¿CUAL ES EL LEGADO HISTORICO DE LA REVOLUCION CUBANA EN 5O AñOS?
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¿CUAL ES EL LEGADO HISTORICO DE LA REVOLUCION CUBANA EN 5O AñOS?
Cincuenta años después, Cuba no tiene mucho que mostrar
ANDRES OPPENHEIMER
The Miami Herald
Cincuenta años después de que Fidel Castro llegó al poder en Cuba, la gran pregunta sobre la revolución cubana no es si fue justificada, sino si valió la pena. Sobre la base de las evidencias disponibles, la respuesta es un claro no.
Un vistazo desapasionado sobre la Cuba de hoy demuestra que aunque el país ha erradicado los bolsones de pobreza extrema que existían durante la dictadura de Fulgencio Batista, la mayoría de la población tiene un estándar de vida más bajo y menos oportunidades de progreso personal que hace cinco décadas.
Los cubanos de hoy tienen un ingreso per cápita más bajo que gran parte de los países latinoamericanos. Tienen menos televisores, teléfonos, computadoras y automóviles en proporción con su población que la mayoría de los países de la región y figuran en el último lugar de América Latina en porcentaje de personas con acceso a internet, incluso por debajo de Haití.
Y aunque en algunos rubros Cuba sale bien parada, como en la alfabetización y la mortalidad infantil, en otros deja mucho que desear. Cuba, por ejemplo, tiene uno de los índices de suicidio más altos de las Américas.
Antes de hablar de mis impresiones de cuando viajaba con frecuencia a la isla a principios de la década de 1990, veamos las estadísticas concretas.
En el aspecto positivo, Cuba tiene un 99.8 por ciento de alfabetización entre los adultos, uno por ciento más que Trinidad y Tobago, y una tasa de mortalidad infantil de 6 por cada mil nacidos vivos, un poco más baja que la de Chile, según el Informe de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas de 2008. Eso convierte a Cuba en el país con la mejor tasa de alfabetización de adultos y mortalidad infantil en la región.
Sin embargo, según el Anuario Estadístico de la ONU de 1957, Cuba ya estaba entre los cuatro países latinoamericanos con más alfabetizados y con mayor porcentaje de consumo calórico en ese año, así como el índice más bajo de mortalidad infantil de la región. En otras palabras, Cuba ha ascendido tres puestos en la clasificación de alfabetización y ha conservado su primer lugar en el índice de mortalidad infantil.
En lo que respecta al ingreso per cápita, el Informe de Desarrollo Humano de la ONU --la fuente estadística favorita del régimen cubano-- indica que el ingreso per cápita de la isla es $6,000 anuales, aunque la cifra está acompañada por un asterisco que indica que se trata de un cálculo del gobierno cubano y que ``procuramos generar un cálculo más preciso''.
De hecho, Cuba se niega a calcular su ingreso per cápita según las normas internacionales. Lo mismo ocurre con el índice de pobreza. Cuba emplea métodos estadísticos internacionales en los sectores que le conviene, como en algunos rubros de la salud y la educación, pero se niega a hacerlo en áreas en las que no sale bien parada. El informe sobre la ONU deja en blanco el casillero que corresponde a Cuba en el rubro del porcentaje de la población que vive en la pobreza.
''Ni las Naciones Unidas ni ninguna otra institución internacional tienen la menor idea de cuál es el ingreso per cápita o la tasa de pobreza en Cuba porque Fidel [Castro] ordenó que el país usara su propia metodología'', dice Carmelo Mesa Lago, profesor de Economía retirado de la Universidad de Pittsburgh, que desde hace tiempo es uno de los analistas más serios de la economía cubana.
''Las cifras del gobierno cubano no son creíbles, lo que hace que todo el mundo tenga que usarlas con un asterisco o no usarlas en absoluto'', añadió.
Lo que se puede constatar es que el salario promedio de los cubanos es de alrededor de $20 mensuales, según lo han reconocido los medios oficiales, lo que daría un ingreso promedio de $240 anuales.
Incluso si uno quiere darle al gobierno cubano el beneficio de la duda y aceptar su dudosa cifra de ingreso per cápita de $6,000 anuales --que supuestamente toma en cuenta los subsidios a los alimentos, la salud y la educación--, Cuba ocupa el puesto número 21 en Latinoamérica, muy por debajo de países como Argentina, México, y Brasil e incluso por debajo de la República Dominicana, Surinam y Belice, según el informe de la ONU.
Otras instituciones internacionales publican cifras que ofrecen un cuadro aún más sombrío de la Cuba actual.
Mientras que en 1959 Cuba ocupaba el primer lugar de Latinoamérica en el porcentaje de familias con televisores, hoy sólo el 70 por ciento de las familias cubanas tienen televisor, comparado con 97 por ciento en Argentina, 93 por ciento en México, 83 por ciento en El Salvador y 76 por ciento en la República Dominicana, según los Indicadores Mundiales de Desarrollo de 2008 del Banco Mundial.
En lo que corresponde a los teléfonos, sólo 9 por ciento de los cubanos tienen acceso a un teléfono de línea fija y apenas 1 por ciento de la población está suscrita a un servicio de telefonía móvil, según las cifras del Banco Mundial, uno de los porcentajes más bajos de la región, muy inferior al de Honduras.
Lo que es peor, sólo 2 por ciento de los cubanos tiene acceso a internet. En comparación, 27 por ciento de los costarricenses, 10 por ciento de los guatemaltecos y 7 por ciento de los haitianos tiene acceso a internet, según las cifras del Banco Mundial.
El gobierno cubano culpa de sus problemas económicos al embargo comercial de Estados Unidos. Pero aunque algunos creemos que el embargo en su forma actual es una política desacertada, tiene tantos agujeros que difícilmente se le puede culpar por el bajo nivel de vida en la isla. Estados Unidos es ya el principal exportador de productos alimenticios a la isla y muchos otros productos estadounidenses entran a Cuba a través de terceros países.
La vida en Cuba es sombría, según pude apreciar cuando viajaba a la isla y lo que cuentan los recién llegados.
La isla es como un enorme jardín de infantes, donde todos tienen garantizado un ingreso de susbsistencia pero el gobierno decide lo que uno puede estudiar, donde uno puede trabajar, que cosas uno puede comprar y si puede viajar al exterior. Es un buen lugar para subsistir si uno es un holgazán, o un inepto, pero puede ser muy exasperante para el que sea ambicioso o tenga opiniones propias.
Recuerdo una entrevista que le hice en La Habana al nieto del Che Guevara, Canek Sánchez Guevara, en 1991, cuando era un joven veinteañero y tocaba en una banda de rock heavy metal. Canek, quien más tarde emigró a México, era muy crítico --como muchos jóvenes cubanos-- de la revolución.
''Esta revolución está en ruinas'', me dijo. ``No hay comida, ni libertad... La gente dice que todo es culpa de la agresión yanqui, pero eso es un mito... un cuento infantil''.
La gente joven no tenía nada que hacer en Cuba, me dijo Canek. El estudiaba diseño gráfico en una escuela de arte pero consideraba que era una pérdida de tiempo.
''No hay papel, ni lápices, ni interés de parte de los profesores en hacer nada'', me dijo. ``Y si te gradúas, no hay trabajo en tu especialidad. Te van a pedir que vayas al campo para trabajar en la agricultura. Aquí no hay futuro''.
Cuando le pregunté que pensaría el Che Guevara de estas palabras si estuviera vivo, el nieto del héroe cubano dijo: ``Estaría orgulloso de mí. El Che Guevara era un rebelde. Jamás aprobaría en lo que ha terminado esta revolución''.
Y las cosas no han cambiado mucho desde entonces. No es sorprendente que cada periodista que viaja a la isla regrese contando lo mismo: es un país detenido en el tiempo, esperando --hasta el momento en vano-- que algo cambie.
La parte de la familia del Che Guevara que conocí en Cuba es un ejemplo típico de la división generacional que existe en la isla. Los abuelos tienden a apoyar la revolución --han invertido su vida en ella-- mientras los cubanos de mediana edad tienden a ser escépticos y la mayoría de los jóvenes son críticos. Como me dijo un joven en La Habana, ``esta revolución se ha convertido en una institución''.
La desesperanza que reina en la isla es posiblemente uno de los factores que inciden en el alto índice de suicidio, de 24.8 por cada 100,000 personas. A principios de esta década Cuba tenía el índice de suicidio más alto de Latinoamérica, pero este año ha descendido al cuarto puesto, detrás de Guyana, Uruguay y Trinidad y Tobago, según cifras de la Organización Mundial de la Salud.
Los funcionarios gubernamentales admiten que muchos cubanos se quejan de la falta de alimentos y oportunidades, pero alegan que la mayoría del país apoya a la revolución. Lo dudo mucho, por tres motivos fundamentales. Primero, porque he escuchado a muchos cubanos decir lo contrario --muchos con miedo a que los escuchen-- en la época en la que viajaba a la isla con frecuencia. Segundo, porque una encuesta realizada en Cuba este mismo año por el Instituto Internacional Republicano revela que casi el 70 por ciento de los cubanos de entre 19 y 49 años dijo que les gustaría tener un sistema democrático con elecciones multipartidistas y libertad de expresión.
Tercero, y más importante, porque el régimen cubano tiene una maquinaria de encuestas muy bien aceitada. Si el gobierno de Castro creyera que puede ganar en elecciones libres y que el pueblo cubano está tan orgulloso de los logros de la revolución, hubiera permitido elecciones libres hace mucho tiempo. Si no lo ha hecho es porque sabe que las perdería.
Entonces, ¿valió la pena mejorar algunos indicadores sociales al precio de bajar el estándar de vida general de la isla?
Definitivamente no. Otros países, como Chile y Costa Rica, han reducido la pobreza a un mínimo y con mucho menos trauma social.
En Cuba casi el 10 por ciento de la población huyó al exilio, cientos de miles de familias quedaron separadas, sin poder verse durante muchos años, y miles --decenas de miles, según algunos informes-- han muerto en el mar tratando de abandonar la isla. Millones de los que se quedaron fueron forzados al llamado trabajo voluntario, a cortando caña o destinados a otras ``tareas revolucionarias''.
Y todo eso sin tomar en cuenta a las víctimas de la violencia política. Un total de 2,077 cubanos murieron en las llamadas guerras internacionalistas de Cuba en Angola, Mozambique, Etiopía y otros países africanos, según cifras oficiales citadas por el autor Norberto Fuentes en su Autobiografía de Fidel Castro.
Además, el Archivo Cubano, con sede en Nueva Jersey, afirma que ha documentado 8,273 ejecuciones, asesinatos extrajudiciales y desapariciones en la isla desde 1959.
''Tenemos los nombres y las fuentes de todas esas muertes y están disponibles en internet'', dice María Werlau, directora del Archivo.
El precio que han pagado los cubanos en libertades básicas perdidas ha sido enorme. Hay más de 200 prisioneros políticos en la isla, entre ellos 29 periodistas arrestados en el 2003, según los grupos de derechos humanos. Adolfo Fernández Saínz, uno de esos 29 periodistas, cumple una condena de 15 años de cárcel por ''subvertir el orden interno de la nación''. En su juicio, el gobierno presentó ''pruebas'' de su delito confiscadas en el apartamento del periodista: una máquina de escribir y libros prohibidos, entre ellos 1984, de George Orwell.
Mi conclusión: la dictadura cubana ha mejorado algunos indicadores sociales, pero otros países latinoamericanos han hecho lo mismo sin sacrificar libertades básicas y a un costo muchísimo menor en sufrimiento humano. Para los cubanos, la revolución puede haber sido justificada, pero no valió la pena.
ANDRES OPPENHEIMER
The Miami Herald
Cincuenta años después de que Fidel Castro llegó al poder en Cuba, la gran pregunta sobre la revolución cubana no es si fue justificada, sino si valió la pena. Sobre la base de las evidencias disponibles, la respuesta es un claro no.
Un vistazo desapasionado sobre la Cuba de hoy demuestra que aunque el país ha erradicado los bolsones de pobreza extrema que existían durante la dictadura de Fulgencio Batista, la mayoría de la población tiene un estándar de vida más bajo y menos oportunidades de progreso personal que hace cinco décadas.
Los cubanos de hoy tienen un ingreso per cápita más bajo que gran parte de los países latinoamericanos. Tienen menos televisores, teléfonos, computadoras y automóviles en proporción con su población que la mayoría de los países de la región y figuran en el último lugar de América Latina en porcentaje de personas con acceso a internet, incluso por debajo de Haití.
Y aunque en algunos rubros Cuba sale bien parada, como en la alfabetización y la mortalidad infantil, en otros deja mucho que desear. Cuba, por ejemplo, tiene uno de los índices de suicidio más altos de las Américas.
Antes de hablar de mis impresiones de cuando viajaba con frecuencia a la isla a principios de la década de 1990, veamos las estadísticas concretas.
En el aspecto positivo, Cuba tiene un 99.8 por ciento de alfabetización entre los adultos, uno por ciento más que Trinidad y Tobago, y una tasa de mortalidad infantil de 6 por cada mil nacidos vivos, un poco más baja que la de Chile, según el Informe de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas de 2008. Eso convierte a Cuba en el país con la mejor tasa de alfabetización de adultos y mortalidad infantil en la región.
Sin embargo, según el Anuario Estadístico de la ONU de 1957, Cuba ya estaba entre los cuatro países latinoamericanos con más alfabetizados y con mayor porcentaje de consumo calórico en ese año, así como el índice más bajo de mortalidad infantil de la región. En otras palabras, Cuba ha ascendido tres puestos en la clasificación de alfabetización y ha conservado su primer lugar en el índice de mortalidad infantil.
En lo que respecta al ingreso per cápita, el Informe de Desarrollo Humano de la ONU --la fuente estadística favorita del régimen cubano-- indica que el ingreso per cápita de la isla es $6,000 anuales, aunque la cifra está acompañada por un asterisco que indica que se trata de un cálculo del gobierno cubano y que ``procuramos generar un cálculo más preciso''.
De hecho, Cuba se niega a calcular su ingreso per cápita según las normas internacionales. Lo mismo ocurre con el índice de pobreza. Cuba emplea métodos estadísticos internacionales en los sectores que le conviene, como en algunos rubros de la salud y la educación, pero se niega a hacerlo en áreas en las que no sale bien parada. El informe sobre la ONU deja en blanco el casillero que corresponde a Cuba en el rubro del porcentaje de la población que vive en la pobreza.
''Ni las Naciones Unidas ni ninguna otra institución internacional tienen la menor idea de cuál es el ingreso per cápita o la tasa de pobreza en Cuba porque Fidel [Castro] ordenó que el país usara su propia metodología'', dice Carmelo Mesa Lago, profesor de Economía retirado de la Universidad de Pittsburgh, que desde hace tiempo es uno de los analistas más serios de la economía cubana.
''Las cifras del gobierno cubano no son creíbles, lo que hace que todo el mundo tenga que usarlas con un asterisco o no usarlas en absoluto'', añadió.
Lo que se puede constatar es que el salario promedio de los cubanos es de alrededor de $20 mensuales, según lo han reconocido los medios oficiales, lo que daría un ingreso promedio de $240 anuales.
Incluso si uno quiere darle al gobierno cubano el beneficio de la duda y aceptar su dudosa cifra de ingreso per cápita de $6,000 anuales --que supuestamente toma en cuenta los subsidios a los alimentos, la salud y la educación--, Cuba ocupa el puesto número 21 en Latinoamérica, muy por debajo de países como Argentina, México, y Brasil e incluso por debajo de la República Dominicana, Surinam y Belice, según el informe de la ONU.
Otras instituciones internacionales publican cifras que ofrecen un cuadro aún más sombrío de la Cuba actual.
Mientras que en 1959 Cuba ocupaba el primer lugar de Latinoamérica en el porcentaje de familias con televisores, hoy sólo el 70 por ciento de las familias cubanas tienen televisor, comparado con 97 por ciento en Argentina, 93 por ciento en México, 83 por ciento en El Salvador y 76 por ciento en la República Dominicana, según los Indicadores Mundiales de Desarrollo de 2008 del Banco Mundial.
En lo que corresponde a los teléfonos, sólo 9 por ciento de los cubanos tienen acceso a un teléfono de línea fija y apenas 1 por ciento de la población está suscrita a un servicio de telefonía móvil, según las cifras del Banco Mundial, uno de los porcentajes más bajos de la región, muy inferior al de Honduras.
Lo que es peor, sólo 2 por ciento de los cubanos tiene acceso a internet. En comparación, 27 por ciento de los costarricenses, 10 por ciento de los guatemaltecos y 7 por ciento de los haitianos tiene acceso a internet, según las cifras del Banco Mundial.
El gobierno cubano culpa de sus problemas económicos al embargo comercial de Estados Unidos. Pero aunque algunos creemos que el embargo en su forma actual es una política desacertada, tiene tantos agujeros que difícilmente se le puede culpar por el bajo nivel de vida en la isla. Estados Unidos es ya el principal exportador de productos alimenticios a la isla y muchos otros productos estadounidenses entran a Cuba a través de terceros países.
La vida en Cuba es sombría, según pude apreciar cuando viajaba a la isla y lo que cuentan los recién llegados.
La isla es como un enorme jardín de infantes, donde todos tienen garantizado un ingreso de susbsistencia pero el gobierno decide lo que uno puede estudiar, donde uno puede trabajar, que cosas uno puede comprar y si puede viajar al exterior. Es un buen lugar para subsistir si uno es un holgazán, o un inepto, pero puede ser muy exasperante para el que sea ambicioso o tenga opiniones propias.
Recuerdo una entrevista que le hice en La Habana al nieto del Che Guevara, Canek Sánchez Guevara, en 1991, cuando era un joven veinteañero y tocaba en una banda de rock heavy metal. Canek, quien más tarde emigró a México, era muy crítico --como muchos jóvenes cubanos-- de la revolución.
''Esta revolución está en ruinas'', me dijo. ``No hay comida, ni libertad... La gente dice que todo es culpa de la agresión yanqui, pero eso es un mito... un cuento infantil''.
La gente joven no tenía nada que hacer en Cuba, me dijo Canek. El estudiaba diseño gráfico en una escuela de arte pero consideraba que era una pérdida de tiempo.
''No hay papel, ni lápices, ni interés de parte de los profesores en hacer nada'', me dijo. ``Y si te gradúas, no hay trabajo en tu especialidad. Te van a pedir que vayas al campo para trabajar en la agricultura. Aquí no hay futuro''.
Cuando le pregunté que pensaría el Che Guevara de estas palabras si estuviera vivo, el nieto del héroe cubano dijo: ``Estaría orgulloso de mí. El Che Guevara era un rebelde. Jamás aprobaría en lo que ha terminado esta revolución''.
Y las cosas no han cambiado mucho desde entonces. No es sorprendente que cada periodista que viaja a la isla regrese contando lo mismo: es un país detenido en el tiempo, esperando --hasta el momento en vano-- que algo cambie.
La parte de la familia del Che Guevara que conocí en Cuba es un ejemplo típico de la división generacional que existe en la isla. Los abuelos tienden a apoyar la revolución --han invertido su vida en ella-- mientras los cubanos de mediana edad tienden a ser escépticos y la mayoría de los jóvenes son críticos. Como me dijo un joven en La Habana, ``esta revolución se ha convertido en una institución''.
La desesperanza que reina en la isla es posiblemente uno de los factores que inciden en el alto índice de suicidio, de 24.8 por cada 100,000 personas. A principios de esta década Cuba tenía el índice de suicidio más alto de Latinoamérica, pero este año ha descendido al cuarto puesto, detrás de Guyana, Uruguay y Trinidad y Tobago, según cifras de la Organización Mundial de la Salud.
