GERMEN DE LIBERTAD
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GERMEN DE LIBERTAD
Lilia Castañer Hernández
Dama de Apoyo a las Damas de Blanco
Misceláneas de Cuba, Revista de Asignaturas Cubanas, No. 2, Año VI, MARZO - ABRIL DE 2010
Lilia Castañer, extrema derecha, con Damas de Blanco. Foto: Jose Alberto Álvarez Bravo.
(www.miscelaneasdecuba.net).- El triunfo de la Revolución cubana coincidió en el tiempo con mi tránsito de la niñez a la adolescencia. En ese claroscuro emocional, la euforia circundante por el abrupto cambio de la realidad nacional incidió en mi ánimo, sin apenas darme cuenta. Sentía que la obra revolucionaria contenía en sí misma el germen de la definitiva libertad de Cuba.
La Campaña de Alfabetización contó con el entusiasmo desbordante de mi recién estrenada pubertad. Sagua de Tánamo fue testigo de la sincera entrega de mi energía vital. Distancia, privaciones y plagas pusieron a prueba la firmeza de mi inmadura vocación revolucionaria.
El Instituto Politécnico de Química “Mártires de Girón” sería el vehículo para canalizar mi esfuerzo a favor de la nueva sociedad en vías de edificación.
De la mano del amor, llegó el matrimonio con un fruto entrañable, regalo de Dios. A este hijo de mi corazón entregué mis desvelos, mi tiempo, mi energía y mi candor. Omar nació once después del triunfo revolucionario, por lo que, al menos en teoría, tenía creadas todas las condiciones para una infancia feliz.
Ya en la etapa preuniversitaria comenzaron a aflorar inquietudes libertarias en mi retoño. Manifestaciones de rechazo a la ortodoxia oficialista originaron alarmas en el profesorado. Yo misma no comprendía que su conducta estaba regida por el mismo germen de libertad por el que un día creí en el proceso revolucionario.
La Crisis de los Balseros desató un desconcertante trajín en la vida de mi hijo. Su determinación de escapar de una realidad que lo asfixiaba era ya ostensible. Salir de Cuba se convirtió en su razón de vida.
Sordo a razones, logró su empeño. La tierra ibérica lo recibió con indiferencia, confundido en un tropel de extranjeros aquejados de primermundismo. Otro “logro” de la revolución castrista fue la inversión del flujo migratorio entre Cuba y España.
Toda la responsabilidad por la salida de mi hijo recae en los gobernantes cubanos. Por ende, también son responsables de su desaparición física. Mi respuesta ante la culpabilidad de estos señores, es enfrentar a su régimen de traiciones y odios en la trinchera más avanzada: las Damas de Blanco.
Amenazas, chantajes, presiones y golpizas no han logrado, -ni lograrán jamás- mi renuncia a la genuina libertad que circunda todo espacio ocupado por las Damas de Blanco. Mora en mí el espíritu de mi hijo, y de mi garganta brota su grito de Libertad, sueño por el que un día salió de mi abrigo.
Grata a Dios es mi lucha por el derecho de todos los cubanos a ser libres en la tierra que nos vio nacer. No órdenes de gobiernos ajenos, ni pagas desde arcas foráneas; el amor a la patria yergue mi brazo, y blande mi aguerrido gladiolo con el que siembro un futuro de amor a la dignidad plena del hombre.
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Nota: El artículo anterior fue publicado en la sección Exclusiva del No. 2, Año VI, Marzo - Abril de 2010, de Misceláneas de Cuba, Revista de Asignaturas Cubanas.
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