La Sexta Letra.
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La Sexta Letra.
Las opiniones son muy diversas, porque somos hijos de realidades infinitas conceptualmente hablando. La realidad de aquel no es mía y viceversa, de ahí las diferentes vertientes de criterios con respecto a un mismo hecho, pero observado desde ángulos diferentes, haciendo uso de la frase común: "Todo es según con el cristal que se mire". El detalle cardinal de nuestra idiosincrasia es la tendencia al extravío indefinido de la solución, es a mi modo de ver nuestro "vía crucis" particular.
Es fácil juntarnos pero extremadamente difícil unirnos, permanente paradigma que ha marcado la historia cubana desde que nos sacudimos del dorso el insaciable león de Castilla. Presto al debate, iracundo en sus planteamientos, jovial, con uso magistral de la picaresca pero con una renuencia natural al acuerdo, el nativo del archipiélago vió colmado su calvario, al regalarle el destino o algunos dirán que la conjunción astral, el nacimiento en Birán casi simultáneo con un huracán de proporciones catastróficas, de Fidel Castro Ruz en 1926.
¿Qué astros y que dioses se habrán propuesto regalarnos dos nacidos en la misma provincia y cuya inicial fuera la sexta letra del alfabeto, que nublaran durante sesenta años el cielo de nuestra amada isla?. Fulgencio y Fidel, ambos holguineros, nacidos bajo los signos de Capricornio y Leo respectivamente, han mantenido durante seis décadas al cubano en un estado de posesión espiritual propio del más ascentral vudú, incapaz de arribar a una opinión colectiva que incluya al conjunto. Los nacidos en el archipiélago desde entonces han sido educados en una incapacidad a los términos medios que ha logrado la inserción en sus propias cadenas de ADN, un cubano no cede ni aun cuando ello le permita ganar a mediano plazo, la solución siempre a mano es el clásico: "...nos jodemos, pero nos jodemos los dos..". De ahí, que seamos prolijos en pugilistas pero escasos en ajedrecistas, salvo el inigualable José Raul Capablanca, que para ser honestos debemos señalar que traía en sus genes una fuerte carga europea por vía paterna, porque de otra forma cómo a un cubano puede escuchársele de sus labios aquella frase del ilustre campeón de los trebejos: "..."Se puede sacar más provecho de una partida perdida que de cien ganadas...". Ningún cubano de pura cepa piensa así, basta que se maneje cualquier tema, ¡cualquiera!, que quede bien claro, sea astrología, egiptología, mitología griega, astronáutica, religión yoruba, idiomas, historia de los hititas, esenios o sumerios, los papiros de Qumrán, o el tema que se desee y si tienes un cubano en doscientas millas a la redonda tienes un debate garantizado, aunque lo haga incrementando su factura de telefonía móvil. Es nuestra cruz particular, pero si el debate tomara como base el hallazgo de la solución necesaria sería en extremo favorable, pero lo importante para nuestra colectividad no es la solución final sino el debate en sí, la atracción de la confrontación en su esencia como si todos fuéramos nietos de gladiadores. Si el emperador Vespasiano hubiera tenido visión de futuro, el anfiteatro Flavio lo habría construído en Camajuaní o en Güira de Melena y creánlo o no, todavía existieran los combates de gladadiores cada domingo, entre rones y dominóes, congríes y tachinos de plátano desperdigados por las gradas. Nada, que para la confrontación somos los primeros y mira que toda madre cubana le recuerda a su hijo semanalmente: " una pelea se sabe como comienza, pero no como termina". Entra por un oído y sale por el otro. La bronca es lo nuestro, un intento perenne a tener la razón aun cuando no dispongamos de ella, se la quitamos al oponente si hay que quitársela,.. y Dios nos castigó.
Nos mandó primero a Fulgencio, pero no contento con el resultado nos envió a Fidel. La sexta letra que cada vez que cae sobre Cuba es de apaga y vamos como el trágico huracán Flora, pero para que vean que estaba escrito, en el alfabeto fonético de la OTAN la F está representada por la palabra Foxtrot u, ocasionalmente "Florida". (hasta lo del exilio estaba predestinado). ¿Es o no un castigo celestial?. Desde entonces comenzaron las discusiones y a correr la sangre, sangre en cunetas, en estaciones de policía, de día o madrugada, de tortura y paredón. Los sobrevivientes al diluvio escarlata no escaparon ilesos y los que se quedaron y los que se fueron padecen del mismo virus inoculado por el Lucifer hoy agonizante, que en sus días de gloria precoloniana (me refiere a su época precancerígena y no precolombina) vociferaba por infinitas tribunas: ¡Nacimos para vencer y no para ser vencidos!. Como si nos faltara un impulso a nosotros para caer en la eterna discusión. Los que pusieron mar de por medio, creyeron que la distancia del conflicto puliría los ánimos pero esfuerzo inútil. Como si el propio Caronte les guiara en su barca al Hades, les esperaba un prolongado exilio inmersos en una nostalgia sin fin que estimularía su propensión al desacuerdo. El Mefistófeles caribeño, sabio en nada pero con olfato exquisito para el punto débil del oponente, explotó esta arista de nuestra personalidad hasta la saciedad y nos convirtió en enemigo de todos y cada uno de nuestros compatriotas. ¿Qué es un cubano para un cubano?: Un sospechoso.
