Manual pa´una buena Yuma
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Manual pa´una buena Yuma
Todo sucedió por casualidad, como siempre ocurren las buenas historias. Yo estaba ya sentado en el estrecho asiento del avión y rezaba porque no me tocara viajar al lado de ese gordo… ni de esa vieja… no, por favor tampoco junto a la muchacha del bebé, no. De pronto, ella apareció allá lejos y fue como si las luces se apagaran y su entrada fuera transmitida en cámara lenta… como en una película de Hollywood. Pasó medio despistada por mi lado y siguió de largo sin fijarse en mí y se me cayó el alma al suelo. Pero cuando calculé que podía volverme pa´ vacilar aquel nalgatorio, ella ya regresaba.
- Por favor, ¿puedo pasar? - me decía con la intención de sentarse en el asiento que da a la ventanilla.
- ¿Coño no faltaba más!- Esto prometía ser un viaje interesantísimo sentado al lado de una gallega de esas que te… y te… bueno mejor dejarlo ahí
- Gracias.
Los primeros minutos después del despegue transcurrieron como si yo nunca hubiera hablado a una mujer hermosa, como si a mí me importara mucho alguna barrera cultural o de cualquier tipo. ¡A mí, experto en saltar barreras! (No cercas que no es lo mismo ni es igual) Quince minutos estuvimos haciéndonos los duros, los suecos…
- Bueno yo no sé tú, pero yo sí soy sueco…
Tras ese comentario se rompió la muralla y todo se iluminó con su sonrisa y tras su risa empezamos a desnudarnos, de manera que dos horas después del despegue yo conocía su alma y su mayor defecto: ¡Viajaba a la isla a encontrarse con su novio! ¡Coño! Buena suerte que tienen otros. Ella no está segura de lo que hace, las manos le tiemblan y al final me suelta la pregunta a boca de jarro: ¿Cómo son los cubanos? Tenemos ocho horas por delante…
No creo que el tema con un cubano sea tan complicado. Aunque no se puede generalizar, lo que más hace falta en este mundo es sentido común. Por suerte o por desgracia las diferencias entre la cultura española y la cubana no son drásticas. No somos musulmanes, ni chinos. Cuba es más o menos como una provincia lejana de España. Una provincia separada no en la distancia sino en el tiempo. Probablemente un cubano haga a tu abuela exclamar: ¡Ah este es un hombre como ya no los hay!
Los cubanos aún creen en la conquista, disfrutan eso del cortejo, decirte una palabra bonita hoy, una mañana. Darte el lado de adentro de la acera, endulzarte el oído con el acento que les gusta a ustedes las gallegas, apropiarse del texto de una canción y quedar como poeta. Canciones románticas hay en Cuba miles.
Apretarte mientras baila y moverte suavecito… así como te pone la cabeza mala. Ir ganando terreno como en una partida ajedrez, porque lo que se lucha se aprecia más. Te lo digo por experiencia propia. En Europa me acostumbré a enviar un mail, un SMS y ya. ¡Esta noche me quedo en tu casa y mañana sit e he visto ni me acuerdo! Por eso a veces en el metro al ver un jeans a la cadera me pregunto: ¿de donde conozco yo ese tatuaje?.
Yo aconsejaría en tu caso olvidar ese enfermizo feminismo europeo. Aparte de no conducir a nada sólo estropearía la cosa. Normalmente a los hombres cubanos nos gusta sentir que somos dueños de la situación, aún cuando es siempre la mujer la que dice la última palabra. Esto no quiere decir que hagas su voluntad sin chistar, sino en hacerle creer que es así. Ellos se lo creen. De hecho las mujeres cubanas son campeonas en eso de obtener de su hombre todo lo que se les antoje y más sin tener que discutir o poner mala cara. Las caricias, las palabras dichas con inteligencia desarman ejército. Es por eso que muchos gallegos llegan a Cuba y una jinetera les borra el entendimiento diciéndoles: “Si papi”.
Las flacas en Cuba no tienen futuro. A los cubanos les gustan las mujeres llenas de curvas, para alegría de las españolas. Los huesos son pa´los perros, la carne pa´l dueño. Olvida las dietas, haz ejercicios pa´que la celulitis no te alcance y punto. Tus ****** deben estar duras, pero llenas. ¿A qué se debe la manía cubana de dar una nalgadita cariñosa cada dos por tres? Poco importa si estás sola con él en casa o en una fiesta. Allá va el apretón de ******.