Los funcionarios gubernamentales admiten que muchos cubanos se quejan de la falta de alimentos y oportunidades, pero alegan que la mayoría del país apoya a la revolución. Lo dudo mucho, por tres motivos fundamentales. Primero, porque he escuchado a muchos cubanos decir lo contrario --muchos con miedo a que los escuchen-- en la época en la que viajaba a la isla con frecuencia. Segundo, porque una encuesta realizada en Cuba este mismo año por el Instituto Internacional Republicano revela que casi el 70 por ciento de los cubanos de entre 19 y 49 años dijo que les gustaría tener un sistema democrático con elecciones multipartidistas y libertad de expresión.
Tercero, y más importante, porque el régimen cubano tiene una maquinaria de encuestas muy bien aceitada. Si el gobierno de Castro creyera que puede ganar en elecciones libres y que el pueblo cubano está tan orgulloso de los logros de la revolución, hubiera permitido elecciones libres hace mucho tiempo. Si no lo ha hecho es porque sabe que las perdería.
Entonces, ¿valió la pena mejorar algunos indicadores sociales al precio de bajar el estándar de vida general de la isla?
Definitivamente no. Otros países, como Chile y Costa Rica, han reducido la pobreza a un mínimo y con mucho menos trauma social.
En Cuba casi el 10 por ciento de la población huyó al exilio, cientos de miles de familias quedaron separadas, sin poder verse durante muchos años, y miles --decenas de miles, según algunos informes-- han muerto en el mar tratando de abandonar la isla. Millones de los que se quedaron fueron forzados al llamado trabajo voluntario, a cortando caña o destinados a otras ``tareas revolucionarias''.
Y todo eso sin tomar en cuenta a las víctimas de la violencia política. Un total de 2,077 cubanos murieron en las llamadas guerras internacionalistas de Cuba en Angola, Mozambique, Etiopía y otros países africanos, según cifras oficiales citadas por el autor Norberto Fuentes en su Autobiografía de Fidel Castro.
Además, el Archivo Cubano, con sede en Nueva Jersey, afirma que ha documentado 8,273 ejecuciones, asesinatos extrajudiciales y desapariciones en la isla desde 1959.
''Tenemos los nombres y las fuentes de todas esas muertes y están disponibles en internet'', dice María Werlau, directora del Archivo.
El precio que han pagado los cubanos en libertades básicas perdidas ha sido enorme. Hay más de 200 prisioneros políticos en la isla, entre ellos 29 periodistas arrestados en el 2003, según los grupos de derechos humanos. Adolfo Fernández Saínz, uno de esos 29 periodistas, cumple una condena de 15 años de cárcel por ''subvertir el orden interno de la nación''. En su juicio, el gobierno presentó ''pruebas'' de su delito confiscadas en el apartamento del periodista: una máquina de escribir y libros prohibidos, entre ellos 1984, de George Orwell.
Mi conclusión: la dictadura cubana ha mejorado algunos indicadores sociales, pero otros países latinoamericanos han hecho lo mismo sin sacrificar libertades básicas y a un costo muchísimo menor en sufrimiento humano. Para los cubanos, la revolución puede haber sido justificada, pero no valió la pena.
Última edición por El Compañero el Vie Dic 19, 2008 9:18 am, editado 3 veces
El Compañero- Admin/Fundador de Cuba Debate
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Re: ¿CUAL ES EL LEGADO HISTORICO DE LA REVOLUCION CUBANA EN 5O AñOS?
Excelente analisis de Montaner.
Saludos cordiales,
La terrible catástrofe del pueblo cubano
CARLOS ALBERTO MONTANER
"¿Cómo vamos a decir: ésta es nuestra patria, si de la patria no tenemos nada? Mi patria, pero mi patria no me da nada, mi patria no me sostiene, en mi patria me muero de hambre. ¡Eso no es patria! Será patria para unos cuantos, pero no será patria para el pueblo (APLAUSOS). Patria no sólo quiere decir un lugar donde uno pueda gritar, hablar y caminar sin que lo maten; patria es un lugar donde se puede vivir, patria es un lugar donde se puede trabajar y ganar el sustento honradamente y, además, ganar lo que es justo que se gane por su trabajo (APLAUSOS). Patria es el lugar donde no se explota al ciudadano, porque si explotan al ciudadano, si le quitan lo que le pertenece, si le roban lo que tiene, no es patria. Precisamente la tragedia de nuestro pueblo ha sido no tener patria. Y la mejor prueba, la mejor prueba de que no tenemos patria es que decenas de miles y miles de hijos de esta tierra se van de Cuba para otro país, para poder vivir, pero no tienen patria. Y no se van todos los que quieren, sino los pocos que pueden. Y eso es verdad y ustedes lo saben (EXCLAMACIONES). Luego, hay que arreglar la República. ¿Aquí algo anda mal o todo anda mal? (EXCLAMACIONES DE: Todo)."
Fidel Castro Ruz. Camagüey, 4 de enero de 1959
Hace cincuenta años, el 1ro. de enero de 1959, Cuba, una no tan pequeña isla del Caribe de 114,000 kilómetros cuadrados (mayor que Bélgica, Holanda y Dinamarca combinadas), que entonces tenía unos seis millones de habitantes y hoy tiene 11, apareció en la primera página de todos los diarios importantes del mundo de una manera muy esperanzadora: el dictador Fulgencio Batista, militar de mano dura con fama de corrupto que ocupaba el poder desde 1952 como consecuencia de un golpe de Estado, había huido del país.
Aquello fue una fiesta. El dictador había sido derrotado por un movimiento guerrillero encabezado por un joven abogado llamado Fidel Castro y una pintoresca tropa de improvisados combatientes barbudos que aportaban a los medios de comunicación y a la imaginación popular los dos elementos más apreciados por cualquier periodista: unas imágenes muy poderosas y un elemental relato de buenos contra malos. En ese país, pensó todo el mundo, incluida la inmensa mayoría de los cubanos, la justicia se había abierto paso a base de heroísmo y sacrificio.
De entonces a hoy ha pasado medio siglo, y aquel gobierno revolucionario de 1959 continúa en el poder bajo la autoridad, esencialmente, de las mismas personas que organizaron la insurrección contra Batista y luego crearon una dictadura comunista. Este es un hecho insólito en la historia política contemporánea. Las dos terceras partes de las personas que pueblan el planeta han nacido después de que los hermanos Fidel y Raúl Castro ocuparan el gobierno cubano. Sólo por la Casa Blanca han pasado 10 presidentes norteamericanos y el undécimo, Barack Obama, ya ha sido elegido. Es verdad que en América Latina ha habido dictaduras muy largas, pero ninguna ha durado tanto tiempo. El paraguayo Alfredo Stroessner estuvo 35 años en el poder, el dominicano Rafael Leonidas Trujillo 31, y el venezolano Juan Vicente Gómez 27. Ninguno, ni remotamente, se ha acercado a las cinco décadas: eso quiere decir que tres generaciones consecutivas de cubanos no han conocido otra cosa que el gobierno comunista.
Me propongo responder velozmente a seis preguntas clave que hoy se hace cualquier persona interesada en explicarse este largo proceso histórico conocido como "la revolución cubana'':
* ¿Por qué y cómo fue derrotado Batista por un puñado de jóvenes rebeldes que carecían de adiestramiento?
* ¿Por qué Fidel Castro, su hermano Raúl, el Che Guevara y otros pocos revolucionarios convirtieron a Cuba en una nación comunista?
* ¿Cómo fue la transformación de ese país a lo largo de este período?
* ¿Cuáles han sido las consecuencias reales de esos cambios para el pueblo cubano?
* ¿Por qué el comunismo cubano no desapareció tras el colapso de la URSS y sus satélites europeos a partir del derribo del Muro de Berlín en el 1989?
* ¿Qué sucederá cuando la dictadura cubana, como todas, llegue a su final?
De alguna manera, en las respuestas a esas seis preguntas hay un balance completo de lo que fue, ha sido, y tal vez será lo que pomposamente llaman "el proceso revolucionario cubano''.
El triunfo de la revolución
La caída y fuga de Batista en enero de 1959 fue un suceso raro, pero no único en la violenta historia de Cuba. En agosto de 1933, 26 años antes, otro dictador militar, el general Gerardo Machado, también había huido del país tras una cruenta revolución armada impulsada por los estudiantes y las clases medias, secundada en la fase final por el ejército.
Incluso, fue al calor de esos hechos y en la cresta de aquella revolución que surgió Fulgencio Batista como un meteoro: de joven y humilde sargento taquígrafo, pobre y mestizo, había pasado primero a coronel, y luego a general y "hombre fuerte'' de la república, presentándose como un líder de izquierda, muy cercano en su momento a los comunistas, aunque capaz de entenderse muy bien con los norteamericanos y de reorganizar el desorden institucional posrevolucionario que existía en el país, operación que duró aproximadamente siete años: desde 1933 hasta 1940. En ese año, en 1940, se aprobó una constitución democrática que no permitía la reelección, y Batista fue elegido presidente legítimo por los próximos cuatro años.
Sin embargo, el grueso de la sociedad, a tenor de los esquemas revolucionarios de la época, comenzó a acercarse a un movimiento de masas de corte socialdemócrata, llamado Partido Revolucionario Cubano (Auténtico), que manejaba una retórica antiamericana y anticapitalista, dirigido por un médico llamado Ramón Grau San Martín. En 1944 y 1948, en dos elecciones consecutivas, ese partido "Auténtico'' gano limpiamente los comicios, y parecía que una democracia de centroizquierda o socialdemocracia se había estabilizado en el país. Precisamente, fue el segundo de estos dos gobiernos auténticos, legítimamente presidido por el doctor Carlos Prío Socarrás, quien fue derrocado por Batista.
El 10 de marzo de 1952, poco antes de las elecciones pautadas para ese año y en las que --según las encuestas de la época-- hubiera ganado el Partido Ortodoxo (un desprendimiento de los auténticos), Batista dio un golpe militar, el segundo de su vida, e interrumpió el curso democrático del país.
Poco después comenzó la insurrección para desalojarlo del poder, más o menos como había ocurrido contra Machado un cuarto de siglo antes: atentados terroristas, ataques a cuarteles, asesinatos de militares, conspiraciones políticas, y una severa crítica al gobierno en los medios de comunicación. A todo esto respondió la dictadura de Batista con asesinatos selectivos, torturas a los detenidos y censura esporádica y persecución a los periodistas y políticos críticos.
Fue dentro de ese clima de crispación donde surgió Fidel Castro como uno de los cabecillas de la insurrección, primero atacando sin éxito el cuartel Moncada el 26 de julio de 1953 y, luego de pasar casi dos años en la cárcel y un breve exilio en México, desembarcando en la isla.
¿Quién era Fidel Castro? Era un abogado joven, violento y carismático, acusado a fines de los años 40 de crímenes políticos e intentos de asesinato en la etapa democrática de Cuba, aunque nunca lo condenaron en los tribunales. Se sabía que era confusamente radical y audaz, que poseía una gran capacidad de intimidación frente a partidarios y adversarios, de manera que impuso su liderazgo y se convirtió en la cabeza más visible de una oposición dividida en varios grupos y dos estrategias: los electoralistas, que deseaban salir de Batista por la vía política, y los insurreccionalistas, que pretendían sacarlo a tiros del poder. Fidel acabó imponiendo la línea dura: la lucha armada como única estrategia válida y patriótica.
No obstante, el golpe definitivo contra Batista --como le había ocurrido a Machado en 1933-- fue la pérdida del apoyo de Estados Unidos. En abril de 1958, el gobierno republicano de Ike Eisenhower, presionado por una hábil campaña de los exiliados cubanos, decretó un embargo de armas al gobierno de Batista para obligarlo a buscar una solución política a la guerra desatada en el país.
Pero las consecuencias de ese embargo norteamericano de armas fueron otras: en lugar de precipitar una salida pacífica al conflicto, Washington provocó o aceleró el triunfo de los insurrectos. Los jefes de las Fuerzas Armadas interpretaron, correctamente, que Batista había perdido el favor de "los americanos'' y dieron por sentado que era un régimen condenado a muerte, así que surgieron conspiraciones y comenzaron a establecer relaciones secretas con Fidel Castro. Batista lo supo y, convencido de que estaba rodeado de traidores, decidió escapar de Cuba exactamente como había hecho el general Machado en 1933 y por más o menos las mismas razones. Cuando huyó del país, el 90 por ciento de las fuerzas armadas y el 95 por ciento del territorio teóricamente seguían bajo su control. Pero él y su gobierno estaban profunda e irremediablemente desmoralizados. Por eso perdieron el poder.
Rumbo al comunismo
Una vez ocupada la casa de gobierno, el verdadero Fidel Castro comenzó a mostrarse a los cubanos y al mundo. Supuestamente, la revolución se había llevado a cabo para restaurar la democracia y las libertades individuales garantizadas en la Constitución de 1940 y conculcadas por Batista. Pero el hombre que había asegurado varias veces que no era comunista, muy rápidamente, en apenas dos años, comenzó a confiscar las empresas privadas nacionales y extranjeras, se acercó a los soviéticos, atacó a Estados Unidos con gran vehemencia, nacionalizó sin compensación las propiedades de las compañías nacionales y extranjeras, muchas de ellas pertenecientes a norteamericanos y españoles, se apoderó de los medios de comunicación y estableció un gobierno de partido único.
¿Por qué lo hizo? Fundamentalmente, porque desde sus años universitarios Fidel Castro había desarrollado simpatías por las ideas comunistas y un odio sin límites contra Estados Unidos. Esa tendencia se había reforzado a partir de su contacto en México en 1956 con el argentino Ernesto Guevara, conocido como el Che, también de convicciones comunistas, doctrinariamente mejor formado que Fidel en el marxismo, y los dos, además, recibían el aliento de Raúl Castro, hermano menor de Fidel, afiliado a las juventudes comunistas cubanas desde 1953, aunque sin demasiado interés en las cuestiones teóricas del marxismo.
¿Cómo Fidel Castro y un puñado de seguidores fanáticos pudieron llevar a los cubanos a una dictadura marxista-leninista y colocar al país en la órbita soviética, si los comunistas apenas tenían simpatías en la sociedad y jamás alcanzaron el cinco por ciento de apoyo electoral? Eso pudo ocurrir porque los cubanos, en general, aunque distaban mucho de tener simpatías por los comunistas, tampoco sentían mucho respeto por las instituciones republicanas, tal vez porque la clase política tradicional, a su vez, había dado muestras de muy poco respeto por el imperio de la ley. Los cubanos, en suma, se llamaban revolucionarios con un tinte de orgullo, y esperaban ansiosamente a que un líder bien intencionado, rodeado de otros como él, estableciera en el país el reino de la justicia y la equidad. Ese Mesías era Fidel Castro y sus apóstoles eran los barbudos que lo obedecían, de manera que una buena parte de la sociedad se entregó en sus manos sin medir las consecuencias de ese acto de fe ciega en el caudillo venerado.
Naturalmente, en los primeros años hubo una gran resistencia popular a la entronización del comunismo en Cuba, con alzamientos campesinos generalmente protagonizados por guerrilleros que habían luchado contra Batista, y una invasión de exiliados en abril de 1961 auspiciada por el gobierno norteamericano (unos 1,500 hombres que desembarcaron por Bahía de Cochinos y fueron derrotados en 48 horas), pero Fidel Castro, a base de mano dura, leyes draconianas, numerosos fusilamientos, una gran determinación y mucho armamento soviético, logró sortear todos esos obstáculos iniciales, se apoderó del aparato productivo, encarceló o puso en fuga a la mayor parte de sus adversarios, consiguió liquidar a la oposición y consolidó la dictadura. A mediados de la década de los setenta, casi veinte años después del triunfo revolucionario, todavía había en la cárcel unos 40,000 presos políticos, se habían llevado a cabo unos 7,000 fusilamientos y más de un millón de personas se habían exiliado.
Por supuesto, nada de esto hubiera sido posible sin la ayuda soviética. Moscú vio en la revolución cubana una oportunidad de conseguir un aliado situado a pocos kilómetros de Estados Unidos, lo que le daba una gran fuerza dentro de los esquemas de la guerra fría, así que, además de armar y adiestrar a las Fuerzas Armadas cubanas, a partir de mediados de 1961 comenzó a desplegar en la isla unos 40,000 soldados y oficiales soviéticos, mientras colocaba sigilosamente misiles atómicos capaces de destruir en pocos minutos las principales ciudades norteamericanas.
Descubiertos estos cohetes en octubre de 1962 por la inteligencia norteamericana, el gobierno de John F. Kennedy decretó el bloqueo marítimo de Cuba y le exigió a Moscú la retirada de ese armamento, cosa a la que se avino Nikita Kruschev, entonces Primer Ministro de la URSS. Sin embargo, como parte de la negociación que puso fin a esta peligrosa crisis, la Casa Blanca aceptó no invadir a Cuba directamente, ni permitir que otra nación latinoamericana lo hiciera.
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Re: ¿CUAL ES EL LEGADO HISTORICO DE LA REVOLUCION CUBANA EN 5O AñOS?
Sangriento balance de cinco décadas de dictadura
MARIA C. WERLAU
Especial para El Nuevo Herald
Fidel Castro ha logrado un trato favorable a nivel mundial que contrasta ampliamente con el que reciben la mayoría de los tiranos. Esto es más apreciable si se tiene en cuenta que ha sido el gestor del episodio más sangriento de la historia republicana en América Latina y que su régimen de terror ya dura cinco décadas.
En efecto, Fidel Castro ha sido el gurú de una de las campañas propagandísticas más exitosas de la historia. El elemento clave detrás de la gran manipulación ha sido el haber podido ocultar sus peores crímenes y el haber propiciado muy exitosamente un profundo desconocimiento del enorme costo en vidas de la dinastía castrista. Eso explica, al menos en parte, por qué hay tal grado de ignorancia sobre la esencia netamente sanguinaria e implacable del régimen y, a la vez, el que se haya justificado el estado policíaco cubano en función de los supuestos principios de igualdad y justicia social que muchos le asocian. Pero la emergente evidencia hará imposible sostener esta falsa legitimidad por mucho más tiempo. Cuando finalmente se imponga la verdad, quedará nítidamente al descubierto la singular habilidad del castrismo para engañar tanto, a tantos, y por tanto tiempo.
Desde fines de los años noventa, el Archivo Cuba ha venido rebatiendo la enorme y millonaria maquinaria de propaganda castrista para poner al descubierto los ríos de sangre que ha dejado a su lastre. Ha ido creando un abarcador registro de muertes basado en la consolidación de esfuerzos anteriores o colaterales así como en una labor de documentación de casos nuevos o no recogidos antes. Esta nómina de muertes dificultará el que se continúe pasando por alto los peores crímenes del castrismo así como la magnitud y el carácter actual de la tragedia.
Hasta la fecha el Archivo Cuba, www.CubaArchive.org, ha documentado más de 8,200 víctimas del castrismo a partir del 1ro. de enero del 1959. Hasta el año 2003 tomó casi exclusivamente de la investigación realizada por uno de sus directores, el doctor Armando Lago (1939-2008), para su libro aún inédito --estudio que realizó mayormente con bibliografía ya existente. En años recientes, el esfuerzo se ha volcado en la obtención de testimonios directos y fuentes de información nuevas. La colaboración con el Memorial Cubano (www.memorialcubano.org) ha sido decisiva para acceder a la comunidad cubana con el fin de mejorar la documentación sobre las víctimas.
Hasta el 15 de diciembre del 2008, se han documentado 5,732 fusilamientos, asesinatos y desapariciones. Además se han registrado 515 muertes en prisión por negligencia médica, suicidio y accidente. Estas cifras, que representan una suma parcial y creciente, ya constituyen más de dos veces el total oficial de todas las desapariciones y muertes (3,197) causadas por el régimen militar chileno de Augusto Pinochet. Sin embargo, mientras Pinochet fue objeto de escarnio mundial, Fidel Castro ha recibido el pláceme de las más influyentes figuras del orbe.
