Estaban conspirando con Hugo para cepillarse a los hermanos Castros?
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Estaban conspirando con Hugo para cepillarse a los hermanos Castros?
POINT OF VIEW
The Plot Against The Castros
Two of Cuba's star politicians seem to have been a part of a conspiracy or a coup to overthrow Raúl Castro
By Jorge Castañeda | NEWSWEEK
Published Mar 14, 2009
From the magazine issue dated Mar 23, 2009
For years, two tidbits of conventional wisdom have dominated debates among Cubanologists (a tropical subspecies of former Kremlinologists). First, that Deputy Prime Minister and economic czar Carlos Lage has been in charge of running the island economy since the early '90s, and, despite differences of opinion regarding his performance, was seen as one of the most likely successors to Fidel Castro's brother and successor, Raúl. Second, that Foreign Minister Felipe Pérez Roque was not only in charge of the international relations Fidel Castro took increasingly less interest in, but that he was something of a favorite son. Most observers, including several Latin American ex-presidents close to Castro, saw him as the heir apparent, once the caudillo's brother passed from the scene. So Raúl's decision to dump the two stars a fortnight ago is a major event in Cuba, and unlike previous purges, this one is clearly linked to Fidel Castro's succession, and may tell us a great deal about what lies ahead.
The problem, of course, is that, as in the Soviet Union when Stalin died, or in China after Mao's death, we don't really know what is going on. Yet there are solid reasons to believe that something along the following lines took place: for at least a month or so, Lage, Pérez Roque and others were apparently involved in a conspiracy, betrayal, coup or whatever term one prefers, to overthrow or displace Raúl from his position. In this endeavor, they recruited—or were recruited by—Venezuela's Hugo Chávez, who in turn tried to enlist the support of other Latin American leaders, starting with Leonel Fernández of the Dominican Republic, who refused to get involved.
Their reasons for wishing to unseat Rául were mainly turf and power, but they also feared that the leader was beginning to feel threatened by the reaction of the Cuban people to excessive economic and social deprivation, and after his brother's demise would be unable to control the flow of events. Consequently, he would accept a series of economic and political reforms to normalize relations with the United States, knowing full well that therein lay the only option for immediate improvement in Cubans' lives. They believed this to be a betrayal of the revolution, and the beginning of the end of its survival.
This would represent the latest of many anti-Castro intrigues since 1959. As usual, Castro (Raúl this time; before, both brothers) detected the plot almost before the plotters themselves. Raúl took the evidence collected by military intelligence to his ailing brother, and forced him to choose: stick with him and extend his support to the predetermined succession path, or back Lage and Pérez Roque and forsake Raúl. With evident disappointment in his old allies, the Comandante Máximo backed Raúl. Then Chávez was summoned to Havana to be placed before another devil's alternative: back off, while maintaining economic support for the island, or lose his Cuban security detail and intelligence apparatus, exposing himself to coups and assassination attempts from eventual Venezuelan replacements. He chose to stick with the Castros.
The day after their resignation, the two plotters were expelled from their other posts in disgrace. In a newspaper column Fidel accused them of harboring excessive "ambitions" fed by the "honey of power" and the "absence of sacrifice." He said they had reawakened the illusions of "foreign powers" regarding Cuba's future. More importantly, and enigmatically, he resorted to a baseball metaphor on the occasion of the World Baseball Classic to praise Dominicans for not participating (the team's plans had been unclear) and to claim that Chávez's baseball players, "as good and young" as they might be, were no match for "Cuba's seasoned all-stars."
When the conspirators were stripped of their titles, they published classic Stalinist mea culpa letters, acknowledging their "mistakes" (without saying what they were), and pledging loyalty to Fidel, Raúl and the revolution. Such behavior raises ominous questions. Pérez Roque was popular in Cuba; his youth, his humble origins, his combative nature all brought him closer to the people than most Cuban bureaucrats. Once Fidel is gone, will Raúl be able to "keep him down on the farm," if and when he claims to be Fidel's true heir? Will Raúl be able to pull off a rapprochement with Washington quickly enough to placate the restiveness his opponents could exploit? Or should he act to remove them from the scene, one way or another, before they return shrouded in glory?
