Los dignos y los esclavos.
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Los dignos y los esclavos.
Dos manifestaciones en Madrid con apenas horas de diferencia. En una desfiló bajo orientaciones precisas por supuesto, lo retrógrado y la apatía, en la otra la dignidad y la esperanza, que como corona de laurel se vistió con el toque de distinción que otorga la espontaneidad y el único compromiso del servicio a la libertad. La Puerta del Sol al mediodía del 1 de febrero se convirtió en el kilómetro cero de la libertad de Cuba, como si los descendientes de aquellos que lucharon con hombría y valor sobrado frente a nuestras terroríficas cargas al machete, esta vez se unieran a la carga por el fin de una dictadura. La población matritense contemplaba con estupor a los caribeños, que inmutables a la fuerte helada invernal clamaban libertad para los presos políticos cubanos y el cese de la tiranía castrista. El oso madrileño se apoyaba en la jornada del 1 de febrero en un madroño de nuestra amada isla, tierra donde también crece el arbusto destacado en el escudo de la ciudad de La Cibeles.
Esta vez la poderosa maquinaria propagandística del gobierno castrista mostró sus puntos débiles, como si la moribunda tiranía sufriera del estupor en que la sumen sus viejos odios y la aun más antigua lista de crímenes. Era lógico aguardar por una respuesta y las orientaciones de La Habana fueron precisas, la contramanifestación debía anteceder a la convocada por la Asociación Española Cuba en Transición y Asociación de Iberoamericanos por la Libertad. La movilización de las fuerzas de la izquierda orientadas por el comunismo que aun sobrevive a duras penas en las alcantarillas de la política española, decidieron manifestarse el 31 de enero y cuán lejos estaban de pensar en el rotundo fracaso que planeaban, ni siquiera la conocida frase antinatura antillana de convertir el revés en victoria, les protegió de la más contundente derrota de los agoreros del castrismo en tierras hispanas. Ni su quehacer pírrico habitual prodigo en derroche, si es para contrarrestar las ansias de libertad de un país les salvó de un anonimato noticioso cercano al ostracismo, otorgado por una Europa que contempló como hasta los copos de nieve bendecían a los que en nombre de un pueblo gritaban por la libertad. Algunos dicen que eran fragmentos de nieve, algunos vieron lágrimas de una nación esclava por muchos años congelada por la indiferencia mundial, vertirse sobre la Puerta del Sol.
El 1 de febrero los paraguas se trocaron en monturas para un ejército de hombres de diferentes latitudes hermanados por el amor a la libertad y los derechos del hombre. Los rostros serios, el mirar de los que han roto las cadenas, los gritos de ¡Cuba Libre!, transformaron la mañana invernal en el tórrido sol de Peralejo, Las Güasimas, Palo Seco, Mojacasabe y a miles de millas, Cuba vió correr una lágrima por sus mejillas a modo de homenaje ante hijos tan dignos. La dignidad, el respeto y la cortesía hicieron de la manifestación un ejemplo ante el mundo, alejada de la manifestación vulgar y arrabalera, que apenas veinticuatro horas antes recorriera algunos sitios de la misma urbe. Los émulos de las Brigadas de Respuesta Rápida, los adoradores del terror revolucionario no encontraron el apoyo esperado por un Madrid que no les prestó atención alguna entre las cansadas consignas comunistas y las frases ofensivas contra los que defienden su derecho inapelable a la libertad. El 31 de enero el fracaso del procastrismo fue palpable en las rúas madrileñas, por estos tiempos se hace difícil manipular a quienes vieron la ineficacia y la estafa de setenta años de una ex URSS, que llevó a la miseria a un grupo de otroras prósperos territorios. La falacia del museo socialista caribeño se hizo palpable, la heroica Madrid del dos de mayo prefiere escuchar gritos de libertad, no loas a una decadente y repulsiva tiranía, templo de una mentira de cincuenta años y que aun pretende otorgar el don de la palabra al más pútrido de los cubanos, Fidel Castro Ruz.
Ya no es posible acallar la dignidad de un pueblo ni los europeos pueden seguir mirando hacia el lado opuesto. Los que un día antes eran diana de una manifestación de ineptos, al nacer febrero se erguían inmensos en su cubanía reclamando sus derechos. La siempre contundente Zoé Valdés sentenció su alocución con un resonante Abajo Fidel, que rompió los barrotes que cercenan la libertad de nuestros presos, el mismo grito que se escucha brotar del Estrecho de La Florida donde descansan muchos de nuestros hermanos. La frase viril voló hasta el Foso de Los Laureles en la tristemente célebre Fortaleza de La Cabaña a arropar a nuestros fusilados y hacerles ver que sus muertes dignas y heroicas no fueron en vano. Ayer la vocación por la libertad puso en el lugar correspondiente a los dignos y a los esclavos.