Solamente en el 2008 se han registrado 42 muertes en prisiones de Cuba --dos asesinatos por guardias penales, 23 muertes por falta de cuidado médico, 11 suicidios, dos por accidentes en circunstancias de negligencia, y una sin causa reportada. Entre el 1ro. de enero de 1959 y el 15 de diciembre del 2008 la relación parcial de muertes ocasionadas por el castrismo alcanza las 8,237 si se incluyen las muertes en combate en acciones contra el gobierno comunista.
Aparte de esa demoledora cifra, se estima que los muertos en intentos de salida por mar pudieran superar los 77,000. Este cálculo econométrico fue derivado por el doctor Lago, economista graduado de la Universidad de Harvard, con datos del Servicio Guardacostas de Estados Unidos y estudios realizados en las universidades de Miami y La Habana, respectivamente. Pero la cifra exacta de "balseros'' es imposible de constatar. Archivo Cuba sólo tiene documentadas 1,104 muertes o desapariciones en intentos de salida debido a que no ha existido un esfuerzo sistemático en el exilio para registrar estos casos. Francisco Chaviano González intentó desde la isla crear un registro de desaparecidos, principalmente en el mar. Fue apresado en 1994 y cumplió en prisión 13 años de una sentencia de 15 por revelar "secretos de Estado''. Lo liberaron en agosto del 2007 con su salud quebrantada.
Uno de los más pavorosos aspectos de esta tragedia es el asesinato por parte de autoridades cubanas de civiles intentando escapar de la isla. Un esfuerzo incipiente ya arroja unos 200 de tales asesinatos. Esta prematura cifra compara con las 227 víctimas en intentos de cruzar el muro de Berlín durante el comunismo en Alemania Oriental.
El mundo la desconoce, pero pone de manifiesto una pavorosa realidad nunca antes vista en este hemisferio --una política de estado de liquidar a ciudadanos indefensos por querer abandonar su país. Los guardafronteras cubanos han hundido embarcaciones, embistiéndolas o tirándoles enormes bolsas de arena desde avionetas o helicópteros, y han ametrallado civiles, sin importar su edad o condición. Se han recibido informes de unidades militares específicamente dedicadas a esa macabra tarea. Las masacres del Canímar en el 1980 y la del remolcador "13 de marzo'' del 1994, que dejaron decenas de víctimas incluyendo muchos niños, son sólo los episodios más conocidos. Se calcula que el número de sacrificados pudiera estar en los miles, aunque sólo podrá estimarse con mayor certeza si algún día se recuperan los archivos secretos del estado cubano. Por lo general los únicos testigos que han quedado son los propios victimarios.
El caso de Iskander Maleras Pedraza, de 26 años, y Luis Angel Valverde Linfernal ofrece un grado excepcional de comprobación. Ambos fueron ametrallados por guardafronteras cubanos al intentar llegar por mar a la base naval estadounidense en Guantánamo el 19 de enero del 1994. Del grupo de cuatro amigos, uno logró llegar a la base, por lo que no pudo ocultarse el asesinato. Otro fue apresado, enjuiciado y enviado a prisión domiciliaria. Por ser Maleras de Guantánamo y sus padres conocidos y respetados profesionales, el régimen manipuló el revuelo popular con una campaña publicitaria destinada a sembrar miedo entre posibles imitadores. Se exhibieron fotos de los cadáveres y se condecoró públicamente a los guardias responsables por cumplir órdenes. Los mismos documentos jurídicos del gobierno cubano y las emisiones de su prensa oficial constatan el asesinato y su causa.
Otro caso, el de Miguel Guerra Mora, Daniel Cosme Ramos y Federico Martí Jiménez, se reporta oficialmente como desaparición, pero todo indica que los tres fueron asesinados en una salida marítima. Guerra Mora, de treinta y seis años y padre de dos hijos, era técnico en dragado. El 19 de mayo del 1991, durante una obra en el puerto de Palo Alto, Ciego de Avila, él y sus dos compañeros tomaron el mando de una embarcación. Nunca más se supo de ellos. Su familia los buscó desesperadamente, incluso con gestiones ante países donde hubieran podido llegar. Al cabo de cinco años, un guardafronteras se compadeció y les hizo saber confidencialmente que los tres habían sido ametrallados intentando escapar.
El Archivo Cuba tiene en su registro de muchos más casos --tanto de asesinato como de fusilamiento-- por intentos de salida, cada uno tan o más aterrador que el anterior. Tal aberración emana del hecho con pocos precedentes mundiales de que las mismas leyes de Cuba penalicen con cárcel a sus ciudadanos por tratar de abandonar su país sin permiso del gobierno. Hoy en día varios presos políticos cubanos cumplen sentencias de hasta 25 años por dichos "delitos''.
Al sucesor designado de Fidel Castro, su hermano Rául, se le atribuye ordenar en persona al menos 550 fusilamientos en la provincia de Oriente al triunfar la revolución. Muchos se llevaron a cabo sin siquiera la pretensión de un juicio. Además, como Ministro de Defensa, Raúl estuvo directamente al mando de Tropas Guardafronteras dedicadas durante décadas a matar civiles tratando de huir y ordenó ataques de armas químicas que dejaron miles de muertos en Angola en los años ochenta.
El costo del largo y negro capítulo de la historia cubana escrito por los hermanos Castro ha sido enorme. En la tétrica cuenta de muertes extrajudiciales hay decenas de menores de edad y mujeres. Y la matanza alcanza más que a cubanos. A la fecha, se han constatado 68 extranjeros asesinados, fusilados o desaparecidos por el gobierno castrista. En total, el conteo parcial arroja que, en vida de Fidel Castro, él y su hermanísimo han provocado más de 100,000 muertes si se toman en cuenta las bajas cubanas que se estiman en los conflictos armados. Si se sumaran las víctimas extranjeras de las guerras internacionalistas en Africa y la subversión internacional financiada y organizada por Cuba a nivel mundial, el saldo podría llegar a varios cientos de miles.
Pero las cifras nunca harán honor al enorme sufrimiento humano que esta tragedia ha provocado. Sus efectos reverberan entre miles de personas impactadas directa e indirectamente. Cada caso es una historia de pérdida y dolor casi inimaginables. Cada vida truncada es la de una hija, un padre, una hermana, un esposo, un nieto, una prima, un amigo. ¿Cómo calcular el robo prematuro de cada vida y de cada futuro deshecho? ¿Cómo comprender el grado de desesperanza, dolor y trauma que ha dejado el martirio de personas indefensas? Es imposible de medir. Pero, a fin de cuentas, es esto, junto a todo el resto del sufrimiento y las miserias que causó, lo que constituirá el legado más tenaz de Fidel Castro.
Con el tiempo se irán conociendo mejor los nombres, rostros e historias de las víctimas. Ojalá que esto propicie una exigencia cada vez mayor de poner fin a la opresión en Cuba. Y cuando Cuba sea libre y se contemple la magnitud de esta tragedia, se pondrá de manifiesto lo imperioso de renunciar a la violencia para forjar el destino de la nación cubana.
Eso daría sentido al sacrificio de tantos y dejaría un valioso regalo a las generaciones presentes y futuras que merecen vivir en paz.
MARIA C. WERLAU
Especial para El Nuevo Herald
Fidel Castro ha logrado un trato favorable a nivel mundial que contrasta ampliamente con el que reciben la mayoría de los tiranos. Esto es más apreciable si se tiene en cuenta que ha sido el gestor del episodio más sangriento de la historia republicana en América Latina y que su régimen de terror ya dura cinco décadas.
En efecto, Fidel Castro ha sido el gurú de una de las campañas propagandísticas más exitosas de la historia. El elemento clave detrás de la gran manipulación ha sido el haber podido ocultar sus peores crímenes y el haber propiciado muy exitosamente un profundo desconocimiento del enorme costo en vidas de la dinastía castrista. Eso explica, al menos en parte, por qué hay tal grado de ignorancia sobre la esencia netamente sanguinaria e implacable del régimen y, a la vez, el que se haya justificado el estado policíaco cubano en función de los supuestos principios de igualdad y justicia social que muchos le asocian. Pero la emergente evidencia hará imposible sostener esta falsa legitimidad por mucho más tiempo. Cuando finalmente se imponga la verdad, quedará nítidamente al descubierto la singular habilidad del castrismo para engañar tanto, a tantos, y por tanto tiempo.
Desde fines de los años noventa, el Archivo Cuba ha venido rebatiendo la enorme y millonaria maquinaria de propaganda castrista para poner al descubierto los ríos de sangre que ha dejado a su lastre. Ha ido creando un abarcador registro de muertes basado en la consolidación de esfuerzos anteriores o colaterales así como en una labor de documentación de casos nuevos o no recogidos antes. Esta nómina de muertes dificultará el que se continúe pasando por alto los peores crímenes del castrismo así como la magnitud y el carácter actual de la tragedia.
Hasta la fecha el Archivo Cuba, www.CubaArchive.org, ha documentado más de 8,200 víctimas del castrismo a partir del 1ro. de enero del 1959. Hasta el año 2003 tomó casi exclusivamente de la investigación realizada por uno de sus directores, el doctor Armando Lago (1939-2008), para su libro aún inédito --estudio que realizó mayormente con bibliografía ya existente. En años recientes, el esfuerzo se ha volcado en la obtención de testimonios directos y fuentes de información nuevas. La colaboración con el Memorial Cubano (www.memorialcubano.org) ha sido decisiva para acceder a la comunidad cubana con el fin de mejorar la documentación sobre las víctimas.
Hasta el 15 de diciembre del 2008, se han documentado 5,732 fusilamientos, asesinatos y desapariciones. Además se han registrado 515 muertes en prisión por negligencia médica, suicidio y accidente. Estas cifras, que representan una suma parcial y creciente, ya constituyen más de dos veces el total oficial de todas las desapariciones y muertes (3,197) causadas por el régimen militar chileno de Augusto Pinochet. Sin embargo, mientras Pinochet fue objeto de escarnio mundial, Fidel Castro ha recibido el pláceme de las más influyentes figuras del orbe.
Solamente en el 2008 se han registrado 42 muertes en prisiones de Cuba --dos asesinatos por guardias penales, 23 muertes por falta de cuidado médico, 11 suicidios, dos por accidentes en circunstancias de negligencia, y una sin causa reportada. Entre el 1ro. de enero de 1959 y el 15 de diciembre del 2008 la relación parcial de muertes ocasionadas por el castrismo alcanza las 8,237 si se incluyen las muertes en combate en acciones contra el gobierno comunista.
Aparte de esa demoledora cifra, se estima que los muertos en intentos de salida por mar pudieran superar los 77,000. Este cálculo econométrico fue derivado por el doctor Lago, economista graduado de la Universidad de Harvard, con datos del Servicio Guardacostas de Estados Unidos y estudios realizados en las universidades de Miami y La Habana, respectivamente. Pero la cifra exacta de "balseros'' es imposible de constatar. Archivo Cuba sólo tiene documentadas 1,104 muertes o desapariciones en intentos de salida debido a que no ha existido un esfuerzo sistemático en el exilio para registrar estos casos. Francisco Chaviano González intentó desde la isla crear un registro de desaparecidos, principalmente en el mar. Fue apresado en 1994 y cumplió en prisión 13 años de una sentencia de 15 por revelar "secretos de Estado''. Lo liberaron en agosto del 2007 con su salud quebrantada.
Uno de los más pavorosos aspectos de esta tragedia es el asesinato por parte de autoridades cubanas de civiles intentando escapar de la isla. Un esfuerzo incipiente ya arroja unos 200 de tales asesinatos. Esta prematura cifra compara con las 227 víctimas en intentos de cruzar el muro de Berlín durante el comunismo en Alemania Oriental.
El mundo la desconoce, pero pone de manifiesto una pavorosa realidad nunca antes vista en este hemisferio --una política de estado de liquidar a ciudadanos indefensos por querer abandonar su país. Los guardafronteras cubanos han hundido embarcaciones, embistiéndolas o tirándoles enormes bolsas de arena desde avionetas o helicópteros, y han ametrallado civiles, sin importar su edad o condición. Se han recibido informes de unidades militares específicamente dedicadas a esa macabra tarea. Las masacres del Canímar en el 1980 y la del remolcador "13 de marzo'' del 1994, que dejaron decenas de víctimas incluyendo muchos niños, son sólo los episodios más conocidos. Se calcula que el número de sacrificados pudiera estar en los miles, aunque sólo podrá estimarse con mayor certeza si algún día se recuperan los archivos secretos del estado cubano. Por lo general los únicos testigos que han quedado son los propios victimarios.
El caso de Iskander Maleras Pedraza, de 26 años, y Luis Angel Valverde Linfernal ofrece un grado excepcional de comprobación. Ambos fueron ametrallados por guardafronteras cubanos al intentar llegar por mar a la base naval estadounidense en Guantánamo el 19 de enero del 1994. Del grupo de cuatro amigos, uno logró llegar a la base, por lo que no pudo ocultarse el asesinato. Otro fue apresado, enjuiciado y enviado a prisión domiciliaria. Por ser Maleras de Guantánamo y sus padres conocidos y respetados profesionales, el régimen manipuló el revuelo popular con una campaña publicitaria destinada a sembrar miedo entre posibles imitadores. Se exhibieron fotos de los cadáveres y se condecoró públicamente a los guardias responsables por cumplir órdenes. Los mismos documentos jurídicos del gobierno cubano y las emisiones de su prensa oficial constatan el asesinato y su causa.
Otro caso, el de Miguel Guerra Mora, Daniel Cosme Ramos y Federico Martí Jiménez, se reporta oficialmente como desaparición, pero todo indica que los tres fueron asesinados en una salida marítima. Guerra Mora, de treinta y seis años y padre de dos hijos, era técnico en dragado. El 19 de mayo del 1991, durante una obra en el puerto de Palo Alto, Ciego de Avila, él y sus dos compañeros tomaron el mando de una embarcación. Nunca más se supo de ellos. Su familia los buscó desesperadamente, incluso con gestiones ante países donde hubieran podido llegar. Al cabo de cinco años, un guardafronteras se compadeció y les hizo saber confidencialmente que los tres habían sido ametrallados intentando escapar.
El Archivo Cuba tiene en su registro de muchos más casos --tanto de asesinato como de fusilamiento-- por intentos de salida, cada uno tan o más aterrador que el anterior. Tal aberración emana del hecho con pocos precedentes mundiales de que las mismas leyes de Cuba penalicen con cárcel a sus ciudadanos por tratar de abandonar su país sin permiso del gobierno. Hoy en día varios presos políticos cubanos cumplen sentencias de hasta 25 años por dichos "delitos''.
Al sucesor designado de Fidel Castro, su hermano Rául, se le atribuye ordenar en persona al menos 550 fusilamientos en la provincia de Oriente al triunfar la revolución. Muchos se llevaron a cabo sin siquiera la pretensión de un juicio. Además, como Ministro de Defensa, Raúl estuvo directamente al mando de Tropas Guardafronteras dedicadas durante décadas a matar civiles tratando de huir y ordenó ataques de armas químicas que dejaron miles de muertos en Angola en los años ochenta.
El costo del largo y negro capítulo de la historia cubana escrito por los hermanos Castro ha sido enorme. En la tétrica cuenta de muertes extrajudiciales hay decenas de menores de edad y mujeres. Y la matanza alcanza más que a cubanos. A la fecha, se han constatado 68 extranjeros asesinados, fusilados o desaparecidos por el gobierno castrista. En total, el conteo parcial arroja que, en vida de Fidel Castro, él y su hermanísimo han provocado más de 100,000 muertes si se toman en cuenta las bajas cubanas que se estiman en los conflictos armados. Si se sumaran las víctimas extranjeras de las guerras internacionalistas en Africa y la subversión internacional financiada y organizada por Cuba a nivel mundial, el saldo podría llegar a varios cientos de miles.
Pero las cifras nunca harán honor al enorme sufrimiento humano que esta tragedia ha provocado. Sus efectos reverberan entre miles de personas impactadas directa e indirectamente. Cada caso es una historia de pérdida y dolor casi inimaginables. Cada vida truncada es la de una hija, un padre, una hermana, un esposo, un nieto, una prima, un amigo. ¿Cómo calcular el robo prematuro de cada vida y de cada futuro deshecho? ¿Cómo comprender el grado de desesperanza, dolor y trauma que ha dejado el martirio de personas indefensas? Es imposible de medir. Pero, a fin de cuentas, es esto, junto a todo el resto del sufrimiento y las miserias que causó, lo que constituirá el legado más tenaz de Fidel Castro.
Con el tiempo se irán conociendo mejor los nombres, rostros e historias de las víctimas. Ojalá que esto propicie una exigencia cada vez mayor de poner fin a la opresión en Cuba. Y cuando Cuba sea libre y se contemple la magnitud de esta tragedia, se pondrá de manifiesto lo imperioso de renunciar a la violencia para forjar el destino de la nación cubana.
Eso daría sentido al sacrificio de tantos y dejaría un valioso regalo a las generaciones presentes y futuras que merecen vivir en paz.
El Compañero- Admin/Fundador de Cuba Debate
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FIDEL CASTRO EL GRAN OBSTACULO EN LAS RELACIONES CUBA - ESTADOS UNIDOS
A Nixon si no lo pudo engañar: Unas pocas horas con Castro fueron suficientes para que Nixon le dijera a Eisenhower: el personaje es comunista.
Saludos cordiales,
El Compañero.
Fotografía de 1959 del líder cubano Fidel Castro junto al entonces vicepresidente de Estados Unidos, Richard Nixon, en Washington.
AP
Fidel Castro: el gran obstáculo entre Cuba y Estados Unidos
RAFAEL ROJAS
Especial para el Nuevo Herald
Además de una concepción irrentable del Estado, como entidad de gasto público caprichoso y desequilibrado, y un estilo personal de gobernar, basado en la intervención compulsiva en todos los asuntos públicos, Fidel Castro lega a sucesores y herederos un modo peculiar de manejar las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. En esa esfera se han concentrado las mayores energías intelectuales y políticas del caudillo cubano en el último medio siglo. Y es ahí, en el conflicto con Washington, donde el socialismo insular encuentra sus mayores beneficios simbólicos, pero, también, sus más formidables obstáculos.
Cuando la Revolución triunfó, en 1959, las relaciones entre Cuba y Estados Unidos pasaban por un reacomodo de sus ventajas comparativas. La Enmienda Platt se había derogado veinte años atrás y las propiedades, el comercio y las inversiones se movían hacia zonas industriales no azucareras y de la economía de servicios. La administración Eisenhower, como puede leerse en los despachos consulares de sus embajadores en la Habana, Arthur Gardner y Earl E. T. Smith, no era inconsciente del autoritarismo del régimen de Batista y alentaba un avance hacia la normalización constitucional que permitiera una sucesión presidencial en 1958.
El respaldo de Washington a Batista, entre 1952 y 1957, más allá del realismo político, estuvo fuertemente vinculado a la alianza regional contra el comunismo. De ahí que, más allá del embargo de armas decretado el 13 de marzo de 1958, que virtualmente representó un reconocimiento de la beligerancia antibatistiana por parte de Eisenhower, Fidel esperara un claro posicionamiento de Washington a su favor en los primeros meses de 1959. En un viaje a Estados Unidos, en abril de 1959, en el que no fue recibido por el presidente sino por Nixon, Castro comprobó que el apoyo de la opinión pública norteamericana no reflejaba, necesariamente, el respaldo de todas las corrientes políticas que se movían en torno a la Casa Blanca.
