Los hijos de Hermes.
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Los hijos de Hermes.
Exilio, expatriación voluntaria o forzada, se me antoja en el caso cubano, una palabra arcaica y a su vez, gracias al uso de su verdadero sentido en múltiples variantes, su reconversión en un arma enemiga del cubano. El exilio es tan antiguo como la nación cubana, desde que llegaron a nuestras tierras los estandartes de León y Castilla, crucifijo y espada incluídos, los nativos buscaron refugio en zonas intrincadas y en islas próximas. Desde entonces la vida del cubano salvo raros períodos de paz, ha sido un peregrinar constante, como si Hermes el dios griego de los viajeros y más propiamente el Hermes Crióforo a quien se le identifica con un cordero al hombro, decidiera desde entonces, que la isla de Cuba sustituyera para siempre su gruta del monte Cileno. Como dato curioso es tal la coincidencia de la deidad representada con sandalias aladas, que se señala además como patrón de los ladrones y...¿qué cubano no ha usado un par de sandalias y cometido aunque sea un pequeño hurto al descuido para subsistir en la Cuba castrista?. Nada, que los eruditos occidentales nos han pasado por alto a la hora de señalarnos como base de la cultura mundial, porque Hermes, es sin duda alguna un cubano más.
Volviendo al tema del exilio, tal definición implica por regla general su asociación a motivos políticos, detalle negado durante las últimas décadas por el emperador vitalicio de Cuba, Fidel Castro Ruz, en contraposición a su declarada filosofía marxista donde política y economía están vinculadas estrechamente, pero que a despecho de los catedráticos, el sátrapa bautizó las masivas oleadas de exiliados como emigrantes económicos, desvinculándoles del factor político. Los últimos diez lustros de la historia cubana han estado marcados por exiliados de todo tipo pero con un denominador común, un sistema imperante incapaz de proporcionar bienestar a la mayoría, tras cinco décadas donde el sector más productivo ha sido la creación de consignas y promesas incumplidas.
Sin embargo, hay un exiliado que ningún texto toma en cuenta y es el exiliado dentro de las propias fronteras, los diez millones de parias ajenos al Partido Comunista de Cuba y que deambulan sin futuro por una tierra que les vió nacer pero que se niega a darles el sustento. El cubano de a pie, el privado de privilegios, cargado de desesperanzas y con el lastre de un mecanismo represivo eficaz a sus espaldas. El exilio histórico, el menos histórico, el sin historia y el reciente, según los versados analistas cubanos que pululan hoy en los medios internacionales, aferrado a una inoperancia tan mítica como la propia economía castrista se afana en portar a manera de estandarte su condición de exiliado de más o tal cual años, craso error. Las fórmulas de selectividad para los ya hoy múltiples exilios han erigido sus criterios en variantes más divisorias que aglutinadoras, logrando un ejército de compatriotas allende los mares con más caciques que indios, con la consecuente planificación de la inconformidad a tal punto que nada remeda más al sistema cubano que la propia oposición, con más puntos débiles para ser justos.
Lo más sorprendente es que de la misma forma que en Cuba es realmente difícil ser un verdadero comunista, en el exilio resulta harto difícil ser un verdadero exiliado, porque los patrones de la ilegalidad conceptual son tan estrechos que al final la mayor parte de los cubanos dentro y fuera de Cuba, no son ni comunistas ni disidentes, resulta una tarea verdadera hercúlea salvo para los funcionalmente oligofrénicos, estar en uno u otro lado, generándose un enorme limbo social de desidia política, ciertamente no poco tentadora tras observar las posiciones contrapuestas.
Por ejemplo, hace unos días en nuestro propio foro recibíamos con agrado la noticia de la apertura de un nuevo foro que asegura incluso que no discrimina por raza, religión o política..., pero teniendo en cuenta que los castristas han tenido durante cincuenta años el poder de los medios de difusión, se prohibe, etc, etc, etc... Sencillamente un Granma al revés, cuyo enunciado pudiera promover hilaridad tras su lectura pero que demuestra que a pesar de la libertad de la que disfrutan algunos durante décadas, no han aprendido a rebatir con la razón, la verdad histórica y a tomar como ejemplo los errores cometidos durante decenios por gran parte del exilio. Sólo aglutinando se logra la creación de un ejército de tal magnitud capaz de rebatir a los defensores de la dictadura en sus múltiples frentes.