No ahorres besos, ni caricias. Poco vale amar a alguien si no se lo haces saber. O dicho de otra manera: Vale más mostrar que amas que cuanto ames. A un cubano “normal” le gusta saberse querido y hacerte saber que eres “su reina” en cada momento. No hay partido de fútbol, ni amigo que anule las ganas de pasar un buen momento con su mujer (siempre que haya amor por supuesto). Es difícil que un cubano en Cuba salga sólo con sus amigos de noche… y su mujer lo deje. Del lado de acá la metamorfosis no es tan simple. Yo mismo salgo pocas veces sólo, no me acostumbro, soy un animal de pareja. A veces he salido con un cubano que pregunta por ejemplo, cómo invitar a su madre, oír el último disco de Sur Caribe o comentar si Fidel se murió o no. Temas tan cubanos que mi pareja se aburriría. Pero esos temas no son todos los días. Normalmente el cubano normal tiene como norma salir en pareja.
La azafata pasa distribuyendo una comida plástica que ella rehusa a tragar y que amablemente me cede, pero yo no estoy en na´ yo trago hasta railes de punta. El que come malo y bueno, come dos veces.
Femineidad: A los cubanos les gusta ver a su pareja arreglada en todo momento. Comportarse con delicadeza, caminar con sabrosura. Vivo en el paraíso de los buscadores de mujeres rubias. A quien le guste las rubias, los ojos azules, las mujeres altas… que venga a visitarme: Aquí están en rebajas, pagas una y te llevas dos. Eso sí, cuando las ves caminando como Chencha la gambá se te caen las alas del corazón; toda esa belleza se esfuma. Por tu madre, ensaya frente al espejo como caminar decentemente o búscate un sillón de ruedas. Un cubano no te perdonará que camines sin ese que se yo con que camina una cubana.
Cuando llegue el momento de hablar de la isla, evita por todos los medios hablar de política. Ni a favor ni en contra, hazte la sueca. Las heridas de la nación cubana no las entienden ni siquiera sus habitantes. Mejor no tomar partido en ellas, pues corres el riesgo de lastimar a alguien. Sin embargo, sin importar la posición política, todos los cubanos sienten por su país algo más que simple amor. Los lazos con la isla no los diluyen las comodidades, ni las riquezas construidas en otras tierras. Para los cubanos madre hay una sola y Cuba es única e irrepetible. Pocos cubanos te aceptarán comentarios peyorativos hacia su patria.
Desgraciadamente hoy Cuba no es un país desarrollado. El vuelo de Iberia trae a los cubanos a Madrid desde el pasado, pero 9 horas no los preparan pa´ lo que les espera. Muchos cubanos no han tenido en su mano jamás un teléfono móvil o un ordenador. No saben como operar una cuenta de banco en Internet y muchas otras cosas que para ti son cotidianas. Evita las burlas, o los comentarios irónicos, al final no es su culpa. Los cubanos suelen ser más emocionales que racionales. Una burla puede estropear la relación. No te extrañe que si el tipo se empinga, recoja sus cosas y se vaya aunque sea pa´bajo de un puente aunque al otro día lo lamente.
El Sexo, ¡ay el sexo! Como en todos lugares hay gente pa´ to. Unas más abierta que otras, pero a los cubanos les gusta hacer el amor con alguien que participe, que sepa decir lo que le gusta, lo que persigue con cada movimiento. No sabes lo que he extrañado a las cocotimbas de La Habana Vieja, esas que me hacen gritar suéltame que no puedo más, cuando la rubia super-espectacular que me mira despatarrada sobre la cama, espera que yo haga mi parte y la suya mientras ella mantiene la mirada clavada en el techo. Así que tírate del armario y cuélgate de la lámpara. Muévele el piso en cada round. Si eres de las que le gusta “aderezar” la cama con todo tipo de fantasias, adelante. Trae a la cama sex-toys, o intercambio de pareja o sexo en grupo o exhibicionismo o ban gang o sexo con animales… mejor lo dejo ahí; pero mejor que vayas despacio, no precipites las cosas. Como te dije antes, un cubano es como tu abuelo, cuidado con ser muy rápida y excesivamente abierta. Lo que será, será; pero a su tiempo. Recuerda que en Cuba no hay puticlubs, ni locales liberales, ni sex-shops, ni sitios web porno. Todo para él es nuevo, dale tiempo a tragar. Recuerdo que cuando llegué a Madrid me dije: “Yo quiero conocer un puticlub”. Encontré uno bien grande cerca del metro Antón Martín. Aunque estaba sólo y podía haber hecho lo que me diera la gana me daba corte entrar a tal lugar. Pasé por delante del lugar varias veces y al final entré sólo cuando me aseguré que no había nadie en la calle. Na´arrastres del subdesarrollo. Hoy me doy cita con diez chicas en el bar de la sauna, todos encueros y no pasa na´. Claro que llevo una pila de años fuera de Cuba. Tiempo al tiempo.