Desde los años de la Sierra Maestra, los rebeldes cubanos aspiraron a que Washington reconociera incondicionalmente su legitimidad. No de otra manera se explica que en el verano de 1958, luego del embargo de armas, Raúl raptara a una docena de norteamericanos y canadienses, civiles todos, que trabajaban en las minas e ingenios de Moa y Nicaro, a cambio de que Estados Unidos impidiera el abastecimiento de combustible de la aviación de Batista y prohibiera la utilización de equipo militar norteamericano. Lo que buscaba Castro era que Estados Unidos rompiera relaciones con Batista y que lo reconociera a él como único líder legítimo de la isla. Las reservas contra el líder cubano se desataron en la CIA, desde 1959, aunque en el Departamento de Estado predominó, durante todo ese año, una corriente moderada que propendía a las buenas relaciones con un gobierno nacionalista, pero democrático.
La tesis de que Washington se propuso un "cambio de régimen'' desde 1959, que en los últimos años ha cobrado fuerza en la historiografía nacionalista, es difícilmente sostenible desde el punto de vista de la historia diplomática. El régimen político cubano, en 1959, no era otro que el de la Constitución del 40, ratificada por el presidente Urrutia y el primer ministro Miró Cardona en la Ley Fundamental del 7 de febrero de ese año. ¿Por qué habrían de oponerse los Estados Unidos a ese régimen si entre 1940 y 1952, cuando estuvo en vigor de manera continua, no se opusieron al mismo? La oposición de Estados Unidos a la Revolución inició cuando, desde fines de 1959, comenzaron a manifestarse claras señales de un giro al comunismo.
En vez de corresponder a la tendencia moderada del Departamento de Estado, Castro decidió soltar las riendas de su antiamericanismo, rechazando el pacto de la Guerra Fría, prioritario para Washington, y buscando una alineación con su rival, la Unión Soviética. Esta decisión, la más importante de cuantas tomó en su larga carrera política, tuvo, naturalmente, motivaciones ideológicas y sentimentales, pero, ante todo, una clara raíz geopolítica: enfrentar a Estados Unidos desde una posición de fuerza. Como se demostró durante Bahía de Cochinos en 1961, la Crisis de los Misiles en 1962 y las tres primeras décadas de su régimen, la inscripción de la isla en la órbita soviética fue un acto de astucia, destinado a perpetuar el poder doméstico y, a la vez, no tener que negociar la vecindad con Estados Unidos sobre la base de la menor concesión.
La forma que adoptó el conflicto cubanoamericano desde el pacto Kennedy--Kruschev era, por demás, sumamente favorable a Fidel Castro. Estados Unidos, con su embargo comercial y su diplomacia anticomunista, trataba a la Cuba revolucionaria como un enemigo, pero no la invadía. La Habana, por su parte, organizaba toda su política exterior en función de la confrontación con Washington, en América Latina, Asia y Africa, sobre todo, pero se aseguraba la protección invaluable de la Unión Soviética. La reducción de la enemistad al ámbito simbólico, que es donde Fidel Castro desplegó toda su maestría, fue altamente ventajosa para la Habana, que globalmente aparecía como la víctima de su poderoso e intransigente vecino.
Cuando en 1989 cayó el Muro de Berlín y en 1992 se desintegró la Unión Soviética, Fidel Castro había perfeccionado extraordinariamente aquella astucia. La Cuba socialista perdió la protección militar de Moscú, pero ya para entonces había ganado una legitimidad considerable en el Tercer Mundo, Europa, y aún, dentro de Estados Unidos, que limitaba la capacidad de acción de Washington en el terreno internacional. En el contexto posterior a la Guerra Fría, el conflicto entre Cuba y su gran vecino adoptó una nueva modalidad, determinada por el incremento de la importancia electoral de Miami y la influencia de la comunidad cubanoamericana en el trazado de la política de Washington hacia la isla.
Durante los dos períodos presidenciales de Bill Clinton (1992-2000), La Habana supo aprovechar en beneficio propio las tensiones entre Miami y Washington, como se comprobó durante los meses previos a la firma de la Ley Helms-Burton, en 1996, y, sobre todo, durante el caso del niño balsero Elián González, en los dos últimos años de aquella administración. Durante las dos administraciones de George W. Bush, el gobierno de Fidel Castro se concentró en presentar, hacia adentro y hacia afuera, la alianza entre Miami y Washington como un engranaje destinado a la invasión de la isla y la destrucción de su sistema político, bajo un formato similar al seguido contra el régimen de Sadam Hussein en Irak.
Este eficaz aprovechamiento simbólico del expediente de la "invasión'', por parte del gobierno de Fidel Castro, explica que en un momento tan desfavorable para su imagen internacional, como el que se inicia con el encarcelamiento de 75 opositores pacíficos, en la primavera del 2003, regiones tradicionalmente contrarias a la política de Estados Unidos, como América Latina y Europa, luego de una crítica reacción inicial, mantuvieran su posición de "diálogo'' con La Habana. El desencuentro entre Estados Unidos, Europa y América Latina, en torno a la política hacia Cuba, es, en buena medida, un éxito de la astucia internacional de Fidel Castro.
La astucia ha resultado ser una herramienta poderosa para manejar la confrontación simbólica con Washington, pero su eficacia es limitada, ya que funciona en ausencia de negociación. La muerte de Fidel Castro marcará el fin de la era de la astucia porque la aspiración a un reconocimiento incondicional de la legitimidad del socialismo está ligada a la figura del máximo líder. Raúl Castro y los demás herederos y sucesores del régimen cubano saben que para normalizar relaciones con Estados Unidos es necesario negociar y que toda negociación implica el intercambio mutuo de ventajas comparativas. Cuando dicha negociación comience, podremos decir que la democracia cubana se acerca.
Mientras Fidel Castro controló personalmente las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, cada vez que se construyeron breves y frágiles escenarios de distensión --1962, 1976, 1980, 1995-- el líder cubano los dinamitó con astucia. Sin Fidel Castro en los controles de ese vínculo tan decisivo para el futuro de Cuba, al gobierno de la isla le será difícil impedir que Estados Unidos haga "el papel de bueno'' --como dijo el ex gobernante al rechazar la ayuda norteamericana para los damnificados de dos huracanes recientes-- y ofrezca una transacción diplomática a La Habana.
El resultado final de esa negociación del diferendo histórico entre ambos países será la liberalización de la economía y la democratización de la política cubanas.
Saludos cordiales,
El Compañero.
Fotografía de 1959 del líder cubano Fidel Castro junto al entonces vicepresidente de Estados Unidos, Richard Nixon, en Washington.
AP
Fidel Castro: el gran obstáculo entre Cuba y Estados Unidos
RAFAEL ROJAS
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Además de una concepción irrentable del Estado, como entidad de gasto público caprichoso y desequilibrado, y un estilo personal de gobernar, basado en la intervención compulsiva en todos los asuntos públicos, Fidel Castro lega a sucesores y herederos un modo peculiar de manejar las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. En esa esfera se han concentrado las mayores energías intelectuales y políticas del caudillo cubano en el último medio siglo. Y es ahí, en el conflicto con Washington, donde el socialismo insular encuentra sus mayores beneficios simbólicos, pero, también, sus más formidables obstáculos.
Cuando la Revolución triunfó, en 1959, las relaciones entre Cuba y Estados Unidos pasaban por un reacomodo de sus ventajas comparativas. La Enmienda Platt se había derogado veinte años atrás y las propiedades, el comercio y las inversiones se movían hacia zonas industriales no azucareras y de la economía de servicios. La administración Eisenhower, como puede leerse en los despachos consulares de sus embajadores en la Habana, Arthur Gardner y Earl E. T. Smith, no era inconsciente del autoritarismo del régimen de Batista y alentaba un avance hacia la normalización constitucional que permitiera una sucesión presidencial en 1958.
El respaldo de Washington a Batista, entre 1952 y 1957, más allá del realismo político, estuvo fuertemente vinculado a la alianza regional contra el comunismo. De ahí que, más allá del embargo de armas decretado el 13 de marzo de 1958, que virtualmente representó un reconocimiento de la beligerancia antibatistiana por parte de Eisenhower, Fidel esperara un claro posicionamiento de Washington a su favor en los primeros meses de 1959. En un viaje a Estados Unidos, en abril de 1959, en el que no fue recibido por el presidente sino por Nixon, Castro comprobó que el apoyo de la opinión pública norteamericana no reflejaba, necesariamente, el respaldo de todas las corrientes políticas que se movían en torno a la Casa Blanca.
Desde los años de la Sierra Maestra, los rebeldes cubanos aspiraron a que Washington reconociera incondicionalmente su legitimidad. No de otra manera se explica que en el verano de 1958, luego del embargo de armas, Raúl raptara a una docena de norteamericanos y canadienses, civiles todos, que trabajaban en las minas e ingenios de Moa y Nicaro, a cambio de que Estados Unidos impidiera el abastecimiento de combustible de la aviación de Batista y prohibiera la utilización de equipo militar norteamericano. Lo que buscaba Castro era que Estados Unidos rompiera relaciones con Batista y que lo reconociera a él como único líder legítimo de la isla. Las reservas contra el líder cubano se desataron en la CIA, desde 1959, aunque en el Departamento de Estado predominó, durante todo ese año, una corriente moderada que propendía a las buenas relaciones con un gobierno nacionalista, pero democrático.
La tesis de que Washington se propuso un "cambio de régimen'' desde 1959, que en los últimos años ha cobrado fuerza en la historiografía nacionalista, es difícilmente sostenible desde el punto de vista de la historia diplomática. El régimen político cubano, en 1959, no era otro que el de la Constitución del 40, ratificada por el presidente Urrutia y el primer ministro Miró Cardona en la Ley Fundamental del 7 de febrero de ese año. ¿Por qué habrían de oponerse los Estados Unidos a ese régimen si entre 1940 y 1952, cuando estuvo en vigor de manera continua, no se opusieron al mismo? La oposición de Estados Unidos a la Revolución inició cuando, desde fines de 1959, comenzaron a manifestarse claras señales de un giro al comunismo.
En vez de corresponder a la tendencia moderada del Departamento de Estado, Castro decidió soltar las riendas de su antiamericanismo, rechazando el pacto de la Guerra Fría, prioritario para Washington, y buscando una alineación con su rival, la Unión Soviética. Esta decisión, la más importante de cuantas tomó en su larga carrera política, tuvo, naturalmente, motivaciones ideológicas y sentimentales, pero, ante todo, una clara raíz geopolítica: enfrentar a Estados Unidos desde una posición de fuerza. Como se demostró durante Bahía de Cochinos en 1961, la Crisis de los Misiles en 1962 y las tres primeras décadas de su régimen, la inscripción de la isla en la órbita soviética fue un acto de astucia, destinado a perpetuar el poder doméstico y, a la vez, no tener que negociar la vecindad con Estados Unidos sobre la base de la menor concesión.
La forma que adoptó el conflicto cubanoamericano desde el pacto Kennedy--Kruschev era, por demás, sumamente favorable a Fidel Castro. Estados Unidos, con su embargo comercial y su diplomacia anticomunista, trataba a la Cuba revolucionaria como un enemigo, pero no la invadía. La Habana, por su parte, organizaba toda su política exterior en función de la confrontación con Washington, en América Latina, Asia y Africa, sobre todo, pero se aseguraba la protección invaluable de la Unión Soviética. La reducción de la enemistad al ámbito simbólico, que es donde Fidel Castro desplegó toda su maestría, fue altamente ventajosa para la Habana, que globalmente aparecía como la víctima de su poderoso e intransigente vecino.
Cuando en 1989 cayó el Muro de Berlín y en 1992 se desintegró la Unión Soviética, Fidel Castro había perfeccionado extraordinariamente aquella astucia. La Cuba socialista perdió la protección militar de Moscú, pero ya para entonces había ganado una legitimidad considerable en el Tercer Mundo, Europa, y aún, dentro de Estados Unidos, que limitaba la capacidad de acción de Washington en el terreno internacional. En el contexto posterior a la Guerra Fría, el conflicto entre Cuba y su gran vecino adoptó una nueva modalidad, determinada por el incremento de la importancia electoral de Miami y la influencia de la comunidad cubanoamericana en el trazado de la política de Washington hacia la isla.
Durante los dos períodos presidenciales de Bill Clinton (1992-2000), La Habana supo aprovechar en beneficio propio las tensiones entre Miami y Washington, como se comprobó durante los meses previos a la firma de la Ley Helms-Burton, en 1996, y, sobre todo, durante el caso del niño balsero Elián González, en los dos últimos años de aquella administración. Durante las dos administraciones de George W. Bush, el gobierno de Fidel Castro se concentró en presentar, hacia adentro y hacia afuera, la alianza entre Miami y Washington como un engranaje destinado a la invasión de la isla y la destrucción de su sistema político, bajo un formato similar al seguido contra el régimen de Sadam Hussein en Irak.
Este eficaz aprovechamiento simbólico del expediente de la "invasión'', por parte del gobierno de Fidel Castro, explica que en un momento tan desfavorable para su imagen internacional, como el que se inicia con el encarcelamiento de 75 opositores pacíficos, en la primavera del 2003, regiones tradicionalmente contrarias a la política de Estados Unidos, como América Latina y Europa, luego de una crítica reacción inicial, mantuvieran su posición de "diálogo'' con La Habana. El desencuentro entre Estados Unidos, Europa y América Latina, en torno a la política hacia Cuba, es, en buena medida, un éxito de la astucia internacional de Fidel Castro.
La astucia ha resultado ser una herramienta poderosa para manejar la confrontación simbólica con Washington, pero su eficacia es limitada, ya que funciona en ausencia de negociación. La muerte de Fidel Castro marcará el fin de la era de la astucia porque la aspiración a un reconocimiento incondicional de la legitimidad del socialismo está ligada a la figura del máximo líder. Raúl Castro y los demás herederos y sucesores del régimen cubano saben que para normalizar relaciones con Estados Unidos es necesario negociar y que toda negociación implica el intercambio mutuo de ventajas comparativas. Cuando dicha negociación comience, podremos decir que la democracia cubana se acerca.
Mientras Fidel Castro controló personalmente las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, cada vez que se construyeron breves y frágiles escenarios de distensión --1962, 1976, 1980, 1995-- el líder cubano los dinamitó con astucia. Sin Fidel Castro en los controles de ese vínculo tan decisivo para el futuro de Cuba, al gobierno de la isla le será difícil impedir que Estados Unidos haga "el papel de bueno'' --como dijo el ex gobernante al rechazar la ayuda norteamericana para los damnificados de dos huracanes recientes-- y ofrezca una transacción diplomática a La Habana.
El resultado final de esa negociación del diferendo histórico entre ambos países será la liberalización de la economía y la democratización de la política cubanas.
El Compañero- Admin/Fundador de Cuba Debate
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EXPORTANDO VIOLENCIA, EXPORTANDO REVOLUCION
Una de las frases predilectas del regimen cubano es el "respeto a la soberania nacional" que nadie se meta en sus asuntos internos. Sin embargo el regimen que un dia fue del famoso movimiento de los "no alineados" no dudo en apoyar la invasion imperialista sovietica a Checoslovaquia en 1968 echando por tierra su propio discurso nacionalista y de David vs Goliath.
Mas alla de eso, el gobierno de Castro tiene un record de mas de 50 años metiendo en los asuntos internos de medio mundo, entrenando, financiando y apoyando movimientos terroristas, armados violentos en America Central, America del Sur, Africa, el Medio Oriente y otras latitudes desde 1959.
Para un regimen que grita que su oposicion democratica es "financiada" por los Estados Unidos, ellos igual han financiado desde Cuba al FMLN, al FSLN, a movimientos en Angola, Etiopia, Peru, Chile, Venezuela, Brasil, Colombia, Estados Unidos, Canada y medio mundo.
Una gran hipocresia es lo que ha caracterizado el discurso oficial del regimen cubano en medio siglo.
Saludos cordiales,
La frenética subversión internacional de Fidel Castro
JUAN F. BENEMELIS
Especial para El Nuevo Herald
El Che Guevara en 1965 en el Congo, donde ayudó a organizar un movimiento guerrillero.
Fidel Castro entró a formar parte del bloque soviético cuando la URSS se consolidó como superpotencia militar e irrumpió fuera de la masa continental euroasiática, en los momentos también del cisma chinosoviético y de la descolonización afroasiática. En Africa, Medio Oriente y América Latina, su familiar silueta, tocada con un puro en la boca, se vio mitificada por su antiyanquismo, que lo convirtió en el paladín de la escena no alineada. El elemento definitorio de su política exterior fue conformar alianzas con Estados que compartiesen su enemistad hacia Estados Unidos y la democracia, proyección que, en plena Guerra Fría, implicó integrarse a los intereses estratégicos de la URSS.
Su política exterior, la más desconcertante y provocadora de los tiempos modernos, como si fuese una potencia militar, se proyectó en islas, estrechos y territorios claves de dos continentes: Africa y América Latina, utilizando una red de organizaciones pantallas que le permitió unificar recursos y ganancias políticas dentro del antiguo bloque soviético y entre los movimientos de izquierda.
Con rapidez, fundó un entramado de espionajes (la DGI, el Departamento América, la DIM) considerado en su momento el tercero del planeta, después de la KGB y de la CIA, no sólo por su dimensión sino por su capacidad para golpear diversos objetivos en lugares dispares, y para descubrir, identificar y explotar conflictos locales genuinos o evitables. Estos dominaron las acciones encubiertas, la falsificación de documentos, la inteligencia humana y tecnológica, la penetración de gobiernos (Ana Belén Montes, la Red Avispa en Estados Unidos), ejércitos e instituciones civiles, la adquisición de secretos, la implantación de centros ilegales, la desinformación y guerra psicológica, la promoción de la narcoguerrilla, la transferencia tecnológica occidental al bloque soviético, el lavado de dinero, el comercio ilegal. Ni la Mossad israelí, la Stassi germanoriental, la Securité francesa o el M-6 inglés lograron montar la vastedad de maquinaciones de espionaje y subversión como él: en América Latina y Africa, en el mundo árabe y el asiático, del Sahara español a Vanuatu, en el Pacífico.
Castro transformó a Cuba en un estado mayor de lucha armada, terrorista, y de inteligencia contra Estados Unidos, arrastrando consigo a toda una generación latinoamericana y afroárabe, y en ocasiones a una cautelosa Unión Soviética. Poco se conoce, fuera de los círculos militares y de inteligencia, de la complejidad y la magnitud de esta subversión, cuando un verdadero racimo humano, alrededor de 25,000 individuos de diversos continentes y filiaciones ideológicas (entre ellos 10,000 latinoamericanos), fueron entrenados como guerrilleros y terroristas en más de una docena de campos de entrenamientos dentro y fuera de la Isla.
Nunca en la historia contemporánea un país tan pequeño y escaso de recursos ha ejercido la influencia internacional de la Cuba castrista. Ni la China de Mao o el tercermundismo de Nehru, ni el neomarxismo europeo o el panarabismo de Nasser, ni la autogestión de Tito o el sandinismo de los Ortega, se granjearon la mitológica proyección de Fidel y el Che, que invadió los mapamundis y llevó al mundo al borde del holocausto nuclear. Esta impronta de violencia no fue igualada por Estado o estadista de su época, fuese Muamar Khadafi, el ayatolá Jomeini, Saddam Hussein, Yasser Arafat o Hafez el Assad; ninguno acumuló la experiencia, la ramificación operacional, la infraestructura y las alianzas del castrismo para desatar la revolución en cualquier parte del mundo; ninguno perfeccionó como él la organización de focos guerrilleros, la piratería aérea, golpes de Estado, envío de mercenarios a escenarios bélicos de América Latina y Africa, y otras formas de operaciones de baja intensidad.
Entre las organizaciones terroristas que se beneficiaron figuraron los separatistas vascos de España, y los nacionalistas de Irlanda del Norte, los tribeños Moro de Filipinas, el ANC de Nelson Mandela, la mafia marsellesa, las FARC de "Tiro Fijo'', las células comunistas de Bélgica, las Brigadas Rojas de Giangacomo Feltrinelli, los Macheteros de Puerto Rico, la Hizb-Allah, las Panteras Negras de Rap Brown, las transmisiones de Radio Free Dixie, dirigido por el afroamericano Robert Williams y santuario a, por lo menos, 84 fugitivos de la justicia norteamericana.