Needless to say, none of this can be fully substantiated, and it is quite possible that, indeed, the entire affair might have now come to an end. Or, more probably, there will be a sequel: further persecution of the fallen idols, growing discontent in Cuba and increasing difficulties on the part of Raúl in managing the succession. It is worth remembering that Lenin, Stalin and Mao were all unable to control their successions, and they were neither fools nor choir children. There is scant reason to believe that Fidel, despite all his talent, will prove more successful.
Castañeda is a former foreign minister of Mexico, Global Distinguished Professor at New York University and a fellow at the New America Foundation.
© 2009
Traduccion automatica Google
El complot contra el Castros
Dos de Cuba, la estrella de los políticos parecen haber sido parte de una conspiración o un golpe para derrocar a Raúl Castro
Por Jorge Castañeda | Newsweek
Publicado el 14 de marzo, 2009
Durante
años, dos cositas de la sabiduría convencional han dominado los debates
entre Cubanologists (tropical subespecies de ex Kremlinologists). En
primer lugar, que el Primer Ministro Adjunto y económico zar Carlos
Lage se ha encargado de dirigir la economía de la isla desde principios
de los años'90, y, a pesar de las diferencias de opinión respecto a su
rendimiento, fue visto como uno de los más probables sucesores de Fidel
Castro y el hermano de sucesor, Raúl. En segundo lugar, que el Ministro
de Relaciones Exteriores Felipe Pérez Roque no sólo fue el encargado de
las relaciones internacionales cada vez más Fidel Castro tuvo menos
interés, pero que fue algo de un hijo favorito. La mayoría de los
observadores, entre ellos varios de América Latina los ex presidentes
de cerca de Castro, lo vio como el heredero aparente, una vez que el
hermano del caudillo pasó de la escena. Por lo tanto, la decisión de
Raúl volcado a las dos estrellas hace quince días es un acontecimiento
importante en Cuba y, a diferencia de anteriores purgas, éste está
claramente relacionado con la sucesión de Fidel Castro, y puede
decirnos mucho sobre lo que está por venir.
El problema, por supuesto, es que, como en la Unión Soviética
cuando Stalin murió, o en China después de la muerte de Mao, no sabemos
muy bien lo que está sucediendo. Sin embargo, existen sólidas razones
para creer que algo a lo largo de las líneas siguientes se llevó a
cabo: por lo menos un mes o así, Lage, Pérez Roque y otros fueron
aparentemente involucrado en una conspiración, la traición, el golpe o
lo que prefiere un término, para derrocar o desplazar Raúl de su cargo.
En este esfuerzo, que fueron contratados o reclutados por Hugo Chávez
de Venezuela, quien a su vez trató de recabar el apoyo de otros líderes
latinoamericanos, a partir de Leonel Fernández de República Dominicana,
que se negaron a participar.
Sus motivos para desear derrocar Raúl eran principalmente césped y
el poder, sino que también teme que el líder estaba empezando a
sentirse amenazados por la reacción del pueblo cubano a un exceso de
privación económica y social, y después de la desaparición de su
hermano no estaría en condiciones de controlar la flujo de los
acontecimientos. En consecuencia, se acepta una serie de reformas
económicas y políticas para normalizar las relaciones con los Estados
Unidos, a sabiendas de que él establecen la única opción para la mejora
inmediata de los cubanos la vida. Se cree que se trata de una traición
de la revolución, y el principio del fin de su supervivencia.
Ello representaría la última de las muchas intrigas contra Castro
desde 1959. Como de costumbre, Castro (Raúl este momento, antes, los
dos hermanos) detectó la trama casi a sí mismos antes de los
conspiradores. Raúl tomó las pruebas recogidas por la inteligencia
militar a su hermano enfermo, y le obligó a elegir: seguir con él y
ampliar su apoyo a la sucesión determinada ruta, o en la espalda Lage y
Pérez Roque y Raúl abandonar. Con evidente decepción en sus viejos
aliados, el Comandante Raúl Máximo respaldo. A continuación, Chávez fue
llamado a La Habana para ser sometidos a otra alternativa del diablo:
atrás, manteniendo el apoyo económico de la isla, o perder su seguridad
cubana detalle y aparato de inteligencia, exponerse a los golpes y los
intentos de asesinato de eventuales sustituciones venezolano. Optó por
seguir con la Castros.