Habrían muchas cosas que podría decirle, pero como ya casi estamos aterrizando. Por extraño que parezca no es la primera “gallega” que me pide tal consejo. ¿Tendré tipo de confesor? Dale pa´lante y obra con tino. Lo demás bueno… lo demás va saliendo por el camino. le digo al despedirme y avanzar por el pasillo en post a la puerta.
Al salir del aeropuerto ella se alejaba del brazo de un tipo con suerte…
- Por favor, ¿puedo pasar? - me decía con la intención de sentarse en el asiento que da a la ventanilla.
- ¿Coño no faltaba más!- Esto prometía ser un viaje interesantísimo sentado al lado de una gallega de esas que te… y te… bueno mejor dejarlo ahí
- Gracias.
Los primeros minutos después del despegue transcurrieron como si yo nunca hubiera hablado a una mujer hermosa, como si a mí me importara mucho alguna barrera cultural o de cualquier tipo. ¡A mí, experto en saltar barreras! (No cercas que no es lo mismo ni es igual) Quince minutos estuvimos haciéndonos los duros, los suecos…
- Bueno yo no sé tú, pero yo sí soy sueco…
Tras ese comentario se rompió la muralla y todo se iluminó con su sonrisa y tras su risa empezamos a desnudarnos, de manera que dos horas después del despegue yo conocía su alma y su mayor defecto: ¡Viajaba a la isla a encontrarse con su novio! ¡Coño! Buena suerte que tienen otros. Ella no está segura de lo que hace, las manos le tiemblan y al final me suelta la pregunta a boca de jarro: ¿Cómo son los cubanos? Tenemos ocho horas por delante…
No creo que el tema con un cubano sea tan complicado. Aunque no se puede generalizar, lo que más hace falta en este mundo es sentido común. Por suerte o por desgracia las diferencias entre la cultura española y la cubana no son drásticas. No somos musulmanes, ni chinos. Cuba es más o menos como una provincia lejana de España. Una provincia separada no en la distancia sino en el tiempo. Probablemente un cubano haga a tu abuela exclamar: ¡Ah este es un hombre como ya no los hay!
Los cubanos aún creen en la conquista, disfrutan eso del cortejo, decirte una palabra bonita hoy, una mañana. Darte el lado de adentro de la acera, endulzarte el oído con el acento que les gusta a ustedes las gallegas, apropiarse del texto de una canción y quedar como poeta. Canciones románticas hay en Cuba miles.
Apretarte mientras baila y moverte suavecito… así como te pone la cabeza mala. Ir ganando terreno como en una partida ajedrez, porque lo que se lucha se aprecia más. Te lo digo por experiencia propia. En Europa me acostumbré a enviar un mail, un SMS y ya. ¡Esta noche me quedo en tu casa y mañana sit e he visto ni me acuerdo! Por eso a veces en el metro al ver un jeans a la cadera me pregunto: ¿de donde conozco yo ese tatuaje?.
Yo aconsejaría en tu caso olvidar ese enfermizo feminismo europeo. Aparte de no conducir a nada sólo estropearía la cosa. Normalmente a los hombres cubanos nos gusta sentir que somos dueños de la situación, aún cuando es siempre la mujer la que dice la última palabra. Esto no quiere decir que hagas su voluntad sin chistar, sino en hacerle creer que es así. Ellos se lo creen. De hecho las mujeres cubanas son campeonas en eso de obtener de su hombre todo lo que se les antoje y más sin tener que discutir o poner mala cara. Las caricias, las palabras dichas con inteligencia desarman ejército. Es por eso que muchos gallegos llegan a Cuba y una jinetera les borra el entendimiento diciéndoles: “Si papi”.
Las flacas en Cuba no tienen futuro. A los cubanos les gustan las mujeres llenas de curvas, para alegría de las españolas. Los huesos son pa´los perros, la carne pa´l dueño. Olvida las dietas, haz ejercicios pa´que la celulitis no te alcance y punto. Tus ****** deben estar duras, pero llenas. ¿A qué se debe la manía cubana de dar una nalgadita cariñosa cada dos por tres? Poco importa si estás sola con él en casa o en una fiesta. Allá va el apretón de ******.
No ahorres besos, ni caricias. Poco vale amar a alguien si no se lo haces saber. O dicho de otra manera: Vale más mostrar que amas que cuanto ames. A un cubano “normal” le gusta saberse querido y hacerte saber que eres “su reina” en cada momento. No hay partido de fútbol, ni amigo que anule las ganas de pasar un buen momento con su mujer (siempre que haya amor por supuesto). Es difícil que un cubano en Cuba salga sólo con sus amigos de noche… y su mujer lo deje. Del lado de acá la metamorfosis no es tan simple. Yo mismo salgo pocas veces sólo, no me acostumbro, soy un animal de pareja. A veces he salido con un cubano que pregunta por ejemplo, cómo invitar a su madre, oír el último disco de Sur Caribe o comentar si Fidel se murió o no. Temas tan cubanos que mi pareja se aburriría. Pero esos temas no son todos los días. Normalmente el cubano normal tiene como norma salir en pareja.