Es interminable el número de Estados latinoamericanos y africanos que fueron objetivos de Castro. Estados Unidos, Canadá, España, Inglaterra, Francia, Chipre, Turquía, Omán, tampoco escaparon al frenético trajín de su espionaje. Los actos de sabotaje en Beirut y en Kuwait, el terrorismo en aeropuertos europeos y en aviones en pleno vuelo de la El-Al, los atentados del Septiembre Negro palestino contaron con la asesoría de inteligencia de la DGI. Incluso, renombrados terroristas, como Abu Iyad, Abu Abbas, Carlos el Chacal, Mohamed Budiá, recibieron ayuda de Cuba.
Castro se involucró con casi todas las agrupaciones políticas africanas llamadas de liberación, armando a los radicales dedicados al derrocamiento de gobiernos autoritarios o elegidos, inmiscuyéndose en las luchas anticoloniales, entrometiéndose en guerra civiles en Sudán, Yemen del Sur, Congo Brazzaville, propulsando guerrillas rurales y urbanas latinoamericanas desde 1960.
Uno de los primeros escenarios fue el apoyo a los guerrilleros argelinos por su independencia, y el envío en 1963 de combatientes en el conflicto argelomarroquí. Asimismo, en 1964 estableció allí una base con 250 asesores, para entrenar latinoamericanos y africanos. En 1966, Castro organizó la Conferencia Tricontinental de movimientos armados y partidos de izquierda, para coordinar desde La Habana un frente común contra Estados Unidos. Allí se forjó la alianza con la OLP de Yasser Arafat y se asumió el antisemitismo que culminó con el envío de una brigada de artilleros a las Alturas de Golán, en 1973, durante la Guerra del Yom Kippur.
A simismo, en el Medio Oriente, su impronta en el Mar Rojo (Somalia, Etiopía y Yemen del Sur) complicó la carrera bipolar por el Océano Indico. Su aviación, además, descargó golpes letales en las fronteras con Omán y en Yemen del Norte.
Con los petrodólares de Muamar el Kadafi, Castro armó a Nicaragua y desestabilizó El Salvador, a cambio de buscarle armas de destrucción masiva al gobernante libio. Su relación con Saddam Hussein proviene de los primeros momentos del iraquí en el poder, cuando le brindó asesoramiento de inteligencia y brigadas cubanas construyeron las carreteras militares hacia la frontera con Irán, así como muchos de sus bunkers. En 1976 el Shah de Irán expulsó a la embajada cubana por conspirar con los comunistas iraníes prosoviéticos, (el IPP) para derrocar la monarquía. Luego Castro se acercó al ayatolá Jomeini, cooperando en el campo de la biotecnología, y en ocasión de su visita en mayo del 2001, aseguró que entre ambos pondrían a Estados Unidos de rodillas.
Sus brigadas armadas llevaron al poder al movimiento angoleño del MPLA y al PAIGC de Guinea Bissau y Cabo Verde, en el desierto etíope del Ogaden, en Eritrea, y sus unidades blindadas chocaron con las sudafricanas. Su aviación, en Angola, utilizó los gases VX y Sarin, así como el napalm. Los cubanos sirvieron de instructores militares en los campos de terrorismo de Argelia, Libia, Yemen, Chile, Líbano; fungieron como guardias pretorianas a mandatarios de las junglas tropicales, como Siaka Stevens de Sierra Leona, Sekoú Touré de Guinea, el sanguinario dictador guineano Francisco Macías Nguema, el chileno Salvador Allende, entre otros.
Su régimen presentó además un listado de vinculaciones moralmente dudosas: el espadón argentino Carlos Videla; los golpistas brasileños; el panameño Manuel Noriega; Ramón Mercader, el asesino de León Trotsky; el narcotraficante Pablo Escobar; el prófugo de la justicia Robert Vesco; el asesino de la Rue Marbeuf: Carlos, El Chacal; el tirano ibérico Francisco Franco; los africanos Khadafi, Mengistu Haile Mariam, el cruel y excéntrico ugandés Idi Amín Dada e incluso el emperador caníbal Jean Bedel Bokassa. Asimismo, su vinculación con el narcotráfico, de Sudamérica y de China, se halla documentada en cortes norteamericanas.
En el ámbito del continente americano el castrismo resultó traumático al poner en discusión la vieja prerrogativa intervencionista de la doctrina Monroe americana; aniquilando el reformismo de las "suizas'' del continente (Uruguay, Chile y Costa Rica); polarizando las fuerzas sociales entre los revolucionarios armados y las juntas militares. Castro financió, alentó y entrenó a los grupos terroristas sudamericanos Tupamaros, Montoneros y el Ejército Revolucionario del Pueblo. Asimismo, personal militar cubano asesoró al movimiento terrorista peruano de Sendero Luminoso y a las FARC de Colombia, a las cuales conectó con el fundamentalismo islámico. También apuntaló al régimen marxista de Maurice Bishop en Granada y en 1987 entrenó e introdujo en Guatemala 2,000 guerrilleros.
Con el ascenso de gobiernos izquierdistas en Latinoamérica a fines de los 1990, las políticas y metas de La Habana en el Medio Oriente cobraron nuevo impulso al ser adoptadas por Hugo Chávez en Venezuela y por Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil. El tema dominante cubano con el Medio Oriente fue la formación de alianzas antinorteamericanas que abarcasen todo el globo y la proyección de Chávez como figura internacional, sobre todo en el mundo islámico.
La magnitud y el dinamismo subversivo del castrismo, al convertir a la Gran Antilla en la nación más influyente de Latinoamérica, resultó en extremo suicida para su economía y su pueblo que pagaron un precio exorbitante: la casi extinción de la nación. En palabras del historiador Andrew Conteh "ningún otro país del tamaño de Cuba y pocos con más recursos, pueden igualar la proyección mundial de la política exterior cubana''.
Mas alla de eso, el gobierno de Castro tiene un record de mas de 50 años metiendo en los asuntos internos de medio mundo, entrenando, financiando y apoyando movimientos terroristas, armados violentos en America Central, America del Sur, Africa, el Medio Oriente y otras latitudes desde 1959.
Para un regimen que grita que su oposicion democratica es "financiada" por los Estados Unidos, ellos igual han financiado desde Cuba al FMLN, al FSLN, a movimientos en Angola, Etiopia, Peru, Chile, Venezuela, Brasil, Colombia, Estados Unidos, Canada y medio mundo.
Una gran hipocresia es lo que ha caracterizado el discurso oficial del regimen cubano en medio siglo.
Saludos cordiales,
La frenética subversión internacional de Fidel Castro
JUAN F. BENEMELIS
Especial para El Nuevo Herald
El Che Guevara en 1965 en el Congo, donde ayudó a organizar un movimiento guerrillero.
Fidel Castro entró a formar parte del bloque soviético cuando la URSS se consolidó como superpotencia militar e irrumpió fuera de la masa continental euroasiática, en los momentos también del cisma chinosoviético y de la descolonización afroasiática. En Africa, Medio Oriente y América Latina, su familiar silueta, tocada con un puro en la boca, se vio mitificada por su antiyanquismo, que lo convirtió en el paladín de la escena no alineada. El elemento definitorio de su política exterior fue conformar alianzas con Estados que compartiesen su enemistad hacia Estados Unidos y la democracia, proyección que, en plena Guerra Fría, implicó integrarse a los intereses estratégicos de la URSS.
Su política exterior, la más desconcertante y provocadora de los tiempos modernos, como si fuese una potencia militar, se proyectó en islas, estrechos y territorios claves de dos continentes: Africa y América Latina, utilizando una red de organizaciones pantallas que le permitió unificar recursos y ganancias políticas dentro del antiguo bloque soviético y entre los movimientos de izquierda.
Con rapidez, fundó un entramado de espionajes (la DGI, el Departamento América, la DIM) considerado en su momento el tercero del planeta, después de la KGB y de la CIA, no sólo por su dimensión sino por su capacidad para golpear diversos objetivos en lugares dispares, y para descubrir, identificar y explotar conflictos locales genuinos o evitables. Estos dominaron las acciones encubiertas, la falsificación de documentos, la inteligencia humana y tecnológica, la penetración de gobiernos (Ana Belén Montes, la Red Avispa en Estados Unidos), ejércitos e instituciones civiles, la adquisición de secretos, la implantación de centros ilegales, la desinformación y guerra psicológica, la promoción de la narcoguerrilla, la transferencia tecnológica occidental al bloque soviético, el lavado de dinero, el comercio ilegal. Ni la Mossad israelí, la Stassi germanoriental, la Securité francesa o el M-6 inglés lograron montar la vastedad de maquinaciones de espionaje y subversión como él: en América Latina y Africa, en el mundo árabe y el asiático, del Sahara español a Vanuatu, en el Pacífico.
Castro transformó a Cuba en un estado mayor de lucha armada, terrorista, y de inteligencia contra Estados Unidos, arrastrando consigo a toda una generación latinoamericana y afroárabe, y en ocasiones a una cautelosa Unión Soviética. Poco se conoce, fuera de los círculos militares y de inteligencia, de la complejidad y la magnitud de esta subversión, cuando un verdadero racimo humano, alrededor de 25,000 individuos de diversos continentes y filiaciones ideológicas (entre ellos 10,000 latinoamericanos), fueron entrenados como guerrilleros y terroristas en más de una docena de campos de entrenamientos dentro y fuera de la Isla.
Nunca en la historia contemporánea un país tan pequeño y escaso de recursos ha ejercido la influencia internacional de la Cuba castrista. Ni la China de Mao o el tercermundismo de Nehru, ni el neomarxismo europeo o el panarabismo de Nasser, ni la autogestión de Tito o el sandinismo de los Ortega, se granjearon la mitológica proyección de Fidel y el Che, que invadió los mapamundis y llevó al mundo al borde del holocausto nuclear. Esta impronta de violencia no fue igualada por Estado o estadista de su época, fuese Muamar Khadafi, el ayatolá Jomeini, Saddam Hussein, Yasser Arafat o Hafez el Assad; ninguno acumuló la experiencia, la ramificación operacional, la infraestructura y las alianzas del castrismo para desatar la revolución en cualquier parte del mundo; ninguno perfeccionó como él la organización de focos guerrilleros, la piratería aérea, golpes de Estado, envío de mercenarios a escenarios bélicos de América Latina y Africa, y otras formas de operaciones de baja intensidad.
Entre las organizaciones terroristas que se beneficiaron figuraron los separatistas vascos de España, y los nacionalistas de Irlanda del Norte, los tribeños Moro de Filipinas, el ANC de Nelson Mandela, la mafia marsellesa, las FARC de "Tiro Fijo'', las células comunistas de Bélgica, las Brigadas Rojas de Giangacomo Feltrinelli, los Macheteros de Puerto Rico, la Hizb-Allah, las Panteras Negras de Rap Brown, las transmisiones de Radio Free Dixie, dirigido por el afroamericano Robert Williams y santuario a, por lo menos, 84 fugitivos de la justicia norteamericana.
Es interminable el número de Estados latinoamericanos y africanos que fueron objetivos de Castro. Estados Unidos, Canadá, España, Inglaterra, Francia, Chipre, Turquía, Omán, tampoco escaparon al frenético trajín de su espionaje. Los actos de sabotaje en Beirut y en Kuwait, el terrorismo en aeropuertos europeos y en aviones en pleno vuelo de la El-Al, los atentados del Septiembre Negro palestino contaron con la asesoría de inteligencia de la DGI. Incluso, renombrados terroristas, como Abu Iyad, Abu Abbas, Carlos el Chacal, Mohamed Budiá, recibieron ayuda de Cuba.
Castro se involucró con casi todas las agrupaciones políticas africanas llamadas de liberación, armando a los radicales dedicados al derrocamiento de gobiernos autoritarios o elegidos, inmiscuyéndose en las luchas anticoloniales, entrometiéndose en guerra civiles en Sudán, Yemen del Sur, Congo Brazzaville, propulsando guerrillas rurales y urbanas latinoamericanas desde 1960.
Uno de los primeros escenarios fue el apoyo a los guerrilleros argelinos por su independencia, y el envío en 1963 de combatientes en el conflicto argelomarroquí. Asimismo, en 1964 estableció allí una base con 250 asesores, para entrenar latinoamericanos y africanos. En 1966, Castro organizó la Conferencia Tricontinental de movimientos armados y partidos de izquierda, para coordinar desde La Habana un frente común contra Estados Unidos. Allí se forjó la alianza con la OLP de Yasser Arafat y se asumió el antisemitismo que culminó con el envío de una brigada de artilleros a las Alturas de Golán, en 1973, durante la Guerra del Yom Kippur.
A simismo, en el Medio Oriente, su impronta en el Mar Rojo (Somalia, Etiopía y Yemen del Sur) complicó la carrera bipolar por el Océano Indico. Su aviación, además, descargó golpes letales en las fronteras con Omán y en Yemen del Norte.
Con los petrodólares de Muamar el Kadafi, Castro armó a Nicaragua y desestabilizó El Salvador, a cambio de buscarle armas de destrucción masiva al gobernante libio. Su relación con Saddam Hussein proviene de los primeros momentos del iraquí en el poder, cuando le brindó asesoramiento de inteligencia y brigadas cubanas construyeron las carreteras militares hacia la frontera con Irán, así como muchos de sus bunkers. En 1976 el Shah de Irán expulsó a la embajada cubana por conspirar con los comunistas iraníes prosoviéticos, (el IPP) para derrocar la monarquía. Luego Castro se acercó al ayatolá Jomeini, cooperando en el campo de la biotecnología, y en ocasión de su visita en mayo del 2001, aseguró que entre ambos pondrían a Estados Unidos de rodillas.
Sus brigadas armadas llevaron al poder al movimiento angoleño del MPLA y al PAIGC de Guinea Bissau y Cabo Verde, en el desierto etíope del Ogaden, en Eritrea, y sus unidades blindadas chocaron con las sudafricanas. Su aviación, en Angola, utilizó los gases VX y Sarin, así como el napalm. Los cubanos sirvieron de instructores militares en los campos de terrorismo de Argelia, Libia, Yemen, Chile, Líbano; fungieron como guardias pretorianas a mandatarios de las junglas tropicales, como Siaka Stevens de Sierra Leona, Sekoú Touré de Guinea, el sanguinario dictador guineano Francisco Macías Nguema, el chileno Salvador Allende, entre otros.
Su régimen presentó además un listado de vinculaciones moralmente dudosas: el espadón argentino Carlos Videla; los golpistas brasileños; el panameño Manuel Noriega; Ramón Mercader, el asesino de León Trotsky; el narcotraficante Pablo Escobar; el prófugo de la justicia Robert Vesco; el asesino de la Rue Marbeuf: Carlos, El Chacal; el tirano ibérico Francisco Franco; los africanos Khadafi, Mengistu Haile Mariam, el cruel y excéntrico ugandés Idi Amín Dada e incluso el emperador caníbal Jean Bedel Bokassa. Asimismo, su vinculación con el narcotráfico, de Sudamérica y de China, se halla documentada en cortes norteamericanas.
En el ámbito del continente americano el castrismo resultó traumático al poner en discusión la vieja prerrogativa intervencionista de la doctrina Monroe americana; aniquilando el reformismo de las "suizas'' del continente (Uruguay, Chile y Costa Rica); polarizando las fuerzas sociales entre los revolucionarios armados y las juntas militares. Castro financió, alentó y entrenó a los grupos terroristas sudamericanos Tupamaros, Montoneros y el Ejército Revolucionario del Pueblo. Asimismo, personal militar cubano asesoró al movimiento terrorista peruano de Sendero Luminoso y a las FARC de Colombia, a las cuales conectó con el fundamentalismo islámico. También apuntaló al régimen marxista de Maurice Bishop en Granada y en 1987 entrenó e introdujo en Guatemala 2,000 guerrilleros.
Con el ascenso de gobiernos izquierdistas en Latinoamérica a fines de los 1990, las políticas y metas de La Habana en el Medio Oriente cobraron nuevo impulso al ser adoptadas por Hugo Chávez en Venezuela y por Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil. El tema dominante cubano con el Medio Oriente fue la formación de alianzas antinorteamericanas que abarcasen todo el globo y la proyección de Chávez como figura internacional, sobre todo en el mundo islámico.
La magnitud y el dinamismo subversivo del castrismo, al convertir a la Gran Antilla en la nación más influyente de Latinoamérica, resultó en extremo suicida para su economía y su pueblo que pagaron un precio exorbitante: la casi extinción de la nación. En palabras del historiador Andrew Conteh "ningún otro país del tamaño de Cuba y pocos con más recursos, pueden igualar la proyección mundial de la política exterior cubana''.
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TRACION - OTRO DE LOS GRANDES LEGADOS DE LA REVOLUCION DE CASTRO
El exilio cubano cree que Castro traicionó los principios de la revolución
26 de Diciembre de 2008, 11:06am ET
Emilio J. López
Miami (EEUU), 26 dic (EFE).- El exilio cubano ha vivido los 50 años de la revolución cubana con la vista puesta constantemente en La Habana, a la espera de la hora final del castrismo y la recuperación de la democracia y la libertad en la isla caribeña.
En el cincuenta aniversario de la revolución, las voces del exilio coinciden en que los principios que la inspiraron, acabar con la dictadura de Fulgencio Batista y restaurar las libertades, fueron traicionados por el hombre que personificó esa lucha, Fidel Castro.
El triunfo de la revolución cubana se consumó en enero de 1959, con la entrada en La Habana de la guerrilla, pero fracasó el anhelo de ver cumplidos sus ideales.
Muy pronto, Fidel Castro comenzó la liquidación de opositores y los juicios de depuración de antiguos compañeros de armas que no estaban dispuestos a comulgar con su sistema totalitario, según dicen expertos y exiliados.
"Fidel Castro fue un traidor, engañó al pueblo cubano y a sus compañeros revolucionarios, tomó el camino de la dictadura comunista y colocó al país en la órbita soviética", afirmó a Efe el periodista y escritor cubano en el exilio Carlos Alberto Montaner.
En ese sentido, Montaner, uno de los columnistas más influyentes en América Latina, precisó que el gran anhelo de los cubanos que apoyaban la revolución era, una vez que se terminase con la dictadura de Batista, "retomar el camino de la democracia".
Batista renunció el 1 de enero de 1959 y escapó a República Dominicana con algunos de sus más cercanos colaboradores, pero la libertades jamás se restauraron en la isla, acotó.
El legado de estos 50 años de revolución y castrismo, prosiguió Montaner, salta a la vista: "un país en ruinas y una sociedad descreída que sólo piensa en tratar de sobrevivir o escapar".
Lo peor, según el presidente de la Unión Liberal Cubana, formada por exiliados y cubanos que viven la Isla, es la "desaparición de cualquier vestigio de libertad y la destrucción de la esperanza" en la isla, puso de relieve.
Así, tres generaciones sucesivas de cubanos "han aprendido la peor lección que puede sufrir una sociedad": "la convicción de que, hagas lo que hagas, tu vida no va a mejorar".
A la pregunta de qué une a los exiliados por encima del odio a Fidel Castro, respondió que, más que el odio al líder cubano, "nos une el dolor de lo compartido", porque, aclaró, "no hay una familia cubana sin presos políticos, fusilados o balseros ahogados tratando de escapar".
Jaime Schulicki, director del Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-americanos de la Universidad de Miami (UM), coincidió en que sólo se puede juzgar los 50 años de la revolución cubana desde la perspectiva del "sufrimiento del pueblo y la división de la familia".
Un triste legado, aseguró, que se acompaña de la "destrucción material de una sociedad en proceso de desarrollo en la década de 1950 y de los valores morales".