Fidel Castro Ruz mató la confianza del cubano, le generó un miedo tan cerval que el vecino, el primo, el hermano, el amigo dejaron de existir para convertirse en potenciales delatores, detalle social magistralmente registrado en el argot popular por Juan Formell y Los Van Van con aquella letra: "Nadie quiere a nadie, se acabó el querer...". Jamás la salud corporal, espiritual y laboral de un cubano dependió en tal medida de su intromisión, de su silencio, de la incomunicación y la desconfianza. Pero la labor de zapa en la sociedad cubana del engendro gallegobiraniano no culminó ahí, descubrió un filón inexplotado en la psiquis del ciudadano común, la posibilidad de mejorar el status personal mediante la ascensión a expensas del prójimo, sin medir consecuencias o daños colaterales. Barrió como por encanto el deber de todo hombre de bien a pensar no sólo en sus hijos sino en los de los demás, cercenó con su espada implacable el sentido de hermandad que viene unido a la nacionalidad, convirtiendo el sentido de comunidad en un avispero abrumado por la miseria y la carencia, la supervivencia pura y dura. El desarraigo por antonomasia de los desheredados por su forma de pensar y creó las bases para cortar los lazos del hombre con su tierra. Si dejas el país ya no perteneces a él y te privo de todos los derechos. Todos los ciudadanos del mundo pueden ejercer su derecho al voto desde el exilio, excepto el cubano. Todo ciudadano del mundo puede regresar, visitar o permanecer en su país cuando lo desee, excepto el cubano.
Ningún pueblo ha sido tan castigado, ningún pueblo tras la Segunda Guerra Mundial volvió a experimentar tal sensación de ausencia de una verdadera patria, o condicionada a una forma de pensar o proyección política. Lo hecho por la tiranía castrista contra nuestro país es en toda regla un Holocausto. No podemos darnos el lujo de desgastarnos en confrontaciones internas, motivadas por el orgullo, criterios o razonamientos particulares, el enemigo es esa bestia que holla la dignidad de nuestra patria y exhala los últimos suspiros en medio de una pretendida monarquización del apellido más funesto que ha tenido Cuba: Castro.
Patrio
Es fácil juntarnos pero extremadamente difícil unirnos, permanente paradigma que ha marcado la historia cubana desde que nos sacudimos del dorso el insaciable león de Castilla. Presto al debate, iracundo en sus planteamientos, jovial, con uso magistral de la picaresca pero con una renuencia natural al acuerdo, el nativo del archipiélago vió colmado su calvario, al regalarle el destino o algunos dirán que la conjunción astral, el nacimiento en Birán casi simultáneo con un huracán de proporciones catastróficas, de Fidel Castro Ruz en 1926.
¿Qué astros y que dioses se habrán propuesto regalarnos dos nacidos en la misma provincia y cuya inicial fuera la sexta letra del alfabeto, que nublaran durante sesenta años el cielo de nuestra amada isla?. Fulgencio y Fidel, ambos holguineros, nacidos bajo los signos de Capricornio y Leo respectivamente, han mantenido durante seis décadas al cubano en un estado de posesión espiritual propio del más ascentral vudú, incapaz de arribar a una opinión colectiva que incluya al conjunto. Los nacidos en el archipiélago desde entonces han sido educados en una incapacidad a los términos medios que ha logrado la inserción en sus propias cadenas de ADN, un cubano no cede ni aun cuando ello le permita ganar a mediano plazo, la solución siempre a mano es el clásico: "...nos jodemos, pero nos jodemos los dos..". De ahí, que seamos prolijos en pugilistas pero escasos en ajedrecistas, salvo el inigualable José Raul Capablanca, que para ser honestos debemos señalar que traía en sus genes una fuerte carga europea por vía paterna, porque de otra forma cómo a un cubano puede escuchársele de sus labios aquella frase del ilustre campeón de los trebejos: "..."Se puede sacar más provecho de una partida perdida que de cien ganadas...". Ningún cubano de pura cepa piensa así, basta que se maneje cualquier tema, ¡cualquiera!, que quede bien claro, sea astrología, egiptología, mitología griega, astronáutica, religión yoruba, idiomas, historia de los hititas, esenios o sumerios, los papiros de Qumrán, o el tema que se desee y si tienes un cubano en doscientas millas a la redonda tienes un debate garantizado, aunque lo haga incrementando su factura de telefonía móvil. Es nuestra cruz particular, pero si el debate tomara como base el hallazgo de la solución necesaria sería en extremo favorable, pero lo importante para nuestra colectividad no es la solución final sino el debate en sí, la atracción de la confrontación en su esencia como si todos fuéramos nietos de gladiadores. Si el emperador Vespasiano hubiera tenido visión de futuro, el anfiteatro Flavio lo habría construído en Camajuaní o en Güira de Melena y creánlo o no, todavía existieran los combates de gladadiores cada domingo, entre rones y dominóes, congríes y tachinos de plátano desperdigados por las gradas. Nada, que para la confrontación somos los primeros y mira que toda madre cubana le recuerda a su hijo semanalmente: " una pelea se sabe como comienza, pero no como termina". Entra por un oído y sale por el otro. La bronca es lo nuestro, un intento perenne a tener la razón aun cuando no dispongamos de ella, se la quitamos al oponente si hay que quitársela,.. y Dios nos castigó.
