959, nada más justo que reconocer la inmensa labor médica que se escenificó en este sitio. Partiendo de esta premisa abordaremos en el próximo trabajo sobre la instalación en cuestión, el uso de dos de sus pabellones, conocidos por Castellanos y Carbó Serviá por los órganos represivos del aparato castrista, para utilizar métodos de tortura contra la disidencia desde los primeros años de la revolución.
Generalizar es una forma de desvirtuar la realidad y si la denuncia, es capaz de hacer la exéresis del lado oscuro de la obra total, se gana ipso facto el crédito de los hombres justos e interesados por la verdad a quienes va dedicado.
Imágenes de la dantesca situación de Mazorra antes de 1959.
Fundada en 1857 en los potreros Ferro, propiedad del acaudalado terrateniente José Mazorra del cual tomó el argot popular su apellido para bautizar la instalación, fue inaugurada por el entonces Capitán General de la isla, Don José Gutiérrez de la Concha. Concebida inicialmente como Asilo para negros esclavos, su destino real fue el saneamiento de las calles de La Habana, infectada por entonces de pordioseros y dementes. Los esclavos negros seniles eran abandonados por sus amos, quienes carentes de productividad y con pérdidas de sus facultades eran literalmente abandonados a su suerte. Años más tarde, se ingresaron en este sitio a perturbados mentales provenientes de toda la isla. Así el asilo fue convirtiéndose paulatinamente en Hospital de Dementes de Cuba e incluso en 1864, la representación de la metrópoli en la isla adelantándose en más de un siglo a la era castrista promulgó un bando que autorizaba el ingreso en el lugar de los tildados de vagos. A despecho de la postura de los facultativos, se hacinaron desde entonces en lúgebres mazmorras alienados y penados de diversa categoría.
Como dato interesante señalamos que aunque inicialmente se ingresaban hombres, ya en 1862 se inicia la construcción de pabellones para mujeres y que aunque desde su fundación se sucedieron en su dirección doce médicos, en el período de 1892 hasta el final de la presencia española no hubo médicos en la dirección del hospital. En 1899 comienza a dirigir el hospital el coronel médico del Ejército Libertador Dr. Lucas Alvarez Cerice quien muy poco puede hacer con el presupuesto asignado por la situación de los pacientes. A tal extremo llegaron las condiciones de hacinamiento, insalubridad y desnutrición en la época colonial, que provocaron protestas por parte de muchas personalidades médicas, como la que el Dr. D. Méndez Capote dirigiera al General Brock de las tropas de ocupación norteamericanas: "...Mazorra es un caso típico en que pueden estudiarse de una manera concreta los hechos que fueron formando la conciencia cubana hasta el grado de llegar a declarar completa y absolutamente incompatibles la administración española con el bienestar del país, poniendo así, de modo irreconciliable, las armas en manos de sus hijos. No podemos decir que aquello fuera un asilo ni una casa de curación, no es más que una cárcel a la española, con todos los horrores y todos los ataques a la naturaleza, a la moral, a la higiene y a la vida. El pobre loco, en su promiscuidad espantosa, carece de todo: de limpieza y alimentación. Allí vive, si aquello es vida entre sus propias secreciones; por alimento, un sancocho de arroz y garbanzos cocinados de una sola vez para ahorrar combustible...".
La época republicana de 1902 a 1959 apenas modificó el status de la institución y las antiguas mazmorras fueron sustituídas por las famosas "perreras". El Hospital de Dementes mantenía los pabellones sin mantenimiento ni alcantarillado, mientras que la mayor parte del presupuesto estatal era destinado a engrosar arcas privadas. En la década de los cincuenta el centro contaba con 15 pabellones de hombres y 14 de mujeres, 1 de niños y 1 dedicado a tratamientos clínicos. La tasa de mortalidad entre los ingresados era muy alta y el número de médicos irrisorio. Durante la república las condiciones del centro pueden resumirse en un informe elaborado por el Dr. E. Valdés Castillo al asumir la direción del hospital en 1944, donde concluye: "..el mismo almacén de orates, la misma cárcel a la española, la mazmorra eterna...". Como muestra de la corrupción administrativa imperante pueden mostrarse como ejemplo los contratos privados por directores del lugar con funerarias, cuyas ganancias por la alta mortalidad producían una alta rentabilidad.