Schlulicki y Montaner destacaron que durante estos cincuenta años de permanencia del castrismo, su resistencia a desaparecer, se debe al "control absoluto" que ejerce el régimen sobre "los medios, la educación y la familia".
Se trata de un sistema totalitario, una "jaula perfecta", cuyo aparato represivo es temido por el pueblo, añadió Schulicki, quien subrayó que los "cubanos esperan una transición real", no una simple sucesión en el poder de Fidel Castor a su hermano Raúl.
Si la transición no se produce, vaticinó, "Cuba continuará hundiéndose económicamente" y se convertirá en el país "más pobre de la región".
"En Cuba hay una tiranía que ha dividido a la nación, ejecutado a más de 40.000 personas y encarcelado a otras 250.000", expresó Ramón Saúl Sánchez, director de Movimiento Democracia, uno de los principales grupos del exilio en Miami.
"Esa es la revolución cubana, ese es el expediente de la revolución cubana cincuenta años después, con el 20 por ciento de la población obligado a vivir en el exterior", manifestó.
Sánchez explicó que, con el fin del imperio del derecho en Cuba, se inició el trágico éxodo de cubanos (cerca de dos millones hasta la fecha) que ha supuesto, en gran número de casos, la separación traumática de las familias.
Se mostró especialmente pesimista al valorar el momento actual en la isla y diagnosticó que en el país se constata una "paulatina desintegración que se manifiesta en el 'escapismo' y la descomposición anímica del cubano".
Para Francisco "Pepe" Hernández, presidente de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), la gran tragedia es que "los cubanos no sentimos que Cuba nos pertenece, sentimos que le pertenece a quienes están completamente de acuerdo con la revolución".
Cincuenta años de revolución han conseguido convertir al pueblo cubano "en un pueblo sin una conciencia de proyecto nacional que lo defina", resaltó Hernández.
Esa es la realidad que vivimos los cubanos, subrayó, el convencimiento doloroso de que "nuestro futuro está fuera de Cuba, que las posibilidades de construir nuestro futuro están fuera de la isla". EFE
emi/esc/va
26 de Diciembre de 2008, 11:06am ET
Emilio J. López
Miami (EEUU), 26 dic (EFE).- El exilio cubano ha vivido los 50 años de la revolución cubana con la vista puesta constantemente en La Habana, a la espera de la hora final del castrismo y la recuperación de la democracia y la libertad en la isla caribeña.
En el cincuenta aniversario de la revolución, las voces del exilio coinciden en que los principios que la inspiraron, acabar con la dictadura de Fulgencio Batista y restaurar las libertades, fueron traicionados por el hombre que personificó esa lucha, Fidel Castro.
El triunfo de la revolución cubana se consumó en enero de 1959, con la entrada en La Habana de la guerrilla, pero fracasó el anhelo de ver cumplidos sus ideales.
Muy pronto, Fidel Castro comenzó la liquidación de opositores y los juicios de depuración de antiguos compañeros de armas que no estaban dispuestos a comulgar con su sistema totalitario, según dicen expertos y exiliados.
"Fidel Castro fue un traidor, engañó al pueblo cubano y a sus compañeros revolucionarios, tomó el camino de la dictadura comunista y colocó al país en la órbita soviética", afirmó a Efe el periodista y escritor cubano en el exilio Carlos Alberto Montaner.
En ese sentido, Montaner, uno de los columnistas más influyentes en América Latina, precisó que el gran anhelo de los cubanos que apoyaban la revolución era, una vez que se terminase con la dictadura de Batista, "retomar el camino de la democracia".
Batista renunció el 1 de enero de 1959 y escapó a República Dominicana con algunos de sus más cercanos colaboradores, pero la libertades jamás se restauraron en la isla, acotó.
El legado de estos 50 años de revolución y castrismo, prosiguió Montaner, salta a la vista: "un país en ruinas y una sociedad descreída que sólo piensa en tratar de sobrevivir o escapar".
Lo peor, según el presidente de la Unión Liberal Cubana, formada por exiliados y cubanos que viven la Isla, es la "desaparición de cualquier vestigio de libertad y la destrucción de la esperanza" en la isla, puso de relieve.
Así, tres generaciones sucesivas de cubanos "han aprendido la peor lección que puede sufrir una sociedad": "la convicción de que, hagas lo que hagas, tu vida no va a mejorar".
A la pregunta de qué une a los exiliados por encima del odio a Fidel Castro, respondió que, más que el odio al líder cubano, "nos une el dolor de lo compartido", porque, aclaró, "no hay una familia cubana sin presos políticos, fusilados o balseros ahogados tratando de escapar".
Jaime Schulicki, director del Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-americanos de la Universidad de Miami (UM), coincidió en que sólo se puede juzgar los 50 años de la revolución cubana desde la perspectiva del "sufrimiento del pueblo y la división de la familia".
Un triste legado, aseguró, que se acompaña de la "destrucción material de una sociedad en proceso de desarrollo en la década de 1950 y de los valores morales".
Schlulicki y Montaner destacaron que durante estos cincuenta años de permanencia del castrismo, su resistencia a desaparecer, se debe al "control absoluto" que ejerce el régimen sobre "los medios, la educación y la familia".
Se trata de un sistema totalitario, una "jaula perfecta", cuyo aparato represivo es temido por el pueblo, añadió Schulicki, quien subrayó que los "cubanos esperan una transición real", no una simple sucesión en el poder de Fidel Castor a su hermano Raúl.
Si la transición no se produce, vaticinó, "Cuba continuará hundiéndose económicamente" y se convertirá en el país "más pobre de la región".
"En Cuba hay una tiranía que ha dividido a la nación, ejecutado a más de 40.000 personas y encarcelado a otras 250.000", expresó Ramón Saúl Sánchez, director de Movimiento Democracia, uno de los principales grupos del exilio en Miami.
"Esa es la revolución cubana, ese es el expediente de la revolución cubana cincuenta años después, con el 20 por ciento de la población obligado a vivir en el exterior", manifestó.
Sánchez explicó que, con el fin del imperio del derecho en Cuba, se inició el trágico éxodo de cubanos (cerca de dos millones hasta la fecha) que ha supuesto, en gran número de casos, la separación traumática de las familias.
Se mostró especialmente pesimista al valorar el momento actual en la isla y diagnosticó que en el país se constata una "paulatina desintegración que se manifiesta en el 'escapismo' y la descomposición anímica del cubano".
Para Francisco "Pepe" Hernández, presidente de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), la gran tragedia es que "los cubanos no sentimos que Cuba nos pertenece, sentimos que le pertenece a quienes están completamente de acuerdo con la revolución".
Cincuenta años de revolución han conseguido convertir al pueblo cubano "en un pueblo sin una conciencia de proyecto nacional que lo defina", resaltó Hernández.
Esa es la realidad que vivimos los cubanos, subrayó, el convencimiento doloroso de que "nuestro futuro está fuera de Cuba, que las posibilidades de construir nuestro futuro están fuera de la isla". EFE
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LA REVOLUCION ES EL FRAUDE MAS COSTOSO QUE HA PAGADO PUEBLO ALGUNO
Huber Matos: "La Revolución cubana es el fraude más costoso que ha pagado pueblo alguno'
Exilio
Agencias | 26/12/2008
Fidel Castro traicionó los principios revolucionarios hasta convertirlos
en el fraude más costoso que ha pagado pueblo alguno en la historia de
América, dijo el exiliado cubano Huber Matos, uno de los comandantes que
participó en las luchas que llevaron al poder al ex gobernante en 1959.
En vísperas de cumplirse los 50 años de la Revolución cubana, Matos, de
90 años, habló en su casa de Miami con la agencia EFE sobre "la brutal
dictadura de Castro, su incapacidad de entender y aceptar el juego
democrático y el Estado policial que ha creado en la Isla un clima de
miedo".
"Estamos en presencia de un desastre, de un retroceso de medio siglo, de
calamidades y miserias materiales y morales. Probablemente unos 200.000
cubanos pasamos por las prisiones y Dios sabe cuántas vidas se perdieron
en los paredones, en el mar y de diferentes formas", dijo Matos sobre
los cincuenta años de revolución.
Quien fuera maestro rural y, posteriormente, tras la llegada al poder de
Castro, dirigiera la provincia de Camagüey, recordó la promesa
fundamental que animaba los principios de la Revolución: "restablecer el
Estado de derecho y el sistema de elecciones libres en Cuba".
Matos, que se unió a la guerrilla de Fidel Castro cuatro años después
del golpe de Fulgencio Batista (en 1952), y llegó a convertirse en uno
de los comandantes más carismáticos, destacó la divisa que unía a los
rebeldes en la Sierra Maestra: "Libertad o muerte", una consigna que, "a
los pocos meses", Castro traicionó, dijo.
Cuba ha dejado de ser una república para convertirse en un "feudo, una
finca grande, una cárcel", afirmó el ex comandante.
Y al frente de "este fraude" de 50 años de historia, de este "engaño al
pueblo cubano", figura Fidel Castro, un "ególatra perverso", señaló, que
"maneja cualquier escenario con una habilidad de artista".
"Fidel Castro traicionó los principios de la Revolución cubana, pero lo
hizo con una habilidad y astucia extraordinarias" para establecer una
"nueva dictadura" y un partido único, dijo Matos, quien estuvo 20 años
preso por sus divergencias ideológicas con el líder cubano.
"Fidel nunca pensó en serio en el programa de la Revolución", señaló.
Describió a Castro como "un individuo demoníaco", aunque dotado de una
"inteligencia excepcional", capaz de acabar con el mejor compañero, como
hizo, aseguró, con el desaparecido comandante Camilo Cienfuegos.
El 30 de octubre de 1959 el gobierno cubano anunció que Camilo
Cienfuegos había desaparecido cuando viajaba en un avión desde Camagüey
a La Habana.
"Ellos (los hermanos Fidel y Raúl Castro) mataron a Camilo, y Camilo, el
más carismático de los comandantes lo presintió en los últimos días de
su vida", antes de su misteriosa desaparición, afirmó.
Matos evocó sus años de presidio y tortura y aseguró que, "en los
momentos difíciles", su "fundamentación ética" y el convencimiento de
que "tenía que vivir para defender su honor personal" cimentaron su
resistencia.
Tras sostener que el país ha vivido un proceso de paralización en el que
lo único que funciona bien es el "aparato represivo y la propaganda", se
mostró convencido de que el régimen castrista, encerrado en un "modelo
agotado", "está llegando a su final".
"En la propia estructura del poder" existe la "convicción de que hay que
cambiar". "El cambio viene inexorablemente", dijo.
"Esperamos —prosiguió— que sea el propio pueblo de Cuba el que resuelva
el drama. No creo que demore mucho para que haya un cambio en Cuba y
quisiéramos que ese cambio no sólo fuera por reclamación de los presos,
sino de las multitudes, hombres y mujeres trabajadores, y que también
tuviese el aporte de las Fuerzas Armadas y del propio Ministerio del
Interior".
Huber Matos confesó que vive con la ilusión de regresar a una Cuba
libre, pero que no ambiciona cargo alguno político en un eventual
gobierno democrático.
Su aspiración, dijo, consiste en poder transmitir sus vivencias
personales por radio y televisión a la población y recorrer el país como
un "predicador".
http://www.cubaencuentro.com/es/cuba/noticias/huber-matos-la-revolucion-cubana-es-el-fraude-mas-costoso-que-ha-pagado-pueblo-alguno-142531
Exilio
Agencias | 26/12/2008
Fidel Castro traicionó los principios revolucionarios hasta convertirlos
en el fraude más costoso que ha pagado pueblo alguno en la historia de
América, dijo el exiliado cubano Huber Matos, uno de los comandantes que
participó en las luchas que llevaron al poder al ex gobernante en 1959.
En vísperas de cumplirse los 50 años de la Revolución cubana, Matos, de
90 años, habló en su casa de Miami con la agencia EFE sobre "la brutal
dictadura de Castro, su incapacidad de entender y aceptar el juego
democrático y el Estado policial que ha creado en la Isla un clima de
miedo".
"Estamos en presencia de un desastre, de un retroceso de medio siglo, de
calamidades y miserias materiales y morales. Probablemente unos 200.000
cubanos pasamos por las prisiones y Dios sabe cuántas vidas se perdieron
en los paredones, en el mar y de diferentes formas", dijo Matos sobre
los cincuenta años de revolución.
Quien fuera maestro rural y, posteriormente, tras la llegada al poder de
Castro, dirigiera la provincia de Camagüey, recordó la promesa
fundamental que animaba los principios de la Revolución: "restablecer el
Estado de derecho y el sistema de elecciones libres en Cuba".
Matos, que se unió a la guerrilla de Fidel Castro cuatro años después
del golpe de Fulgencio Batista (en 1952), y llegó a convertirse en uno
de los comandantes más carismáticos, destacó la divisa que unía a los
rebeldes en la Sierra Maestra: "Libertad o muerte", una consigna que, "a
los pocos meses", Castro traicionó, dijo.
Cuba ha dejado de ser una república para convertirse en un "feudo, una
finca grande, una cárcel", afirmó el ex comandante.
Y al frente de "este fraude" de 50 años de historia, de este "engaño al
pueblo cubano", figura Fidel Castro, un "ególatra perverso", señaló, que
"maneja cualquier escenario con una habilidad de artista".
"Fidel Castro traicionó los principios de la Revolución cubana, pero lo
hizo con una habilidad y astucia extraordinarias" para establecer una
"nueva dictadura" y un partido único, dijo Matos, quien estuvo 20 años
preso por sus divergencias ideológicas con el líder cubano.
"Fidel nunca pensó en serio en el programa de la Revolución", señaló.
Describió a Castro como "un individuo demoníaco", aunque dotado de una
"inteligencia excepcional", capaz de acabar con el mejor compañero, como
hizo, aseguró, con el desaparecido comandante Camilo Cienfuegos.
El 30 de octubre de 1959 el gobierno cubano anunció que Camilo
Cienfuegos había desaparecido cuando viajaba en un avión desde Camagüey
a La Habana.
"Ellos (los hermanos Fidel y Raúl Castro) mataron a Camilo, y Camilo, el
más carismático de los comandantes lo presintió en los últimos días de
su vida", antes de su misteriosa desaparición, afirmó.
Matos evocó sus años de presidio y tortura y aseguró que, "en los
momentos difíciles", su "fundamentación ética" y el convencimiento de
que "tenía que vivir para defender su honor personal" cimentaron su
resistencia.
Tras sostener que el país ha vivido un proceso de paralización en el que
lo único que funciona bien es el "aparato represivo y la propaganda", se
mostró convencido de que el régimen castrista, encerrado en un "modelo
agotado", "está llegando a su final".
"En la propia estructura del poder" existe la "convicción de que hay que
cambiar". "El cambio viene inexorablemente", dijo.
"Esperamos —prosiguió— que sea el propio pueblo de Cuba el que resuelva
el drama. No creo que demore mucho para que haya un cambio en Cuba y
quisiéramos que ese cambio no sólo fuera por reclamación de los presos,
sino de las multitudes, hombres y mujeres trabajadores, y que también
tuviese el aporte de las Fuerzas Armadas y del propio Ministerio del
Interior".
Huber Matos confesó que vive con la ilusión de regresar a una Cuba
libre, pero que no ambiciona cargo alguno político en un eventual
gobierno democrático.
Su aspiración, dijo, consiste en poder transmitir sus vivencias
personales por radio y televisión a la población y recorrer el país como
un "predicador".
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FIDEL CASTRO HABLA SOBRE LAS ELECCIONES
Observen los gestos y la forma como este tipo miente descaradamente pisoteando todos los conceptos democraticos para justificar su mandato como dictador.
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Re: ¿CUAL ES EL LEGADO HISTORICO DE LA REVOLUCION CUBANA EN 5O AñOS?
Pregunta: ¿Por qué Fidel Castro ha sobrevivido a 10 presidentes de Estados Unidos?
Respuesta: Muy elemental - porque Fidel Castro es un dictador que gobierna sin someterse a la voluntad popular, ni convocar elecciones libres. Los presidentes de los Estados Unidos gobiernan por un tiempo limitado sujeto al voto del pueblo norteamericano.
No obstante, los cheer leaders de Castro siguen proponiendo esta pregunta como si fuera algo positivo para el pueblo cubano, enfocandose en la vanidad del dictador que se mantiene en el poder a expensas del sufrimiento, la opresion y la pobreza del pueblo cubano.
"WIGHT D. EISENHOWER (1953-1961) "Esta nación no puede ni va a tolerar el establecimiento de un satélite soviético a 90 millas de nuestras costas''. 4 de marzo de 1960 ‘‘Estados Unidos no toleraría el establecimiento de un régimen dominado por el comunismo internacional en el hemisferio occidental. La amenaza de represalias del premier soviético {Nikita Krushev] demostró la clara intención de establecer a Cuba en un papel que sirva a los fines soviéticos en este hemisferio''. 9 de julio de 1960 ‘‘Existe un límite hasta donde el respeto de Estados Unidos hacia sí mismo tolerará. Ya ese límite se alcanzó''. 3 de enero de 1961, al anunciar el rompimiento de relaciones diplomáticas con Cuba. Archivos del Herald."
"JOHN F. KENNEDY (1961-1963) ‘‘Ahora sus dirigentes ya no son cubanos inspirados por ideales. Son títeres y agentes de una conspiración internacional que ha virado a Cuba contra sus amigos y vecinos de las Américas. "Pero este país no quiere hacer sufrir a nadie ni que nadie sufra, ni de imponerles a ustedes ningún sistema. Sabemos que las vidas y la tierra de ustedes las están usando como peones aquéllos que les niegan la libertad. Muchas veces antes, el pueblo cubano se ha alzado para echar a tiranos que destruyeron us libertades "Y no tengo duda alguna de que la mayor parte de los cubanos actualmente esperan con ansia el momento en que serán verdaderamente libres, libres del dominio extranjero, de escoger a sus propios líderes, de escoger su propio sistema, de ser dueños de su tierra, de escribir y leer y venerar sin temor ni degradación''. 22 de octubre de 1962, durante la Crisis de los Misiles. HERALD FILE / HERALD FILE"
"LYNDON B. JOHNSON (1963-1969) ‘‘De modo que en ese sentido declaro esta tarde al pueblo de Cuba que todos los que busquen refugio en Estados Unidos lo encontrarán. La dedicación de nuestro país a nuestras tradiciones como asilo para los oprimidos se seguirá sosteniendo. "Lo primero que nos concierne serán los cubanos que han estado separado de sus hijos y de sus padres y que ahora están en este país. Lo segundo es los que están encarcelados por asuntos políticos. "Quiero que todos los habitantes de este gran país nuestro conozcan la verdaderamente enorme contribución que los compasivos ciudadanos de la Florida han hecho al humanismo y a la decencia. Y todos los estados de esta unión pueden unirse ahora a la Florida en extenderles a nuestros hermanos cubanos una mano de ayuda y de humanidad. "Y así será que los norteamericanos daremos la bienvenida a estos cubanos. La marea de la historia es fuerte, y otro día ellos podrán regresar a su patria, encontrándola limpia de terror y de miedo''. 3 de octubre de 1965. Tras firmarse la Ley de Inmigración para favorecer el asilo de los refugiados cubanos. Library of Congress / Herald File"
"RICHARD M. NIXON (1969-1974) ‘‘No tenemos ningún plan para cambiar la política de Estados Unidos hacia Cuba hasta que Cuba no pare de exportar la revolución por todo el continente''. 16 de abril de 1971, ante la Sociedad Americana de Editores de Periódicos. FRED J. MAROON / The Miami Herald"
"GERALD R. FORD (1974-1977) ‘‘Cuando uno ve que (Castro) tomó la iniciativa de tratar de alterar los problemas en Puerto Rico, cuando efectuó su agresión en Africa, a unas 4 o 5,000 millas de Cuba, adonde envió a 12,000 mercenarios, no veo otra cosa que un movimiento agresivo y antilibertario. De modo que bajo Castro, a menos que haya un viraje de 180 grados, no me puedo imaginar ningún cambio''. 28 de febrero de 1976 ‘‘Mi gobierno proseguirá una política de amistad hacia el pueblo, y recalco la palabra pueblo, de Cuba. Pero añado enfáticamente que no aceptaremos intervención de parte del régimen de Fidel Castro en los asuntos de otros países. No aceptaremos consejos de aquellos que ceden ante Fidel Castro''. 29 de julio de 1976 Archivos del Herald"
"JAMES E. CARTER (1977-1981) ‘‘Seguiremos teniendo el corazón y los brazos abiertos a los refugiados que busquen libertad de la dominación comunista''. 5 de mayo de 1980. Durante el éxodo del Mariel. Archivos del Herald."