Nos mandó primero a Fulgencio, pero no contento con el resultado nos envió a Fidel. La sexta letra que cada vez que cae sobre Cuba es de apaga y vamos como el trágico huracán Flora, pero para que vean que estaba escrito, en el alfabeto fonético de la OTAN la F está representada por la palabra Foxtrot u, ocasionalmente "Florida". (hasta lo del exilio estaba predestinado). ¿Es o no un castigo celestial?. Desde entonces comenzaron las discusiones y a correr la sangre, sangre en cunetas, en estaciones de policía, de día o madrugada, de tortura y paredón. Los sobrevivientes al diluvio escarlata no escaparon ilesos y los que se quedaron y los que se fueron padecen del mismo virus inoculado por el Lucifer hoy agonizante, que en sus días de gloria precoloniana (me refiere a su época precancerígena y no precolombina) vociferaba por infinitas tribunas: ¡Nacimos para vencer y no para ser vencidos!. Como si nos faltara un impulso a nosotros para caer en la eterna discusión. Los que pusieron mar de por medio, creyeron que la distancia del conflicto puliría los ánimos pero esfuerzo inútil. Como si el propio Caronte les guiara en su barca al Hades, les esperaba un prolongado exilio inmersos en una nostalgia sin fin que estimularía su propensión al desacuerdo. El Mefistófeles caribeño, sabio en nada pero con olfato exquisito para el punto débil del oponente, explotó esta arista de nuestra personalidad hasta la saciedad y nos convirtió en enemigo de todos y cada uno de nuestros compatriotas. ¿Qué es un cubano para un cubano?: Un sospechoso.
Fidel Castro Ruz mató la confianza del cubano, le generó un miedo tan cerval que el vecino, el primo, el hermano, el amigo dejaron de existir para convertirse en potenciales delatores, detalle social magistralmente registrado en el argot popular por Juan Formell y Los Van Van con aquella letra: "Nadie quiere a nadie, se acabó el querer...". Jamás la salud corporal, espiritual y laboral de un cubano dependió en tal medida de su intromisión, de su silencio, de la incomunicación y la desconfianza. Pero la labor de zapa en la sociedad cubana del engendro gallegobiraniano no culminó ahí, descubrió un filón inexplotado en la psiquis del ciudadano común, la posibilidad de mejorar el status personal mediante la ascensión a expensas del prójimo, sin medir consecuencias o daños colaterales. Barrió como por encanto el deber de todo hombre de bien a pensar no sólo en sus hijos sino en los de los demás, cercenó con su espada implacable el sentido de hermandad que viene unido a la nacionalidad, convirtiendo el sentido de comunidad en un avispero abrumado por la miseria y la carencia, la supervivencia pura y dura. El desarraigo por antonomasia de los desheredados por su forma de pensar y creó las bases para cortar los lazos del hombre con su tierra. Si dejas el país ya no perteneces a él y te privo de todos los derechos. Todos los ciudadanos del mundo pueden ejercer su derecho al voto desde el exilio, excepto el cubano. Todo ciudadano del mundo puede regresar, visitar o permanecer en su país cuando lo desee, excepto el cubano.
Ningún pueblo ha sido tan castigado, ningún pueblo tras la Segunda Guerra Mundial volvió a experimentar tal sensación de ausencia de una verdadera patria, o condicionada a una forma de pensar o proyección política. Lo hecho por la tiranía castrista contra nuestro país es en toda regla un Holocausto. No podemos darnos el lujo de desgastarnos en confrontaciones internas, motivadas por el orgullo, criterios o razonamientos particulares, el enemigo es esa bestia que holla la dignidad de nuestra patria y exhala los últimos suspiros en medio de una pretendida monarquización del apellido más funesto que ha tenido Cuba: Castro.
Patrio
Patrio- Ganador por Votación del Foro al Premio Golden Post por Mejor Articulo Original
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Re: La Sexta Letra.
Fantastico Patrio, lo disfrute muchisimo.
fabiann- Forista Nuevo
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