Ayer Madrid fue más que la capital de España, fué Miami, París, Londres, fue cada ciudad donde hay un cubano amante de la libertad. Fue más, ayer Madrid fue Cuba.
¡Viva Cuba Libre!
Patrio
.Esta vez la poderosa maquinaria propagandística del gobierno castrista mostró sus puntos débiles, como si la moribunda tiranía sufriera del estupor en que la sumen sus viejos odios y la aun más antigua lista de crímenes. Era lógico aguardar por una respuesta y las orientaciones de La Habana fueron precisas, la contramanifestación debía anteceder a la convocada por la Asociación Española Cuba en Transición y Asociación de Iberoamericanos por la Libertad. La movilización de las fuerzas de la izquierda orientadas por el comunismo que aun sobrevive a duras penas en las alcantarillas de la política española, decidieron manifestarse el 31 de enero y cuán lejos estaban de pensar en el rotundo fracaso que planeaban, ni siquiera la conocida frase antinatura antillana de convertir el revés en victoria, les protegió de la más contundente derrota de los agoreros del castrismo en tierras hispanas. Ni su quehacer pírrico habitual prodigo en derroche, si es para contrarrestar las ansias de libertad de un país les salvó de un anonimato noticioso cercano al ostracismo, otorgado por una Europa que contempló como hasta los copos de nieve bendecían a los que en nombre de un pueblo gritaban por la libertad. Algunos dicen que eran fragmentos de nieve, algunos vieron lágrimas de una nación esclava por muchos años congelada por la indiferencia mundial, vertirse sobre la Puerta del Sol.
El 1 de febrero los paraguas se trocaron en monturas para un ejército de hombres de diferentes latitudes hermanados por el amor a la libertad y los derechos del hombre. Los rostros serios, el mirar de los que han roto las cadenas, los gritos de ¡Cuba Libre!, transformaron la mañana invernal en el tórrido sol de Peralejo, Las Güasimas, Palo Seco, Mojacasabe y a miles de millas, Cuba vió correr una lágrima por sus mejillas a modo de homenaje ante hijos tan dignos. La dignidad, el respeto y la cortesía hicieron de la manifestación un ejemplo ante el mundo, alejada de la manifestación vulgar y arrabalera, que apenas veinticuatro horas antes recorriera algunos sitios de la misma urbe. Los émulos de las Brigadas de Respuesta Rápida, los adoradores del terror revolucionario no encontraron el apoyo esperado por un Madrid que no les prestó atención alguna entre las cansadas consignas comunistas y las frases ofensivas contra los que defienden su derecho inapelable a la libertad. El 31 de enero el fracaso del procastrismo fue palpable en las rúas madrileñas, por estos tiempos se hace difícil manipular a quienes vieron la ineficacia y la estafa de setenta años de una ex URSS, que llevó a la miseria a un grupo de otroras prósperos territorios. La falacia del museo socialista caribeño se hizo palpable, la heroica Madrid del dos de mayo prefiere escuchar gritos de libertad, no loas a una decadente y repulsiva tiranía, templo de una mentira de cincuenta años y que aun pretende otorgar el don de la palabra al más pútrido de los cubanos, Fidel Castro Ruz.
Ya no es posible acallar la dignidad de un pueblo ni los europeos pueden seguir mirando hacia el lado opuesto. Los que un día antes eran diana de una manifestación de ineptos, al nacer febrero se erguían inmensos en su cubanía reclamando sus derechos. La siempre contundente Zoé Valdés sentenció su alocución con un resonante Abajo Fidel, que rompió los barrotes que cercenan la libertad de nuestros presos, el mismo grito que se escucha brotar del Estrecho de La Florida donde descansan muchos de nuestros hermanos. La frase viril voló hasta el Foso de Los Laureles en la tristemente célebre Fortaleza de La Cabaña a arropar a nuestros fusilados y hacerles ver que sus muertes dignas y heroicas no fueron en vano. Ayer la vocación por la libertad puso en el lugar correspondiente a los dignos y a los esclavos.
Ayer Madrid fue más que la capital de España, fué Miami, París, Londres, fue cada ciudad donde hay un cubano amante de la libertad. Fue más, ayer Madrid fue Cuba.
¡Viva Cuba Libre!
Patrio
Patrio- Ganador por Votación del Foro al Premio Golden Post por Mejor Articulo Original
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Re: Los dignos y los esclavos.
Si Patrio, en realidad a pesar de la lluvia y la nieve fue un día muy lindo
Habanera- VIP/Ganadora por Votación del Foro al Premio Golden Post al Mejor Articulo Original
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