Mensaje de Yoani a la ceremonia de premios Cabot
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Re: Mensaje de Yoani a la ceremonia de premios Cabot
Es una verguenza para todos los cubanos este tipo de cosas, que no se pueden entender.Admiro a esta joven por su integridad y confianza en un futuro mejor.Con respetos.
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Re: Mensaje de Yoani a la ceremonia de premios Cabot
Ferro, cosas como estas son las que hacen a esta personita tan disminuta grande , escucha todo lo que le dijo a la oficial de inmigracion que le nego el viaje , hay que quitarse el sombrero con ella
Re: Mensaje de Yoani a la ceremonia de premios Cabot
MIRTA OJITO: Atada pero no amordazada
By MIRTA OJITO
La noche que Yoani Sánchez recibió un prestigioso premio de la Universidad de Columbia, celebró con ron cubano con refresco (no le gusta el sabor del ron) y galletas con mayonesa, rodeada por familiares y amigos en su apartamento con vista a la Plaza de la Revolución, en La Habana.
Celebraban el hecho extraordinario de que Sánchez, una bloguera cubana de 34 años sin estudios de periodismo, casi sin acceso a la Internet y sin respaldo institucional, había recibido el miércoles el premio Maria Moors Cabot por su blog, Generación Y, que narra en un lenguaje simple, elegante y a la vez visceral la vida cotidiana en Cuba.
Dice que se siente feliz, aunque por la negativa del gobierno cubano a dejarla salir de la isla para recoger el premio se perdió una fiesta más grande esa misma noche en otra isla, Manhattan. A más de 1,300 millas de La Habana, el presidente de la Universidad de Columbia, Lee C. Bollinger, otorgó el premio a Sánchez, en ausencia, ``por su coraje, su talento y sus grandes logros en un período tan breve''.
Una ovación de dos minutos estremeció el salón.
Los invitados habían acabado de cenar filete mignon con vegetales y puré de papas. Hubo mucho vino y un postre con helado de fresa, seguido por café y chocolates.
Y entonces Sánchez se nos unió, virtualmente. Su rostro sin maquillaje, enmarcado por una cabellera negra y tupida, recogida en una trenza que caía sobre su blusa blanca, llenó una gran pantalla en el escenario. Los invitados en la opulenta rotonda de la Low Library de Columbia clavaron sus ojos en la pantalla.
``Lamentablemente no puedo estar junto a ustedes hoy en la ceremonia del premio Maria Moors Cabot'', dijo Sánchez ante la cámara. Parecía que estaba sentada en el banco de un parque.
``Sin embargo, me he acostumbrado a la idea de no poder moverme fuera de mi país desde hace más de un año'', dijo. ``Los cubanos somos como niños pequeños, necesitamos la autorización de papá para salir de casa. En el caso de esa niña que se llama Yoani Sánchez, el precio y el costo personal y social por escribir en una página web mis impresiones de la realidad ha sido, sencillamente, la condena a la inmovilidad. Me he convertido en una peregrina inmóvil dentro de esta isla''.
Pero su inmovilidad es sólo física, porque Sánchez, más que nadie en la historia reciente de Cuba, llega a millones de personas en todo el mundo, gracias al poder de la Internet y a la manera en que evoluciona el periodismo actualmente, transformando a ciudadanos en periodistas y a periodistas en activistas.
Bollinger observó que Sánchez es la primera bloguera que recibe una distinción del programa Cabot, el premio internacional más antiguo del periodismo, otorgado en los últimos 71 años a los mejores periodistas de las Américas. Señaló que en los Estados Unidos, ``donde la libertad de prensa está bien establecida, no se puede esperar que los blogs y los periodistas ciudadanos ocupen el lugar de la prensa tradicional''.
Y luego está el resto del hemisferio, donde la prensa no siempre es tan vigorosa como en los Estados Unidos.
Según un informe del director del programa Cabot, Josh Friedman, que Bollinger mencionó en su discurso, ''los sitios de noticias y opiniones están ocupando el puesto de la prensa tradicional inadecuada'' incluso en países con subdesarrollo digital, como Haití y El Salvador. En Perú, México y Venezuela, los blogueros han entrado donde los medios tradicionales han fallado.
``Pero Cuba'', dijo Bollinger, ``es probablemente el caso más extremo para los blogueros debido al acceso deficiente a la Internet, el escaso ancho de banda y el control del gobierno''.
Llamé a Yoani el jueves por la mañana y le hablé del evento, la cena, los aplausos. Se me olvidó mencionar que había flores en la mesa, un bello ramo otoñal con grandes rosas de color rosado y capullos amarillos. Las mesas redondas brillaban con las copas, las luces, la vajilla y los manteles sedosos.
Ella me contó de sus zapatos gastados y me dijo que apenas come. Gana algún dinero de las columnas que escribe para publicaciones en Italia y los Estados Unidos, y de ''enseñar el subjuntivo a los turistas''. La mayor parte de su dinero, dijo, es para pagar el acceso a la Internet en hoteles de La Habana. Indica que una hora cuesta entre $7 y $9, una fortuna.
Pero no le importa. Su debilidad es la tecnología. Su prioridad: comunicarse e informar. Colgamos rápidamente. Ahora está en Twitter, aun cuando el ``liderazgo geriátrico'' de Cuba, como Bollinger dice, trata de buscar la manera de impedirle que haga lo que la mayoría de los jóvenes de todo el mundo puede hacer.