El día después de su dimisión, los dos conspiradores fueron
expulsados de sus puestos en otra desgracia. En una columna del
periódico, Fidel acusó de albergar excesivo "ambiciones" alimentada por
la "miel de poder" y la "falta de sacrificio." Dijo que había
despertado las ilusiones de "potencias extranjeras" sobre el futuro de
Cuba. Que es más importante, y enigmatically, se recurrió a una
metáfora de béisbol con motivo del Clásico Mundial de Béisbol para
alabar a los dominicanos para que no participan (los planes del equipo
ha sido poco clara) y para afirmar que Chávez jugadores de béisbol ",
como buenos y de los jóvenes", ya que puede ser, no coinciden con los
de "Cuba es sazonada todos estrellas".
Cuando los conspiradores fueron despojados de sus títulos, se
publicó clásico estalinista cartas mea culpa, reconociendo sus
"errores" (sin decir lo que eran), y de promesas de fidelidad para
Fidel, Raúl y la revolución. Dicho comportamiento ominoso plantea
preguntas. Pérez Roque fue muy popular en Cuba; su juventud, su origen
humilde, su carácter combativo lo llevó todo más cerca de la población
cubana que la mayoría de los burócratas. Una vez que Fidel se haya ido,
Raúl se podrá "evitar que en la granja," si y cuando él dice ser el
verdadero heredero de Fidel? Raúl se podrá sacar un acercamiento con
Washington con la suficiente rapidez para aplacar la inquietud a sus
oponentes podría explotar? O en caso de que actúe para eliminarlos de
la escena, un modo u otro, antes de volver envuelto en la gloria?
Huelga decir que nada de esto puede ser plenamente justificada, y
es muy posible que, de hecho, todo el asunto podría haber llegado a su
fin. O, más probablemente, habrá una secuela: más la persecución de los
caídos ídolos, el descontento creciente en Cuba y dificultades cada vez
mayores por parte de Raúl en la gestión de la sucesión. Vale la pena
recordar que Lenin, Stalin y Mao fueron incapaces de controlar sus
sucesiones, y que no son ni tontos ni coro de niños. Hay poca razón
para creer que Fidel, a pesar de todo su talento, será más exitosa.
Castañeda es un ex canciller de Mexico, Global Distinguido
Profesor de la Universidad de Nueva York y otro en la New America
Foundation.
Fuente http://www.newsweek.com/id/189261
The Plot Against The Castros
Two of Cuba's star politicians seem to have been a part of a conspiracy or a coup to overthrow Raúl Castro
By Jorge Castañeda | NEWSWEEK
Published Mar 14, 2009
From the magazine issue dated Mar 23, 2009
For years, two tidbits of conventional wisdom have dominated debates among Cubanologists (a tropical subspecies of former Kremlinologists). First, that Deputy Prime Minister and economic czar Carlos Lage has been in charge of running the island economy since the early '90s, and, despite differences of opinion regarding his performance, was seen as one of the most likely successors to Fidel Castro's brother and successor, Raúl. Second, that Foreign Minister Felipe Pérez Roque was not only in charge of the international relations Fidel Castro took increasingly less interest in, but that he was something of a favorite son. Most observers, including several Latin American ex-presidents close to Castro, saw him as the heir apparent, once the caudillo's brother passed from the scene. So Raúl's decision to dump the two stars a fortnight ago is a major event in Cuba, and unlike previous purges, this one is clearly linked to Fidel Castro's succession, and may tell us a great deal about what lies ahead.
The problem, of course, is that, as in the Soviet Union when Stalin died, or in China after Mao's death, we don't really know what is going on. Yet there are solid reasons to believe that something along the following lines took place: for at least a month or so, Lage, Pérez Roque and others were apparently involved in a conspiracy, betrayal, coup or whatever term one prefers, to overthrow or displace Raúl from his position. In this endeavor, they recruited—or were recruited by—Venezuela's Hugo Chávez, who in turn tried to enlist the support of other Latin American leaders, starting with Leonel Fernández of the Dominican Republic, who refused to get involved.
Their reasons for wishing to unseat Rául were mainly turf and power, but they also feared that the leader was beginning to feel threatened by the reaction of the Cuban people to excessive economic and social deprivation, and after his brother's demise would be unable to control the flow of events. Consequently, he would accept a series of economic and political reforms to normalize relations with the United States, knowing full well that therein lay the only option for immediate improvement in Cubans' lives. They believed this to be a betrayal of the revolution, and the beginning of the end of its survival.