Más de uno de los tradicionalistas sectores del exilio llamado vertical, detalle geométrico que aún a pesar de profundos análisis no encuentro pies ni cabeza, se enfrentan a un fenómeno de nueva aparición, la internacionalización del exilio, pero de un sector sin matices, sin historicidad que rivalice pero que agrupa, que desfila y que motiva titulares en muchas ciudades del mundo, bajo una sola condición: estar en contra de la dictadura castrista. Gritos de libertad se alzaron en Madrid, Barcelona, New York, Salamanca, próximamente en Ginebra y ya se habla de otros sitios donde la voluntad y el deseo de una Patria libre, se han alzado con entera firmeza sobre partidos políticos y organizaciones. El afán de una Cuba libre al estilo de la manigua mambisa, no exige más que la voluntad de manifestarse sin condiciones previas y he ahí el resultado, los primeros meses del 2009 han mostrado al mundo una verdad incuestionable, hay muchos cubanos que claman libertad. Esa es la línea, con todos, sin distinción y la meta, la libertad. El ejemplo es aplastante.
Los que vivimos fuera de Cuba, debemos pensar que el verdadero exiliado es el cubano que vive reprimido y carente de libertad en nuestra tierra, con hambre, con tristezas, con desesperanza y al que aun exigimos que haga lo que nosotros no fuimos capaces de hacer. Si en vez de crear partidos en el exterior, militáramos en los de la disidencia interna y les apoyáramos, la libertad estaría mucho más cerca. Es hora de que los orates a destajo, creadores de gobiernos en el exilio se convenzan de una vez, que un gobierno en una Cuba libre, implicará por su propio peso la presencia de hombres que no han optado por la seguridad de otros países, el gobierno de una Cuba libre saldrá como la miel más fresca de nuestras ciudades y nuestras cárceles, les corresponde por justicia histórica.
Más que exiliados, somos cubanos, unos a favor y otros en contra del Embargo, unos a favor del diálogo y otros no, unos más radicales que otros, pero lo cierto es que hasta que no nos demos cuenta que la línea seguida hasta ahora no ha generado la libertad, estamos haciendo el juego a la tiranía. Esperanzadoras las manifestaciones en las ciudades que se han producido y la mecha sigue ardiendo. Quizás estos brotes de fuego libertario hagan meditar de una vez, que un frente amplio, capaz y aglutinador es más eficaz que las inquisitorias restricciones que olvidan que todos y cada uno de nosotros, somos sencillamente cubanos.
Patrio
Volviendo al tema del exilio, tal definición implica por regla general su asociación a motivos políticos, detalle negado durante las últimas décadas por el emperador vitalicio de Cuba, Fidel Castro Ruz, en contraposición a su declarada filosofía marxista donde política y economía están vinculadas estrechamente, pero que a despecho de los catedráticos, el sátrapa bautizó las masivas oleadas de exiliados como emigrantes económicos, desvinculándoles del factor político. Los últimos diez lustros de la historia cubana han estado marcados por exiliados de todo tipo pero con un denominador común, un sistema imperante incapaz de proporcionar bienestar a la mayoría, tras cinco décadas donde el sector más productivo ha sido la creación de consignas y promesas incumplidas.
Sin embargo, hay un exiliado que ningún texto toma en cuenta y es el exiliado dentro de las propias fronteras, los diez millones de parias ajenos al Partido Comunista de Cuba y que deambulan sin futuro por una tierra que les vió nacer pero que se niega a darles el sustento. El cubano de a pie, el privado de privilegios, cargado de desesperanzas y con el lastre de un mecanismo represivo eficaz a sus espaldas. El exilio histórico, el menos histórico, el sin historia y el reciente, según los versados analistas cubanos que pululan hoy en los medios internacionales, aferrado a una inoperancia tan mítica como la propia economía castrista se afana en portar a manera de estandarte su condición de exiliado de más o tal cual años, craso error. Las fórmulas de selectividad para los ya hoy múltiples exilios han erigido sus criterios en variantes más divisorias que aglutinadoras, logrando un ejército de compatriotas allende los mares con más caciques que indios, con la consecuente planificación de la inconformidad a tal punto que nada remeda más al sistema cubano que la propia oposición, con más puntos débiles para ser justos.
