LOS ARCHIVOS EN REGIMENES TOTALITARIOS
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LOS ARCHIVOS EN REGIMENES TOTALITARIOS
En Cuba sucederá lo mismo, muchas quijadas caidas cuando se pueda acceder la magnitud de las redes de vigilancia y chivateria de los aparatos de represión del regimen y se pueda hacer publico los Archivos del Ministerio del Interior, sobre todo los de la sección de contrainteligencia que vigila a los opositores y pueblo en general, el DTI, la politica y muchos otros organos como el Ministerio de Trabajo que aloja cientos de miles de personas expulsadas por razones politicas u otros abusos.
¿Que opinan?
Saludos cordiales,
Archivos de era comunista, incómodo vestigio de Europa Oriental
Por WILLIAM J. KOLE
The Associated Press
BUCAREST -- Hasta su mejor amigo lo traicionó. Eso fue lo que descubrió Stelian Tanase cuando pidió revisar los archivos que tenía sobre él la policía secreta de Rumania durante la era comunista. Lo que vio lo dejó sin aliento: su mejor amigo era un informante que reportaba permanentemente lo que él hacía.
"Todavía no me he recuperado", expresó Tanase, un novelista que estuvo vigilado y cuya casa fue espiada durante el régimen de Nicolae Ceausescu.
"Era la persona en quien más confiaba en esta tierra. Nunca sospeché de él", declaró.
El comunismo se derrumbó hace dos décadas en Europa Oriental, pero los archivos representan un legado tenebroso que todavía plantea interrogantes, pues no está claro si el permitir que las víctimas de esos regímenes tengan acceso a ellos las ayudará a enterrar el pasado o, por el contrario, reabrirá heridas viejas.
La mayoría de los países del bloque oriental sancionaron leyes que permiten al público ver al menos parte de los millones de páginas que formaban los archivos de la policía secreta, revelando cómo un ejército de informantes cobraba o era forzado a delatar a amigos, colegas y vecinos.
Mientras Alemania lanzó un ambicioso proyecto que busca recomponer archivos destruidos tras la caída del Muro de Berlín en noviembre de 1989, en la República Checa y Polonia están divididos en torno al acceso que se debe dar a esos documentos.
Al menos dos naciones, Hungría y Rumania, impiden la difusión de miles de archivos que implican a prominentes figuras, algunas de las cuales conservan una presencia importante en el mundo de las finanzas, la prensa y la política.
En Hungría, donde no se ha sancionado una ley que disponga la difusión de los archivos, los servicios de inteligencia mantienen guardados el 27% de los dossiers porque los consideran secretos, según Janos Kenedi, un investigador que recientemente analizó el informe oficial.
"No hay otro satélite soviético donde haya tan poca regulación sobre los archivos como en Hungría", afirmó.
Ello no ha impedido que periódicamente se filtren los nombres de viejos colaboradores y surjan revelaciones que afectan a actores, deportistas e incluso sacerdotes e intelectuales.
En Rumania, donde había 700.000 informantes en una población de 22 millones de personas, se mantienen secretos más de dos millones de archivos, pero también aquí se filtran nombres y se arruinan reputaciones, carreras, amistades y hasta lazos familiares.
Hace poco, un diario reveló que el idolatrado Gheorghe Popescu, ex capitán de la selección rumana de fútbol, había sido informante. Él lo negó al principio, pero luego admitió que escribió reportes sobre sus compañeros y sobre otras personas en la década de 1980.
A pesar de ello, un manto de secreto sigue rodeando a los generales de la Securitate que supervisaron la vigilancia de la población y que hoy ocupan puestos importantes en empresas y la política.
Se dice que muchos archivos fueron destruidos y el Consejo Nacional para el Estudio de los Archivos de la Securitate afirma que no ha tenido acceso a 70.000 dossiers por razones de seguridad nacional.
En este reportaje colaboraron los corresponsales de The Associated Press Ryan Lucas (desde Polonia), Pablo Gorondi (Hungría), Alison Mutler (Rumania) y Karel Janicek (República Checa).
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Saludos cordiales,
Archivos de era comunista, incómodo vestigio de Europa Oriental
Por WILLIAM J. KOLE
The Associated Press
BUCAREST -- Hasta su mejor amigo lo traicionó. Eso fue lo que descubrió Stelian Tanase cuando pidió revisar los archivos que tenía sobre él la policía secreta de Rumania durante la era comunista. Lo que vio lo dejó sin aliento: su mejor amigo era un informante que reportaba permanentemente lo que él hacía.
"Todavía no me he recuperado", expresó Tanase, un novelista que estuvo vigilado y cuya casa fue espiada durante el régimen de Nicolae Ceausescu.
"Era la persona en quien más confiaba en esta tierra. Nunca sospeché de él", declaró.
El comunismo se derrumbó hace dos décadas en Europa Oriental, pero los archivos representan un legado tenebroso que todavía plantea interrogantes, pues no está claro si el permitir que las víctimas de esos regímenes tengan acceso a ellos las ayudará a enterrar el pasado o, por el contrario, reabrirá heridas viejas.
La mayoría de los países del bloque oriental sancionaron leyes que permiten al público ver al menos parte de los millones de páginas que formaban los archivos de la policía secreta, revelando cómo un ejército de informantes cobraba o era forzado a delatar a amigos, colegas y vecinos.
Mientras Alemania lanzó un ambicioso proyecto que busca recomponer archivos destruidos tras la caída del Muro de Berlín en noviembre de 1989, en la República Checa y Polonia están divididos en torno al acceso que se debe dar a esos documentos.
Al menos dos naciones, Hungría y Rumania, impiden la difusión de miles de archivos que implican a prominentes figuras, algunas de las cuales conservan una presencia importante en el mundo de las finanzas, la prensa y la política.
En Hungría, donde no se ha sancionado una ley que disponga la difusión de los archivos, los servicios de inteligencia mantienen guardados el 27% de los dossiers porque los consideran secretos, según Janos Kenedi, un investigador que recientemente analizó el informe oficial.
"No hay otro satélite soviético donde haya tan poca regulación sobre los archivos como en Hungría", afirmó.
Ello no ha impedido que periódicamente se filtren los nombres de viejos colaboradores y surjan revelaciones que afectan a actores, deportistas e incluso sacerdotes e intelectuales.
En Rumania, donde había 700.000 informantes en una población de 22 millones de personas, se mantienen secretos más de dos millones de archivos, pero también aquí se filtran nombres y se arruinan reputaciones, carreras, amistades y hasta lazos familiares.
Hace poco, un diario reveló que el idolatrado Gheorghe Popescu, ex capitán de la selección rumana de fútbol, había sido informante. Él lo negó al principio, pero luego admitió que escribió reportes sobre sus compañeros y sobre otras personas en la década de 1980.
A pesar de ello, un manto de secreto sigue rodeando a los generales de la Securitate que supervisaron la vigilancia de la población y que hoy ocupan puestos importantes en empresas y la política.
Se dice que muchos archivos fueron destruidos y el Consejo Nacional para el Estudio de los Archivos de la Securitate afirma que no ha tenido acceso a 70.000 dossiers por razones de seguridad nacional.
En este reportaje colaboraron los corresponsales de The Associated Press Ryan Lucas (desde Polonia), Pablo Gorondi (Hungría), Alison Mutler (Rumania) y Karel Janicek (República Checa).
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