This would represent the latest of many anti-Castro intrigues since 1959. As usual, Castro (Raúl this time; before, both brothers) detected the plot almost before the plotters themselves. Raúl took the evidence collected by military intelligence to his ailing brother, and forced him to choose: stick with him and extend his support to the predetermined succession path, or back Lage and Pérez Roque and forsake Raúl. With evident disappointment in his old allies, the Comandante Máximo backed Raúl. Then Chávez was summoned to Havana to be placed before another devil's alternative: back off, while maintaining economic support for the island, or lose his Cuban security detail and intelligence apparatus, exposing himself to coups and assassination attempts from eventual Venezuelan replacements. He chose to stick with the Castros.
The day after their resignation, the two plotters were expelled from their other posts in disgrace. In a newspaper column Fidel accused them of harboring excessive "ambitions" fed by the "honey of power" and the "absence of sacrifice." He said they had reawakened the illusions of "foreign powers" regarding Cuba's future. More importantly, and enigmatically, he resorted to a baseball metaphor on the occasion of the World Baseball Classic to praise Dominicans for not participating (the team's plans had been unclear) and to claim that Chávez's baseball players, "as good and young" as they might be, were no match for "Cuba's seasoned all-stars."
When the conspirators were stripped of their titles, they published classic Stalinist mea culpa letters, acknowledging their "mistakes" (without saying what they were), and pledging loyalty to Fidel, Raúl and the revolution. Such behavior raises ominous questions. Pérez Roque was popular in Cuba; his youth, his humble origins, his combative nature all brought him closer to the people than most Cuban bureaucrats. Once Fidel is gone, will Raúl be able to "keep him down on the farm," if and when he claims to be Fidel's true heir? Will Raúl be able to pull off a rapprochement with Washington quickly enough to placate the restiveness his opponents could exploit? Or should he act to remove them from the scene, one way or another, before they return shrouded in glory?
Needless to say, none of this can be fully substantiated, and it is quite possible that, indeed, the entire affair might have now come to an end. Or, more probably, there will be a sequel: further persecution of the fallen idols, growing discontent in Cuba and increasing difficulties on the part of Raúl in managing the succession. It is worth remembering that Lenin, Stalin and Mao were all unable to control their successions, and they were neither fools nor choir children. There is scant reason to believe that Fidel, despite all his talent, will prove more successful.
Castañeda is a former foreign minister of Mexico, Global Distinguished Professor at New York University and a fellow at the New America Foundation.
© 2009
Traduccion automatica Google
El complot contra el Castros
Dos de Cuba, la estrella de los políticos parecen haber sido parte de una conspiración o un golpe para derrocar a Raúl Castro
Por Jorge Castañeda | Newsweek
Publicado el 14 de marzo, 2009
Durante
años, dos cositas de la sabiduría convencional han dominado los debates
entre Cubanologists (tropical subespecies de ex Kremlinologists). En
primer lugar, que el Primer Ministro Adjunto y económico zar Carlos
Lage se ha encargado de dirigir la economía de la isla desde principios
de los años'90, y, a pesar de las diferencias de opinión respecto a su
rendimiento, fue visto como uno de los más probables sucesores de Fidel
Castro y el hermano de sucesor, Raúl. En segundo lugar, que el Ministro
de Relaciones Exteriores Felipe Pérez Roque no sólo fue el encargado de
las relaciones internacionales cada vez más Fidel Castro tuvo menos
interés, pero que fue algo de un hijo favorito. La mayoría de los
observadores, entre ellos varios de América Latina los ex presidentes
de cerca de Castro, lo vio como el heredero aparente, una vez que el
hermano del caudillo pasó de la escena. Por lo tanto, la decisión de
Raúl volcado a las dos estrellas hace quince días es un acontecimiento
importante en Cuba y, a diferencia de anteriores purgas, éste está
claramente relacionado con la sucesión de Fidel Castro, y puede
decirnos mucho sobre lo que está por venir.
El problema, por supuesto, es que, como en la Unión Soviética
cuando Stalin murió, o en China después de la muerte de Mao, no sabemos
muy bien lo que está sucediendo. Sin embargo, existen sólidas razones
para creer que algo a lo largo de las líneas siguientes se llevó a
cabo: por lo menos un mes o así, Lage, Pérez Roque y otros fueron
aparentemente involucrado en una conspiración, la traición, el golpe o
lo que prefiere un término, para derrocar o desplazar Raúl de su cargo.