Es de señalar que durante el gobierno de Fulgencio Batista y Zaldívar, se hicieron mejoras en algunas instalaciones como la cocina pero por regla general la situación del Hospital de Dementes recuerda durante toda la república la de un campo de exterminio nazi. Durante la tiranía batistiana el hospital con capacidad para 2000 pacientes albergaba a 6500, con tratamientos apenas existentes, donde el encadenamiento era de uso frecuente. El Hospital de Mazorra fue realmente durante la época colonial y republicana una verdadera verguenza nacional.
El objetivo de este artículo es reconocer la meritoria labor que se realizó en años posteriores a 1959, por un grupo de profesionales médicos para convertir este antro de barbarie humana en el actual Hospital Psiquiátrico de La Habana, donde han recibido atención miles de pacientes con patologías mentales crónicas. Existió un Mazorra antes y después de 1959, nada más justo que reconocer la inmensa labor médica que se escenificó en este sitio. Partiendo de esta premisa abordaremos en el próximo trabajo sobre la instalación en cuestión, el uso de dos de sus pabellones, conocidos por Castellanos y Carbó Serviá por los órganos represivos del aparato castrista, para utilizar métodos de tortura contra la disidencia desde los primeros años de la revolución.
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Patrio- Ganador por Votación del Foro al Premio Golden Post por Mejor Articulo Original
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Re: Mazorra: La verdad desde todos los ángulos. (Parte I).
Fuentes Consultadas:
1. Calzadilla Fierro, L. REHABILITACIÓN DEL ENFERMO MENTAL.
ANTECEDENTES HISTÓRICOS.
2. HOSPITAL PSIQUIATRICO DE LA HABANA. RECORRIDO POR SU HISTORIA Y REALIDAD.
Lorenzo Somarriba López, 1Idilio González Martínez 2 y María de Jesús Sánchez Pérez 3.
3. Archivo fotográfico de la revista Bohemia.
(Continuará...)
Patrio- Ganador por Votación del Foro al Premio Golden Post por Mejor Articulo Original
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Re: Mazorra: La verdad desde todos los ángulos. (Parte I).
Patrio, hermano, he disfrutado de tus dos articulos recientes sobre el Morro-Cabaña y ahora Mazorra. Es un repaso fascinante a la historia de Cuba y un recordatorio triste de la vinculación de dichos lugares a la realidad del pais atraves de todos los tiempos, incluido el periodo totalitario. Traes a colación l triste recuerdo de la Carbó Serviá.
Caramba, que ironia la del regimen utilizar el nombre de ese martir del movimiento estudiantil democrata (Juan Pedro Carbó) como nombre para una sala donde se han internado presos politicos para ser torturados. Que ironia que sea el nombre de ese valiente joven, jefe de los comandos armados del Directorio, encargado de ajusticiar al Coronel y Jefe de la Inteligencia militar Soza Blanco en el Cabaret Montmatre, siendo el unico estudiante que desarmo al esbirro Esteban Ventura Novo a quien n un acto de valentia y humor estudiantil sorprendio en una ocasion en el Calixto Garcia y apuntandole con un lapiz (haciendose pasar por una pistola) lo desarmó haciendole quedar en ridiculo. Esto obviamnte lo hizo enemigo personal de Ventura.
Fue escolta personal de Echevarría y con una miopia tremenda fue uno de los asaltantes a Palacio para ajusticiar al tirano Batista. Dice la historia que incluso habiendosele roto los espejuelos en los primeros disparos tuvo la valentia de llegar hasta los primros pisos de Palacio y la audacia de sobrevivir ese evento, escapandose de ahi y metiendose en una ambulancia donde luego los estudiantes de medicina del Calixto lo ayudaron a escaparse ante la llegada del esbirro Esteban Ventura Novo para luego un mes despues encontrar la muerte junto con Fructuroso, su amigo Machadito y Joe Westrbook denunciados por Marquitos, un espia del Partido Socialista Popular.
En la sala Carbo Servia estuvo aquel valiente joven que tuvo en 1991 la valentia de gritar ABAJO FIDEL en un evento de Boxeo en la Ciudad Deportiva. Su nombre es Leandro Hidalgo Pupo y cada vez que pienso en los valientes anonimos me viene a la mente el nombre de este joven, a quien lo torturaron con varios electroshocks hasta hacerlo perder la razon totalmente.
Gracias Patrio por traer esos temas.
Un abrazo,
El Compa.
El Compañero- Admin/Fundador de Cuba Debate
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