"RONALD W. REAGAN (1981-1989) ‘‘En lo que concierne a mi administración, la libertad de Cuba no es negociable''. 20 de mayo 1988. Día de la Independencia de Cuba AP"
"GEORGE H. W. BUSH (1989-1993) ‘‘Y esta tarde exijo a Fidel Castro que libere a todos los prisioneros políticos y respete las normas internacionalmente aceptadas de derechos humanos.Y lo desafío a que permita el acceso irrestricto a las Naciones Unidas y a otras organizaciones que velan por el cumplimiento de aquéllas, así como una política de no intervención en los asuntos internos de otros países. Y en la celebración del día de la independencia cubana, reto a Fidel Castro a tomar medidas concretas y específicas que conduzcan a una elecciones libres y justas y a una democracia completa. "Es importante que el pueblo de Cuba conozca la verdad, y nos ocuparemos de que el pueblo de Cuba conozca la verdad sobre su dictador y el mundo. "No quiero que me digan que los cubanos no desean la libertad y la democracia; ellos sí la ansían. Por lo que reto a Fidel Castro a que deje prevalecer la voluntad del pueblo''. 22 de mayo de 1999 en la Celebración por el día de la independencia de Cuba. AP"
"WILLIAM J. CLINTON (1993-2001) "No habría ocurrido si Castro no hubiese derribado esos aviones [de la organización Hermanos al Rescate] en vuelo, en manifiesta violación de la ley internacional. Se trata lisa y llanamente de un asesinato. No hay otra manera de calificarlo. Con ello quiero decir que a veces pienso que él no quería que el embargo se levantara, ya que es una excusa para ocultar los problemas que enfrentra con su propio gobierno. Como sabía que iríamos, sabía que intentaríamos reconciliarnos. Y sabía perfectamente que asesinar personas que se encontraban en aviones desarmados constituía una violación absoluta de la ley internacional. "Creo que si Castro no hubiese derribado esos aviones y si el Congreso no hubiese aprobado una ley que me prohibe hacer algo con el embargo, hubiéramos logrado allí algunos progresos reales. Pero tarde o temprano esto ocurrirá, y mientras más pronto, mejor. Pero el señor Castro va a tener que hacer algunos cambios, pues como sabemos no se puede seguir encarcelando a la gente, violando los derechos humanos, y esperar que Estados Unidos no haga nada con la inmensa población cubana aquí. Espero que podamos lograr otros avances. 8 de noviembre del 2000. Entrevista con Amy Goodman. AP"
"GEORGE W. BUSH (2001-2008) "Para beneficio del pueblo de Cuba, es el momento de que Castro se deshaga de ideas viejas y fracasadas y comience a pensar de otra manera sobre el futuro. El día de hoy podría anunciar un nuevo amanecer en la dilatada amistad entre nuestros pueblos, pero sólo si el régimen castrista ve la luz. "Estados Unidos no se encuentra solo cuando exige la libertad en Cuba. Los países del mundo y la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas reconocen la naturaleza opresora del régimen castrista y denunciaron sus recientes medidas represivas. Continuaremos creando una fuerte coalición internacional para hacer avanzar la causa de la libertad en Cuba''. 20 de mayo del 2002. Anuncio de la Iniciativa para una Cuba Nueva. AP"
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5 DECADAS DE CULTO A LA PERSONALIDAD
Uno de los mitos del regimen es que en Cuba a diferencia de Europa del Este y Asia no existe culto a la personalidad pues no existen monumentos de lideres de la revolucion en vida. Sin embargo, en Cuba el culto a la personalidad aquirió una faceta mas totalitaria aun que trasciende la construccion de estatuas de Fidel Castro y es que se la propaganda se encargo de vincular 'revolucion con Fidel' ¿Puede existir un culto a la personalidad mayor que uno que vincula al gobernante con la revolucion y viceversa?
Saludos cordiales,
50 años de culto a la personalidad
WILFREDO CANCIO ISLA
El Nuevo Herald
La figura de Fidel Castro se ha entronizado en el imaginario popular cubano durante medio siglo. Tanto apologistas como detractores --dentro o fuera de la isla-- han vivido estos años atrapados en la omnipresencia de su imagen, en la implacable persistencia de sus discursos y la teatralidad de su gesticulación. Incluso en la larga convalecencia que marca su etapa final, el espectro de Castro mantiene una hegemonía mediática que desborda cualquier comparación con la cobertura recibida por otros moribundos ilustres entre sus contemporáneos.
No sería aventurado pronosticar que el culto al ícono de Castro prevalecerá algún tiempo en Cuba, aupado por iniciativas de reafirmación simbólica que se manifiestan con creciente persistencia en los medios oficiales en tanto se esfuma la anunciada recuperación del líder octogenario.
En los umbrales de la despedida, el enaltecimiento del enfermo ilustre ha cobrado tintes novelescos.
El más reciente de los esfuerzos de adulación es una representación en el llamado "bosque martiano del Ariguanabo'', en San Antonio de los Baños, del encuentro entre Fidel Castro y su hermano Raúl en Cinco Palmas, el 18 de diciembre de 1956. El sitio ha sido conformado por cinco ejemplares del árbol nacional y dos piedras que --según la descripción publicada-- "exponen el diálogo'' entre los dos combatientes al reunirse tras el accidentado desembarco por Playa Las Coloradas y la conocida frase de Fidel: "¡Ahora sí ganamos la guerra!''
Este año ha estado particularmente plagado de alabanzas. El VIII Congreso de los periodistas cubanos le otorgó el Premio Nacional de Periodismo y concluyó con el lanzamiento del libro Fidel periodista en una actividad pública para la que artistas plásticos elaboraron una imagen de su rostro transformado en un tocororo, el ave nacional.
La Unión de Jóvenes Comunistas lo proclamó "eterno joven rebelde'' y las mujeres federadas realizaron ingresos simbólicos a la FMC en ocasión del 82 cumpleaños del líder.
Desde comienzos del 2007, cuando el Colegio de Belén en Santiago de Cuba fue remozado y reabierto, un aula del segundo piso de la escuela mantiene un pupitre vacío como símbolo del asiento que ocupaba Castro en su época de estudiante. En agosto de ese año también se anunció la restauración de la casa de la calle Rabí número 6, donde vivieron el niño Castro y algunos de sus hermanos mientras estudiaban en la capital santiaguera.
El curso escolar 2007-2008 fue dedicado a la figura del guerrillero Ernesto Che Guevara y a las ‘‘reflexiones'' que el enfermo Comandante comenzó a publicar en marzo del pasado año. Este diciembre se publicó en La Habana una compilación de elogios de personalidades universales bajo el título de Así es Fidel.
La exaltación de Castro no ha requerido de esculturas ni de mausoleos para penetrar en las mentes y moldear el comportamiento de los cubanos desde 1959. Tal vez tampoco los necesite ahora. Patria, nación y país han sido revalorizados bajo la égida del caudillo en una isla donde 75 por ciento de sus habitantes nacieron, crecieron o se educaron escuchando el discurso patriarcal y reproduciendo los rituales ideológicos del totalitarismo.
Castro ha sido el más hábil manipulador de la opinión pública en la era moderna de la comunicación. Ocupó los micrófonos radiales, acaparó las cámaras de televisión para hablar siete horas consecutivas, inspiró una filmografía que catapultó su aureola mítica (recordar Mi hermano Fidel y otros frutos del documentalista Santiago Alvarez). Desarticuló una cultura periodística de fuerte tradición democrática e implantó un sistema de propaganda gubernamental al servicio de sus palabras, desplazamientos y ocurrencias más inverosímiles.
No tuvo estatuas como Saddam Hussein, no ordenó hacer un cetro como Nicolae Ceaucescu ni ordenó aduladoras coreografías como las de Kim Il Sung, pero el culto a su personalidad invadió la vida pública y condujo al mismo fin: forjar la imagen del guerrero invencible, primero, y del patriarca infalible después.
"No existe culto a ninguna personalidad revolucionaria viva, como estatuas, fotos oficiales, nombres de calles o instituciones. Los que dirigen son hombres y no dioses'', repitió Castro el primero de mayo del 2003.
En realidad, no hizo falta decretarlo para que la deificación de Castro emergiera en el escenario nacional, trazando una parábola que va de la mística revolucionaria --con signos de clara referencias bíblicas-- del joven rebelde a la patética adulación en el ocaso del anciano.
En los comienzos fue la fábula de los 12 sobrevivientes del desembarco del Granma, que lograron reavivar la bujía revolucionaria en las montañas de Oriente; la imagen del combatiente que alcanzó la victoria a la cristiana edad de 33 años; la escena de la paloma posándosele sobre el hombro ante una multitud en el Campamento de Columbia en 1959, repetida con falso dramatismo, en el mismo lugar, 30 años después; el estratega militar lanzándose de un tanque durante los combates de Bahía de Cochinos; el sobreviviente de más de 600 atentados fallidos, casi siempre neutralizados por la fiera disposición de combate que intimidaba a sus victimarios.
El deslumbramiento inicial por el joven rebelde penetró también la música popular y tuvo eco en algunas de las canciones más difundidas de la época. El compositor Eduardo Saborit veía "Un Fidel que vibra en la montaña/un rubí, cinco franjas y una estrella'', en la conocida canción Cuba, qué linda es Cuba (1960), y el trovador Carlos Puebla celebraba en su contagiosa guaracha Y en eso llegó Fidel que se hubiera acabado la diversión en el país gracias a que "llegó el Comandante y mandó a parar''.
Sus retratos presidieron desde entonces espacios públicos y privados. La conocida foto del comandante barbudo entrando a La Habana el 8 de enero de 1959 fue muy pronto acuñada e inmortalizada en el nuevo billete de un peso, el de mayor circulación del país. En fechas más recientes, un perfil suyo de los años 80, con algunas canas y el uniforme verde olivo, se adueñó de paredes, fachadas, murales, escuelas, oficinas y funerarias.
El fotógrafo cubanoruso Cristóbal Herrera --quien registró con su cámara el desmayo de Castro en el 2001 y su estrepitosa caída en el 2004-- ha captado para su proyecto Cuba Dura una conmovedora imagen de familia que revela el fenómeno de la intromisión del personaje más allá de los límites de la privacidad hogareña: junto al cadáver del abuelo tendido en una cama aparecen familiares acongojados por la pérdida y, colgando de la pared, una foto tradicional de Castro.
Ciertamente, la idolatría popular que acompañó a Castro desde su nacimiento como líder político se sustentó en cierto grado de mesianismo, en la esperanza de una población que entregó ciegamente su futuro a los designios del elegido. Pero la proyección del culto castrista hubiera quedado a medias sin la engrasada maquinaria propagandística que rodeó su ejecutoria política y la pleitesía generalizada de sus colaboradores más cercanos, temerosos de que cualquier opinión propia se interpretase como un desafío a los postulados del líder.
La veneración del jefe máximo se convirtió en una carta de crédito a todos los niveles de gobierno, administración estatal o reconocimiento social.
Saludos cordiales,
50 años de culto a la personalidad
WILFREDO CANCIO ISLA
El Nuevo Herald
La figura de Fidel Castro se ha entronizado en el imaginario popular cubano durante medio siglo. Tanto apologistas como detractores --dentro o fuera de la isla-- han vivido estos años atrapados en la omnipresencia de su imagen, en la implacable persistencia de sus discursos y la teatralidad de su gesticulación. Incluso en la larga convalecencia que marca su etapa final, el espectro de Castro mantiene una hegemonía mediática que desborda cualquier comparación con la cobertura recibida por otros moribundos ilustres entre sus contemporáneos.
No sería aventurado pronosticar que el culto al ícono de Castro prevalecerá algún tiempo en Cuba, aupado por iniciativas de reafirmación simbólica que se manifiestan con creciente persistencia en los medios oficiales en tanto se esfuma la anunciada recuperación del líder octogenario.
En los umbrales de la despedida, el enaltecimiento del enfermo ilustre ha cobrado tintes novelescos.
El más reciente de los esfuerzos de adulación es una representación en el llamado "bosque martiano del Ariguanabo'', en San Antonio de los Baños, del encuentro entre Fidel Castro y su hermano Raúl en Cinco Palmas, el 18 de diciembre de 1956. El sitio ha sido conformado por cinco ejemplares del árbol nacional y dos piedras que --según la descripción publicada-- "exponen el diálogo'' entre los dos combatientes al reunirse tras el accidentado desembarco por Playa Las Coloradas y la conocida frase de Fidel: "¡Ahora sí ganamos la guerra!''
Este año ha estado particularmente plagado de alabanzas. El VIII Congreso de los periodistas cubanos le otorgó el Premio Nacional de Periodismo y concluyó con el lanzamiento del libro Fidel periodista en una actividad pública para la que artistas plásticos elaboraron una imagen de su rostro transformado en un tocororo, el ave nacional.
La Unión de Jóvenes Comunistas lo proclamó "eterno joven rebelde'' y las mujeres federadas realizaron ingresos simbólicos a la FMC en ocasión del 82 cumpleaños del líder.
Desde comienzos del 2007, cuando el Colegio de Belén en Santiago de Cuba fue remozado y reabierto, un aula del segundo piso de la escuela mantiene un pupitre vacío como símbolo del asiento que ocupaba Castro en su época de estudiante. En agosto de ese año también se anunció la restauración de la casa de la calle Rabí número 6, donde vivieron el niño Castro y algunos de sus hermanos mientras estudiaban en la capital santiaguera.
El curso escolar 2007-2008 fue dedicado a la figura del guerrillero Ernesto Che Guevara y a las ‘‘reflexiones'' que el enfermo Comandante comenzó a publicar en marzo del pasado año. Este diciembre se publicó en La Habana una compilación de elogios de personalidades universales bajo el título de Así es Fidel.
La exaltación de Castro no ha requerido de esculturas ni de mausoleos para penetrar en las mentes y moldear el comportamiento de los cubanos desde 1959. Tal vez tampoco los necesite ahora. Patria, nación y país han sido revalorizados bajo la égida del caudillo en una isla donde 75 por ciento de sus habitantes nacieron, crecieron o se educaron escuchando el discurso patriarcal y reproduciendo los rituales ideológicos del totalitarismo.
Castro ha sido el más hábil manipulador de la opinión pública en la era moderna de la comunicación. Ocupó los micrófonos radiales, acaparó las cámaras de televisión para hablar siete horas consecutivas, inspiró una filmografía que catapultó su aureola mítica (recordar Mi hermano Fidel y otros frutos del documentalista Santiago Alvarez). Desarticuló una cultura periodística de fuerte tradición democrática e implantó un sistema de propaganda gubernamental al servicio de sus palabras, desplazamientos y ocurrencias más inverosímiles.
No tuvo estatuas como Saddam Hussein, no ordenó hacer un cetro como Nicolae Ceaucescu ni ordenó aduladoras coreografías como las de Kim Il Sung, pero el culto a su personalidad invadió la vida pública y condujo al mismo fin: forjar la imagen del guerrero invencible, primero, y del patriarca infalible después.
"No existe culto a ninguna personalidad revolucionaria viva, como estatuas, fotos oficiales, nombres de calles o instituciones. Los que dirigen son hombres y no dioses'', repitió Castro el primero de mayo del 2003.
En realidad, no hizo falta decretarlo para que la deificación de Castro emergiera en el escenario nacional, trazando una parábola que va de la mística revolucionaria --con signos de clara referencias bíblicas-- del joven rebelde a la patética adulación en el ocaso del anciano.
En los comienzos fue la fábula de los 12 sobrevivientes del desembarco del Granma, que lograron reavivar la bujía revolucionaria en las montañas de Oriente; la imagen del combatiente que alcanzó la victoria a la cristiana edad de 33 años; la escena de la paloma posándosele sobre el hombro ante una multitud en el Campamento de Columbia en 1959, repetida con falso dramatismo, en el mismo lugar, 30 años después; el estratega militar lanzándose de un tanque durante los combates de Bahía de Cochinos; el sobreviviente de más de 600 atentados fallidos, casi siempre neutralizados por la fiera disposición de combate que intimidaba a sus victimarios.
El deslumbramiento inicial por el joven rebelde penetró también la música popular y tuvo eco en algunas de las canciones más difundidas de la época. El compositor Eduardo Saborit veía "Un Fidel que vibra en la montaña/un rubí, cinco franjas y una estrella'', en la conocida canción Cuba, qué linda es Cuba (1960), y el trovador Carlos Puebla celebraba en su contagiosa guaracha Y en eso llegó Fidel que se hubiera acabado la diversión en el país gracias a que "llegó el Comandante y mandó a parar''.
Sus retratos presidieron desde entonces espacios públicos y privados. La conocida foto del comandante barbudo entrando a La Habana el 8 de enero de 1959 fue muy pronto acuñada e inmortalizada en el nuevo billete de un peso, el de mayor circulación del país. En fechas más recientes, un perfil suyo de los años 80, con algunas canas y el uniforme verde olivo, se adueñó de paredes, fachadas, murales, escuelas, oficinas y funerarias.
El fotógrafo cubanoruso Cristóbal Herrera --quien registró con su cámara el desmayo de Castro en el 2001 y su estrepitosa caída en el 2004-- ha captado para su proyecto Cuba Dura una conmovedora imagen de familia que revela el fenómeno de la intromisión del personaje más allá de los límites de la privacidad hogareña: junto al cadáver del abuelo tendido en una cama aparecen familiares acongojados por la pérdida y, colgando de la pared, una foto tradicional de Castro.
Ciertamente, la idolatría popular que acompañó a Castro desde su nacimiento como líder político se sustentó en cierto grado de mesianismo, en la esperanza de una población que entregó ciegamente su futuro a los designios del elegido. Pero la proyección del culto castrista hubiera quedado a medias sin la engrasada maquinaria propagandística que rodeó su ejecutoria política y la pleitesía generalizada de sus colaboradores más cercanos, temerosos de que cualquier opinión propia se interpretase como un desafío a los postulados del líder.
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CULTO A LA PERSONALIDAD PARTE II FINAL
"Cuidar a Fidel es cuidar a la Revolución en su conjunto. Fidel es el tesoro de nuestra patria, es el punto coagulante del proceso revolucionario'', afirmaba el vicepresidente Carlos Rafael Rodríguez en el acto por el XX aniversario de la Seguridad Personal del Comandante en Jefe, en 1979.
Y agregaba: "El jefe es en sí mismo indefinible, porque nadie sabe en qué momento va a partir, en qué momento va a subir a la Sierra o en qué momento va a tomar el mar para ver cualquiera de las obras de nuestro país''.
Las rimbombantes palabras de Carlos Rafael Rodríguez no son ajenas al entorno de exaltación de las virtudes castristas, potenciadas por la prensa estatal en cada aniversario patriótico o cumpleaños del líder.