En este esfuerzo, que fueron contratados o reclutados por Hugo Chávez
de Venezuela, quien a su vez trató de recabar el apoyo de otros líderes
latinoamericanos, a partir de Leonel Fernández de República Dominicana,
que se negaron a participar.
Sus motivos para desear derrocar Raúl eran principalmente césped y
el poder, sino que también teme que el líder estaba empezando a
sentirse amenazados por la reacción del pueblo cubano a un exceso de
privación económica y social, y después de la desaparición de su
hermano no estaría en condiciones de controlar la flujo de los
acontecimientos. En consecuencia, se acepta una serie de reformas
económicas y políticas para normalizar las relaciones con los Estados
Unidos, a sabiendas de que él establecen la única opción para la mejora
inmediata de los cubanos la vida. Se cree que se trata de una traición
de la revolución, y el principio del fin de su supervivencia.
Ello representaría la última de las muchas intrigas contra Castro
desde 1959. Como de costumbre, Castro (Raúl este momento, antes, los
dos hermanos) detectó la trama casi a sí mismos antes de los
conspiradores. Raúl tomó las pruebas recogidas por la inteligencia
militar a su hermano enfermo, y le obligó a elegir: seguir con él y
ampliar su apoyo a la sucesión determinada ruta, o en la espalda Lage y
Pérez Roque y Raúl abandonar. Con evidente decepción en sus viejos
aliados, el Comandante Raúl Máximo respaldo. A continuación, Chávez fue
llamado a La Habana para ser sometidos a otra alternativa del diablo:
atrás, manteniendo el apoyo económico de la isla, o perder su seguridad
cubana detalle y aparato de inteligencia, exponerse a los golpes y los
intentos de asesinato de eventuales sustituciones venezolano. Optó por
seguir con la Castros.
El día después de su dimisión, los dos conspiradores fueron
expulsados de sus puestos en otra desgracia. En una columna del
periódico, Fidel acusó de albergar excesivo "ambiciones" alimentada por
la "miel de poder" y la "falta de sacrificio." Dijo que había
despertado las ilusiones de "potencias extranjeras" sobre el futuro de
Cuba. Que es más importante, y enigmatically, se recurrió a una
metáfora de béisbol con motivo del Clásico Mundial de Béisbol para
alabar a los dominicanos para que no participan (los planes del equipo
ha sido poco clara) y para afirmar que Chávez jugadores de béisbol ",
como buenos y de los jóvenes", ya que puede ser, no coinciden con los
de "Cuba es sazonada todos estrellas".
Cuando los conspiradores fueron despojados de sus títulos, se
publicó clásico estalinista cartas mea culpa, reconociendo sus
"errores" (sin decir lo que eran), y de promesas de fidelidad para
Fidel, Raúl y la revolución. Dicho comportamiento ominoso plantea
preguntas. Pérez Roque fue muy popular en Cuba; su juventud, su origen
humilde, su carácter combativo lo llevó todo más cerca de la población
cubana que la mayoría de los burócratas. Una vez que Fidel se haya ido,
Raúl se podrá "evitar que en la granja," si y cuando él dice ser el
verdadero heredero de Fidel? Raúl se podrá sacar un acercamiento con
Washington con la suficiente rapidez para aplacar la inquietud a sus
oponentes podría explotar? O en caso de que actúe para eliminarlos de
la escena, un modo u otro, antes de volver envuelto en la gloria?
Huelga decir que nada de esto puede ser plenamente justificada, y
es muy posible que, de hecho, todo el asunto podría haber llegado a su
fin. O, más probablemente, habrá una secuela: más la persecución de los
caídos ídolos, el descontento creciente en Cuba y dificultades cada vez
mayores por parte de Raúl en la gestión de la sucesión. Vale la pena
recordar que Lenin, Stalin y Mao fueron incapaces de controlar sus
sucesiones, y que no son ni tontos ni coro de niños. Hay poca razón
para creer que Fidel, a pesar de todo su talento, será más exitosa.
Castañeda es un ex canciller de Mexico, Global Distinguido
Profesor de la Universidad de Nueva York y otro en la New America
Foundation.
Fuente http://www.newsweek.com/id/189261
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