Lo más sorprendente es que de la misma forma que en Cuba es realmente difícil ser un verdadero comunista, en el exilio resulta harto difícil ser un verdadero exiliado, porque los patrones de la ilegalidad conceptual son tan estrechos que al final la mayor parte de los cubanos dentro y fuera de Cuba, no son ni comunistas ni disidentes, resulta una tarea verdadera hercúlea salvo para los funcionalmente oligofrénicos, estar en uno u otro lado, generándose un enorme limbo social de desidia política, ciertamente no poco tentadora tras observar las posiciones contrapuestas.
Por ejemplo, hace unos días en nuestro propio foro recibíamos con agrado la noticia de la apertura de un nuevo foro que asegura incluso que no discrimina por raza, religión o política..., pero teniendo en cuenta que los castristas han tenido durante cincuenta años el poder de los medios de difusión, se prohibe, etc, etc, etc... Sencillamente un Granma al revés, cuyo enunciado pudiera promover hilaridad tras su lectura pero que demuestra que a pesar de la libertad de la que disfrutan algunos durante décadas, no han aprendido a rebatir con la razón, la verdad histórica y a tomar como ejemplo los errores cometidos durante decenios por gran parte del exilio. Sólo aglutinando se logra la creación de un ejército de tal magnitud capaz de rebatir a los defensores de la dictadura en sus múltiples frentes.
Más de uno de los tradicionalistas sectores del exilio llamado vertical, detalle geométrico que aún a pesar de profundos análisis no encuentro pies ni cabeza, se enfrentan a un fenómeno de nueva aparición, la internacionalización del exilio, pero de un sector sin matices, sin historicidad que rivalice pero que agrupa, que desfila y que motiva titulares en muchas ciudades del mundo, bajo una sola condición: estar en contra de la dictadura castrista. Gritos de libertad se alzaron en Madrid, Barcelona, New York, Salamanca, próximamente en Ginebra y ya se habla de otros sitios donde la voluntad y el deseo de una Patria libre, se han alzado con entera firmeza sobre partidos políticos y organizaciones. El afán de una Cuba libre al estilo de la manigua mambisa, no exige más que la voluntad de manifestarse sin condiciones previas y he ahí el resultado, los primeros meses del 2009 han mostrado al mundo una verdad incuestionable, hay muchos cubanos que claman libertad. Esa es la línea, con todos, sin distinción y la meta, la libertad. El ejemplo es aplastante.
Los que vivimos fuera de Cuba, debemos pensar que el verdadero exiliado es el cubano que vive reprimido y carente de libertad en nuestra tierra, con hambre, con tristezas, con desesperanza y al que aun exigimos que haga lo que nosotros no fuimos capaces de hacer. Si en vez de crear partidos en el exterior, militáramos en los de la disidencia interna y les apoyáramos, la libertad estaría mucho más cerca. Es hora de que los orates a destajo, creadores de gobiernos en el exilio se convenzan de una vez, que un gobierno en una Cuba libre, implicará por su propio peso la presencia de hombres que no han optado por la seguridad de otros países, el gobierno de una Cuba libre saldrá como la miel más fresca de nuestras ciudades y nuestras cárceles, les corresponde por justicia histórica.
Más que exiliados, somos cubanos, unos a favor y otros en contra del Embargo, unos a favor del diálogo y otros no, unos más radicales que otros, pero lo cierto es que hasta que no nos demos cuenta que la línea seguida hasta ahora no ha generado la libertad, estamos haciendo el juego a la tiranía. Esperanzadoras las manifestaciones en las ciudades que se han producido y la mecha sigue ardiendo. Quizás estos brotes de fuego libertario hagan meditar de una vez, que un frente amplio, capaz y aglutinador es más eficaz que las inquisitorias restricciones que olvidan que todos y cada uno de nosotros, somos sencillamente cubanos.
Patrio
Patrio- Ganador por Votación del Foro al Premio Golden Post por Mejor Articulo Original
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