"Es preferible morir por Fidel que vivir sin él'', asegura en un reportaje de Juventud Rebelde el teniente coronel Pedro Socarrás, encargado desde los 17 años de cuidarle las espaldas al mandatario. "Uno se siente grande, se siente un hombre al que no le entran ni los tiros cuando está cerca del Comandante'', acota el oficial Francisco Salgado, también integrante de la guardia personal de Castro.
Entrevistada en el 2003, Juana Vera García, su traductora e intérprete oficial de inglés desde 1975, asevera que "Fidel vino del futuro''.
"Para mí es el hombre más grande que dio el siglo XX... En él confluyen el filósofo, el pensador, el estadista, el combatiente, el estratega militar, el dirigente político, el conductor del pueblo, el maestro, el artífice de una revolución'', dijo Vera emocionada. Y prosiguió: ‘‘Reúne el patriotismo de Varela, la dignidad de Céspedes, el ideal del Apóstol [José Martí], el valor de Antonio Maceo, la audacia de Ignacio Agramonte, la firmeza ideológica de Julio Antonio Mella, la poesía de Rubén Martínez Villena, la honestidad de Pablo de la Torriente Brau, la lealtad de Camilo, la ternura del Che, la vergüenza de Eduardo Chibás, la cubanía de Nicolás Guillén''.
La presentación de Castro como hombre síntesis de las glorias de la patria desembocó también en sus presuntas hazañas deportivas.
Las guías oficiales de béisbol de la década del 60 registran las "extraordinarias faenas'' rendidas por Castro como lanzador, enfrentando incluso a equipos de la serie nacional cubana. ‘‘Fidel extrajo el tiempo necesario de sus tantísimas ocupaciones para entrenarse y convertirse en un verdadero serpentinero'', escribió en 1965 el cronista Rubén Rodríguez.
El 13 de julio de 1964 juega con equipos de la serie nacional, según lo reseña la prensa deportiva: "Y el Comandante en Jefe se enfrascó en sensacional duelo con los Henequeneros, contando esta vez con el respaldo de los Granjeros. Fidel no permitió carrera limpia y lanzó cinco entradas, tolerando cinco hits y mostrando un control extraordinario al otorgar una sola transferencia mientras ponchaba a cinco''.
La imagen del atleta genuino quedó tan arraigada desde entonces que cuando la prensa oficial hizo el balance del deporte cubano del siglo XX, el cronista Oscar Sánchez no pudo sustraerse de la mención a Castro entre las figuras imprescidibles: "Al propio Comandante en Jefe en las pistas de atletismo, escalando montañas o tirando al aro de baloncesto, lo que le permitió cultivar los músculos del cuerpo creando a la vez una sólida musculatura del alma''. (Granma, 4 de enero del 2001).
Los libros escolares están repletos de menciones a Castro como gran hacedor de la historia nacional y consejero de la niñez. Sólo bastaría con revisar el libro de lectura de primer grado en el sistema nacional de educación. El volumen incluye el poema Fidel, de Mirta Aguirre: Fidel, barbudo, llega primero;/ Fidel ligero/ con sus botazas de guerrillero./ Así en Oriente/ o en Vueltabajo,/ en horas buenas o en horas malas./ En todas partes, Fidel presente:/ en el trabajo/ o entre las balas./ Como si fueran hechos de alas/ sus zapatones de combatiente.
Como colofón, el libro incluye la anécdota de un encuentro de Castro con un grupo de pioneros que "lo oyeron con emoción y pensaron que debían ser mejores''. "El niño que no estudia no es un buen revolucionario'', figura como corolario del pensamiento de Castro.
El culto de los medios de comunicación, los escribanos oficiales y los servidores cercanos se exacerbaron a medida que las facultades físicas del gobernante comenzaron a declinar visiblemente.
"Posiblemente el 13 de agosto sea el día en que más veces se brinda a la salud de una misma persona (...). He visto y oído a creyentes y no creyentes pedir con igual fe por el mismo deseo: salud para el Comandante'', escribió la periodista Arleen Rodríguez por el cumpleaños 76 del dictador.
Su entonces médico de cabecera, Eugenio Selman-Housein, se arriesgó a pronosticar en una fecha como mayo del 2006 que Castro tenía "espíritu, salud y fortaleza para vivir hasta 140 años''.
Katiuska Blanco, convertida en biógrafa oficiosa, dio a conocer un enjundioso viaje de 574 páginas por la vida de Castro titulado Todo el tiempo de los cedros (2003), libro que abre una etapa de urgente reescritura de la historia familiar y la trayectoria política, luego retomada por Ignacio Ramonet en Fidel Castro, biografía a dos voces (2006).
La aparatosa caída del 20 de octubre del 2004 al final de un acto en Santa Clara disparó un frenesí de alabanzas.
"Aún en el dramatismo del suceso, un símbolo de combate no podía estar ausente. Su salida de aquel escenario no podía ser en la ambulancia del caído, sino en el auto del guerrero'', relató el presentador de la Mesa Redonda, Randy Alonso, en "El yipi y el guerrero'' (Juventud Rebelde, 24 de octubre del 2004).
En un inusual Poema Colectivo de las Oficinas del Comandante en Jefe podía leerse: ‘‘Vivimos contigo los ciclones de la vida y del tiempo/ y los de la naturaleza que sólo por ti salen vencidos/ sin fantasmas de este suelo./ Sabemos de tu meteorología/ más exacta que la del propio Centro''. Y tras llamarlo "gladiador de la verdad y gigante de la suerte'', concluye el texto: "Qué suerte tenerte con tanta claridad,/ tanta grandeza/ y tanta vida cuidando en todo por siempre nuestros sueños''. (Granma, 23 de octubre de 2004).
Una carta firmada por Su Pueblo en ocasión del cumpleaños 79 llega a compararlo con el sol: "Creían los griegos que el sol era transportado por un carro; los egipcios imaginaban que viajaba en un carro de velas al viento. Los cubanos patriotas sabemos firmemente que el sol lleva verde olivo el traje, tiene alma guerrillera de ideales justicieros y botas de incansable escalador de montañas y sueños'' (Granma, 13 de agosto del 2005).
La enfermedad y la prolongada ausencia de los escenarios públicos han desatado obstinadas visiones poéticas y actos de fe. La prensa oficial comenzó entonces a ensayar la "versión espectral'' sobre el espacio irremediablemente vacío. Un ejercicio de imaginación revolucionaria que la Asamblea Nacional ha refrendado mediante la preservación del sitio para el diputado ausente: desde diciembre del 2006 hasta la fecha todas las sesiones parlamentarias han mantenido en la presidencia "la silla desocupada'' del líder que aún vigila e inspira. "El Comandante en Jefe estuvo en la Plaza de la Revolución este sábado, aunque no físicamente, sí de muchas maneras'' (Francisco Rodríguez, Trabajadores, 4 de diciembre del 2006). "Miro hacia allá, veo a Raúl y siento que el ausente está allí de todas maneras (...). Porque hay aferramientos que van más allá de la persona. Es como si buscáramos una convergencia sentimental de país, un talismán o resguardo que nos proteja a todos'' (José A. Rodríguez, Juventud Rebelde, 2 de mayo del 2007).
El trovador Silvio Rodríguez se esmeró en hiperbolizar su voluntad de entrega total al patriarca: "Le regalo todo lo que puedo regalarle, un poquito más de mi música... le regalo hasta mi persona''.
El libro sobre la avasalladora presencia de Castro en el sentimiento nacional está aún por escribirse. Las demostraciones que seguirán a su desaparición física en Cuba y en el mundo serán apenas el epílogo de esta tragicomedia criolla de la que todos hemos sido testigos o protagonistas. Valdría la pena reconstruir la historia del castrismo a través de las ceremonias y los ceremoniales que rodearon la vida de este hombre terco y obsesivo y que todavía están por salir a la luz.
Como casi todos los cubanos, tengo fijas en la memoria dos estampas que tal vez deberán conformar ese libro de las devociones ridículas hacia Fidel Castro.
La primera es estrictamente testimonial. Durante una visita de grupos universitarios al Contingente Blas Roca en las afueras de La Habana, los jefes del campamento nos mostraron con orgullo la última pieza atesorada para un futuro museo: en una urna de cristal habían colocado una bandeja metálica y un tenedor empleados por Castro para probar una receta con espinaca durante un recorrido por el lugar.
La segunda me la contó un geógrafo exiliado que asistió a la reunión para definir el área donde debía construirse el pedraplén de Cayo Coco a fines de los años 80. Mientras los expertos discutían, el gobernante se acercó al mapa desplegado en la pared y pronunció una frase lapidaria, mientras con la uña del dedo pulgar trazaba una línea de conexión entre el cayo y la costa norte de Ciego de Avila: "Yo creo que debe ser por aquí''. Los científicos y planificadores presentes asintieron, el mapa se conservó con la línea imaginaria marcada por la uña de Castro y el pedraplén se construyó sin cambiar un ápice su improvisada determinación.
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Re: ¿CUAL ES EL LEGADO HISTORICO DE LA REVOLUCION CUBANA EN 5O AñOS?
Creo que el unico legado de este medio siglo de dictadura es:No confiar nunca en locos soñadores.Tenemos varios desde traidores hasta oportunistas.Ojala que esta dolorosa leccion, nos haga reflexionar antes de poner esperanzas falsas en individuos como Paya,Menoyo,Elizardo.
politico
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Re: ¿CUAL ES EL LEGADO HISTORICO DE LA REVOLUCION CUBANA EN 5O AñOS?
Estoy de acuerdo contigo politico en que una lección importante de la historia cubana reciente, incluido los 50 años de tirania, es que como nacion debemos basarnos en leyes y no en caudillos, que los capitanes del microfono sepan que no tienen cabida en una era donde gobieranan las infraestructuras, los poderes divididos y el estado de derecho.
No obstante, existe una opinion negativa sobre Payá en algunos cubanos que aun no comprendo, ni comparto. Obviamente cada cual manifesta apoyo o rechazo por quien su conciencia dicte. Eventualmnte sera una eleccion popular la que decida el proximo gobernante de una Cuba libre.
Yo particularmente le daria con todo orgullo mi voto a Oscar Elias Biscet porque ademas de su valentia, su gobierno tendria un peso de legitimidad muy fuerte. Es un cubano de a pie, negro, medico, alguien que facilmente se identifica con el pueblo cubano. Seria un buen inicio para una democracia.
Saludos cordiales,
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Re: ¿CUAL ES EL LEGADO HISTORICO DE LA REVOLUCION CUBANA EN 5O AñOS?
No obstante, existe una opinion negativa sobre Payá en algunos cubanos que aun no comprendo, ni comparto. Obviamente cada cual manifesta apoyo o rechazo por quien su conciencia dicte. Eventualmnte sera una eleccion popular la que decida el proximo gobernante de una Cuba libre.
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No es serio Compa, sera anticastristra pero es falso y oportunista.Me uno a ti y doy mis votos a Biscet o a Darsi Ferrer.
politico
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No es serio Compa, sera anticastristra pero es falso y oportunista.Me uno a ti y doy mis votos a Biscet o a Darsi Ferrer.
politico
Re: ¿CUAL ES EL LEGADO HISTORICO DE LA REVOLUCION CUBANA EN 5O AñOS?
Politico, amigo ¿En que te basas para decir que Payá es un oportunista y un falso?
Yo entiendo que uno tenga discrepancia politica y no este de acuerdo con l Proyecto Varela, pero de ahi a concluir eso que tu afirmas se requieren razones solidas mas alla de la simple discrepancia.
En lo personal le tengo admiracion y respeto a todos los democratas que estan dentro de Cuba luchando contra la tirania y en el proceso arriesgando su integridad y la de su familia. Vivir alienado, en constante acoso de las Brigadas de Respuesta Rapida y la policia del regimen es algo que requiere de mucha fuerza de voluntad y amor patrio.
Un abrazo,
El Compa.
Yo entiendo que uno tenga discrepancia politica y no este de acuerdo con l Proyecto Varela, pero de ahi a concluir eso que tu afirmas se requieren razones solidas mas alla de la simple discrepancia.
En lo personal le tengo admiracion y respeto a todos los democratas que estan dentro de Cuba luchando contra la tirania y en el proceso arriesgando su integridad y la de su familia. Vivir alienado, en constante acoso de las Brigadas de Respuesta Rapida y la policia del regimen es algo que requiere de mucha fuerza de voluntad y amor patrio.
Un abrazo,
El Compa.
Re: ¿CUAL ES EL LEGADO HISTORICO DE LA REVOLUCION CUBANA EN 5O AñOS?
Compa, es algo que me nace del corazon,
El proyecto Varela yo fui uno(y soy) de los que se opuso a ese proyecto por las siguientes razones:
1-No era la via adecuada(mi opinion personal) para lograr un cambio politico en Cuba, la tirania jamas reconoceria
otra constitucion que la implantada por los castros.
2-Esa recogida de firmas, fue la ratonera mas grande que jamas haya funcionado en Cuba, el G-2 se dio gusto archivando
los nombres de los simpatizantes y por supuesto aumentando la represion y las detenciones.
Sobre la personalidad de Paya, me cayo bastante mal que solo el saliese a España a recibir premios y bendiciones.Otra cosa
fue ese coqueteo directo con personalidades de la dictadura mientras otros disidentes estaban sufriendo prision y vejaciones.
Paya, en cierta ocasion hizo declaraciones que solo su grupo estaba realizando actividades politicas y se quejaba del poco apoyo del exilio,
esto lo considero desleal.La disidencia no es una competencia de este grupo o del otro.
Personalmente, si Paya hace un llamado a la huelga general, yo seria uno de los primeros en apoyarlo, no a el como persona pero si a esa accion en la que creo.
No se si me hice entender Compa.
saludos
politico
El proyecto Varela yo fui uno(y soy) de los que se opuso a ese proyecto por las siguientes razones:
1-No era la via adecuada(mi opinion personal) para lograr un cambio politico en Cuba, la tirania jamas reconoceria
otra constitucion que la implantada por los castros.
2-Esa recogida de firmas, fue la ratonera mas grande que jamas haya funcionado en Cuba, el G-2 se dio gusto archivando
los nombres de los simpatizantes y por supuesto aumentando la represion y las detenciones.
Sobre la personalidad de Paya, me cayo bastante mal que solo el saliese a España a recibir premios y bendiciones.Otra cosa
fue ese coqueteo directo con personalidades de la dictadura mientras otros disidentes estaban sufriendo prision y vejaciones.
Paya, en cierta ocasion hizo declaraciones que solo su grupo estaba realizando actividades politicas y se quejaba del poco apoyo del exilio,
esto lo considero desleal.La disidencia no es una competencia de este grupo o del otro.
Personalmente, si Paya hace un llamado a la huelga general, yo seria uno de los primeros en apoyarlo, no a el como persona pero si a esa accion en la que creo.
No se si me hice entender Compa.
saludos
politico
Re: ¿CUAL ES EL LEGADO HISTORICO DE LA REVOLUCION CUBANA EN 5O AñOS?
Politico, yo respeto tu opinion y entiendo que discrepes del proyecto varela e incluso que te desagrade Paya. Yo no soy apologista de nadie ni mucho menos, pero no veo el porque de tus planteamientos iniciales donde lo llamas - falso y oportunista.
Entiendo tu discrepancia con el Projecto Varela. Yo lo veo como una forma de demostrar al mundo que en Cuba el proceso electoral es una farsa. Precisamente la idea de que el gobierno cambie su propia constitucion y ley solo para que 25 mil firmas no sean validadas demuestra la falta de leyes en Cuba. Eso es obvio para nosotros los cubanos, pero para los de fuera no. En demostrar eso pienso esta una de las fortalezas mayores del Proyecto Varela.
Sobre lo publico de las 25 mil firmas, el movimiento disidente y democrata en Cuba siempre ha sido publica y transparente. No hay disidente secreto en Cuba pues no exisitiera oposicion que hace labores clandestinas, estuvieran todos fusilados de ser asi. Ademas habia un concentimiento del que firma que su nombre sera publicado.
Yo pienso qu es correcto que un opositor tenga relacion directa con gobernantes europeos. Lo del premio, no es solo a Paya que le han dado un premio. En la historia del movimiento disidente contra el comunismo esta Sakharov que le dieron un premio y no pudo salir de Rusia porque no le dieron permiso. En esencia no me parece que salir de Cuba a buscar un premio haga a nadie oportunista pues esa es la mejor forma publicitaria de internacionalizar el movimiento opositor en Europa y el mundo.
Sobre las palabras de Paya sobre exiliados fuera, pienso que hay fricciones con eso y que todo disidente en Cuba tiene derecho de criticar a ciertos sectores del exilio si asi lo desea. ¿Por que se tuviera que callar su critica?
Sobre el coqueteo con miembros del regimen no conozco de tal cosa, pero si tu conoces algo que yo no sepa me interesaria saberlo. Lo que pienso te refieras sea que Paya llamo al gobierno cubano a dialogar con la oposicion, eso no lo veo como coqueteo sino como un proceso natural de negociacion politica. Coqueteo por ejemplo es el de la jerarquia de la iglesia catolica cubana con el gobierno de Castro.
En fin, asi es como yo veo los temas que tu planteas.
Un abrazo,
Entiendo tu discrepancia con el Projecto Varela. Yo lo veo como una forma de demostrar al mundo que en Cuba el proceso electoral es una farsa. Precisamente la idea de que el gobierno cambie su propia constitucion y ley solo para que 25 mil firmas no sean validadas demuestra la falta de leyes en Cuba. Eso es obvio para nosotros los cubanos, pero para los de fuera no. En demostrar eso pienso esta una de las fortalezas mayores del Proyecto Varela.
Sobre lo publico de las 25 mil firmas, el movimiento disidente y democrata en Cuba siempre ha sido publica y transparente. No hay disidente secreto en Cuba pues no exisitiera oposicion que hace labores clandestinas, estuvieran todos fusilados de ser asi. Ademas habia un concentimiento del que firma que su nombre sera publicado.
Yo pienso qu es correcto que un opositor tenga relacion directa con gobernantes europeos. Lo del premio, no es solo a Paya que le han dado un premio. En la historia del movimiento disidente contra el comunismo esta Sakharov que le dieron un premio y no pudo salir de Rusia porque no le dieron permiso. En esencia no me parece que salir de Cuba a buscar un premio haga a nadie oportunista pues esa es la mejor forma publicitaria de internacionalizar el movimiento opositor en Europa y el mundo.
Sobre las palabras de Paya sobre exiliados fuera, pienso que hay fricciones con eso y que todo disidente en Cuba tiene derecho de criticar a ciertos sectores del exilio si asi lo desea. ¿Por que se tuviera que callar su critica?
Sobre el coqueteo con miembros del regimen no conozco de tal cosa, pero si tu conoces algo que yo no sepa me interesaria saberlo. Lo que pienso te refieras sea que Paya llamo al gobierno cubano a dialogar con la oposicion, eso no lo veo como coqueteo sino como un proceso natural de negociacion politica. Coqueteo por ejemplo es el de la jerarquia de la iglesia catolica cubana con el gobierno de Castro.
En fin, asi es como yo veo los temas que tu planteas.
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Re: ¿CUAL ES EL LEGADO HISTORICO DE LA REVOLUCION CUBANA EN 5O AñOS?
Bueno compa, yo lo veo asi como que quiere el liderazgo de la oposicion en Cuba, fijate que esas fricciones comienzan con sus criticas de faltas de apoyo de otros grupos, pero el mismo no ha buscado ese apoyo ni ha apoyado a los otros.
De todas maneras fue mi opinion personal, y cualquier cosa que el haga en contra de la tirania recibira mi apoyo y mi bendicion incondicional.
Pero mi voto asi de corazon se lo doy a Biscet o a Darsi Ferrer.
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De todas maneras fue mi opinion personal, y cualquier cosa que el haga en contra de la tirania recibira mi apoyo y mi bendicion incondicional.
Pero mi voto asi de corazon se lo doy a Biscet o a Darsi Ferrer.
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