Como le dijo a un funcionario de inmigración cuando le negaron una visa para ir a Nueva York (ver el video en su blog http://desdecuba.com/generaciony/): ``¿A qué le tiene miedo? ¿A que esta personita de 110 libras, qué, pueda hacer un tsunami?''
Ya Yoani lanzó su tsunami.
http://www.elnuevoherald.com/opinion/v-fullstory/story/568488.html
By MIRTA OJITO
La noche que Yoani Sánchez recibió un prestigioso premio de la Universidad de Columbia, celebró con ron cubano con refresco (no le gusta el sabor del ron) y galletas con mayonesa, rodeada por familiares y amigos en su apartamento con vista a la Plaza de la Revolución, en La Habana.
Celebraban el hecho extraordinario de que Sánchez, una bloguera cubana de 34 años sin estudios de periodismo, casi sin acceso a la Internet y sin respaldo institucional, había recibido el miércoles el premio Maria Moors Cabot por su blog, Generación Y, que narra en un lenguaje simple, elegante y a la vez visceral la vida cotidiana en Cuba.
Dice que se siente feliz, aunque por la negativa del gobierno cubano a dejarla salir de la isla para recoger el premio se perdió una fiesta más grande esa misma noche en otra isla, Manhattan. A más de 1,300 millas de La Habana, el presidente de la Universidad de Columbia, Lee C. Bollinger, otorgó el premio a Sánchez, en ausencia, ``por su coraje, su talento y sus grandes logros en un período tan breve''.
Una ovación de dos minutos estremeció el salón.
Los invitados habían acabado de cenar filete mignon con vegetales y puré de papas. Hubo mucho vino y un postre con helado de fresa, seguido por café y chocolates.
Y entonces Sánchez se nos unió, virtualmente. Su rostro sin maquillaje, enmarcado por una cabellera negra y tupida, recogida en una trenza que caía sobre su blusa blanca, llenó una gran pantalla en el escenario. Los invitados en la opulenta rotonda de la Low Library de Columbia clavaron sus ojos en la pantalla.
``Lamentablemente no puedo estar junto a ustedes hoy en la ceremonia del premio Maria Moors Cabot'', dijo Sánchez ante la cámara. Parecía que estaba sentada en el banco de un parque.
``Sin embargo, me he acostumbrado a la idea de no poder moverme fuera de mi país desde hace más de un año'', dijo. ``Los cubanos somos como niños pequeños, necesitamos la autorización de papá para salir de casa. En el caso de esa niña que se llama Yoani Sánchez, el precio y el costo personal y social por escribir en una página web mis impresiones de la realidad ha sido, sencillamente, la condena a la inmovilidad. Me he convertido en una peregrina inmóvil dentro de esta isla''.
Pero su inmovilidad es sólo física, porque Sánchez, más que nadie en la historia reciente de Cuba, llega a millones de personas en todo el mundo, gracias al poder de la Internet y a la manera en que evoluciona el periodismo actualmente, transformando a ciudadanos en periodistas y a periodistas en activistas.
Bollinger observó que Sánchez es la primera bloguera que recibe una distinción del programa Cabot, el premio internacional más antiguo del periodismo, otorgado en los últimos 71 años a los mejores periodistas de las Américas. Señaló que en los Estados Unidos, ``donde la libertad de prensa está bien establecida, no se puede esperar que los blogs y los periodistas ciudadanos ocupen el lugar de la prensa tradicional''.
Y luego está el resto del hemisferio, donde la prensa no siempre es tan vigorosa como en los Estados Unidos.
Según un informe del director del programa Cabot, Josh Friedman, que Bollinger mencionó en su discurso, ''los sitios de noticias y opiniones están ocupando el puesto de la prensa tradicional inadecuada'' incluso en países con subdesarrollo digital, como Haití y El Salvador. En Perú, México y Venezuela, los blogueros han entrado donde los medios tradicionales han fallado.
``Pero Cuba'', dijo Bollinger, ``es probablemente el caso más extremo para los blogueros debido al acceso deficiente a la Internet, el escaso ancho de banda y el control del gobierno''.
Llamé a Yoani el jueves por la mañana y le hablé del evento, la cena, los aplausos. Se me olvidó mencionar que había flores en la mesa, un bello ramo otoñal con grandes rosas de color rosado y capullos amarillos. Las mesas redondas brillaban con las copas, las luces, la vajilla y los manteles sedosos.
Ella me contó de sus zapatos gastados y me dijo que apenas come. Gana algún dinero de las columnas que escribe para publicaciones en Italia y los Estados Unidos, y de ''enseñar el subjuntivo a los turistas''. La mayor parte de su dinero, dijo, es para pagar el acceso a la Internet en hoteles de La Habana. Indica que una hora cuesta entre $7 y $9, una fortuna.
Pero no le importa. Su debilidad es la tecnología. Su prioridad: comunicarse e informar. Colgamos rápidamente. Ahora está en Twitter, aun cuando el ``liderazgo geriátrico'' de Cuba, como Bollinger dice, trata de buscar la manera de impedirle que haga lo que la mayoría de los jóvenes de todo el mundo puede hacer.
Como le dijo a un funcionario de inmigración cuando le negaron una visa para ir a Nueva York (ver el video en su blog http://desdecuba.com/generaciony/): ``¿A qué le tiene miedo? ¿A que esta personita de 110 libras, qué, pueda hacer un tsunami?''
Ya Yoani lanzó su tsunami.
http://www.elnuevoherald.com/opinion/v-fullstory/story/568488.html
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