La azafata pasa distribuyendo una comida plástica que ella rehusa a tragar y que amablemente me cede, pero yo no estoy en na´ yo trago hasta railes de punta. El que come malo y bueno, come dos veces.
Femineidad: A los cubanos les gusta ver a su pareja arreglada en todo momento. Comportarse con delicadeza, caminar con sabrosura. Vivo en el paraíso de los buscadores de mujeres rubias. A quien le guste las rubias, los ojos azules, las mujeres altas… que venga a visitarme: Aquí están en rebajas, pagas una y te llevas dos. Eso sí, cuando las ves caminando como Chencha la gambá se te caen las alas del corazón; toda esa belleza se esfuma. Por tu madre, ensaya frente al espejo como caminar decentemente o búscate un sillón de ruedas. Un cubano no te perdonará que camines sin ese que se yo con que camina una cubana.
Cuando llegue el momento de hablar de la isla, evita por todos los medios hablar de política. Ni a favor ni en contra, hazte la sueca. Las heridas de la nación cubana no las entienden ni siquiera sus habitantes. Mejor no tomar partido en ellas, pues corres el riesgo de lastimar a alguien. Sin embargo, sin importar la posición política, todos los cubanos sienten por su país algo más que simple amor. Los lazos con la isla no los diluyen las comodidades, ni las riquezas construidas en otras tierras. Para los cubanos madre hay una sola y Cuba es única e irrepetible. Pocos cubanos te aceptarán comentarios peyorativos hacia su patria.
Desgraciadamente hoy Cuba no es un país desarrollado. El vuelo de Iberia trae a los cubanos a Madrid desde el pasado, pero 9 horas no los preparan pa´ lo que les espera. Muchos cubanos no han tenido en su mano jamás un teléfono móvil o un ordenador. No saben como operar una cuenta de banco en Internet y muchas otras cosas que para ti son cotidianas. Evita las burlas, o los comentarios irónicos, al final no es su culpa. Los cubanos suelen ser más emocionales que racionales. Una burla puede estropear la relación. No te extrañe que si el tipo se empinga, recoja sus cosas y se vaya aunque sea pa´bajo de un puente aunque al otro día lo lamente.
El Sexo, ¡ay el sexo! Como en todos lugares hay gente pa´ to. Unas más abierta que otras, pero a los cubanos les gusta hacer el amor con alguien que participe, que sepa decir lo que le gusta, lo que persigue con cada movimiento. No sabes lo que he extrañado a las cocotimbas de La Habana Vieja, esas que me hacen gritar suéltame que no puedo más, cuando la rubia super-espectacular que me mira despatarrada sobre la cama, espera que yo haga mi parte y la suya mientras ella mantiene la mirada clavada en el techo. Así que tírate del armario y cuélgate de la lámpara. Muévele el piso en cada round. Si eres de las que le gusta “aderezar” la cama con todo tipo de fantasias, adelante. Trae a la cama sex-toys, o intercambio de pareja o sexo en grupo o exhibicionismo o ban gang o sexo con animales… mejor lo dejo ahí; pero mejor que vayas despacio, no precipites las cosas. Como te dije antes, un cubano es como tu abuelo, cuidado con ser muy rápida y excesivamente abierta. Lo que será, será; pero a su tiempo. Recuerda que en Cuba no hay puticlubs, ni locales liberales, ni sex-shops, ni sitios web porno. Todo para él es nuevo, dale tiempo a tragar. Recuerdo que cuando llegué a Madrid me dije: “Yo quiero conocer un puticlub”. Encontré uno bien grande cerca del metro Antón Martín. Aunque estaba sólo y podía haber hecho lo que me diera la gana me daba corte entrar a tal lugar. Pasé por delante del lugar varias veces y al final entré sólo cuando me aseguré que no había nadie en la calle. Na´arrastres del subdesarrollo. Hoy me doy cita con diez chicas en el bar de la sauna, todos encueros y no pasa na´. Claro que llevo una pila de años fuera de Cuba. Tiempo al tiempo.
Habrían muchas cosas que podría decirle, pero como ya casi estamos aterrizando. Por extraño que parezca no es la primera “gallega” que me pide tal consejo. ¿Tendré tipo de confesor? Dale pa´lante y obra con tino. Lo demás bueno… lo demás va saliendo por el camino. le digo al despedirme y avanzar por el pasillo en post a la puerta.
Al salir del aeropuerto ella se alejaba del brazo de un tipo con suerte…
lara- Colectivo del Amor y la Amistad
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