EL HIJO DE ANTONIO MACEO PARTE II (FINAL)
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EL HIJO DE ANTONIO MACEO PARTE II (FINAL)
¿OTROS MACEOS?
En vida del general Antonio Maceo, y hasta después de su muerte, no faltaron episodios reportados de individuos que se autotitularon hijos suyos. Tales son los casos, poco antes de finalizar el siglo XIX, de un tal Santiago, en el estado norteamericano de Minnesota, y de Ramón Ahumada, que unas veces se decía hijo de Antonio, y otras, de su hermano José.
En época del presidente cubano Federico Laredo Brú (1936-40), alzó su voz en reclamo de ese título el general hondureño Gregorio Bustamante Maceo, autor del folleto publicado en 1938 Biografía de los Maceo (héroes cubanos) , en el que «demostraba» su descendencia maceísta.
Bustamante hizo varias gestiones para visitar Cuba y establecer contacto con sus familiares. Mientras la hermana del general Maceo, Dominga, sí lo aceptó como un familiar, Antonio Maceo Maryatt «negó todo parentesco entre los dos, y con su primo hermano, el médico y doctor José Maceo, hijo del general José Maceo».7
Lo cierto es que Bustamante mantuvo desde entonces correspondencia con algunos de los Maceo de Cuba, quienes lo reconocerían como uno de ellos.
En 1950 la revista Bohemia publicó un artículo que abriría un capítulo en el estudio de la veracidad o no de los planteamientos de ese hondureño. 8 Su visita a la Isla en 1951 provocó que rigurosos historiadores se dieran a la tarea de desmentirlo, manifestándose en este sentido la Academia de la Historia y la Sociedad Cubana de Estudios Históricos e Internacionales.
Todos estos supuestos hijos suyos, más que herencia material o algún tipo de posicionamiento, anhelaban el reconocimiento público que los acreditara como descendientes directos del general Antonio. Pertenecer a la estirpe de los Maceo, vigorosos gladiadores de esos tiempos, representaba seguramente su objetivo vital.
VIDA REPUBLICANA
En abril de 1902, Tomás Estrada Palma, a la sazón electo presidente de la República naciente en Cuba, emprendió su viaje de regreso a la patria después de más de dos décadas de ausencia. Se había escogido el día 20 de mayo para su toma de posesión.
El célebre periodista Manuel Márquez Sterling, desde las páginas de El Fígaro, dio a conocer poco antes de la inauguración de la era republicana para sus fieles lectores: «Estrada Palma ha sido el educador del hijo de Antonio Maceo, un gallardo joven que parece llamado a perpetuar la fortaleza de su familia heroica. Se dijo que el señor Estrada Palma traería con él al joven Maceo –como quien trae una enseña revolucionaria– mas, al fin, háse confirmado la noticia en contrario, esto es, la que nos enteraba de que el hijo del Mártir continuaría en los Estados Unidos hasta terminar sus estudios. Pero él vendrá a Cuba, tarde o temprano, y visitará el campo en donde palpita la gloria de su padre».9
Dos años después, El Mundo comentaba la presencia del joven Maceo en la capital cubana, además de caracterizarlo: «El hijo del inmortal Antonio Maceo se encuentra en La Habana desde hace días y ha honrado nuestra redacción con su interesante visita. Alto, bien plantado, de simpática figura y rostro bondadoso e inteligente, lleva en la mirada algo de la mirada de su glorioso padre, como sello de la inmortalidad de su nombre. ¡Antonio Maceo!» 10
Antonio Maceo Maryatt permaneció en Cornell hasta terminar su carrera de ingeniero. En dicha universidad contrajo matrimonio con la señorita Alicia Mackle. Como único descendiente del protagonista de la histórica protesta en Mangos de Baraguá, el joven fue varias veces cuestionado por insidiosos que sólo consiguieron irrespetar la memoria del héroe. Se puso «en tela de juicio lo que por discreción, delicadeza y respeto a la memoria de su padre, jamás debió haberse discutido».11
Cuando en cierta ocasión el albacea histórico de Maceo, el catalán José Miró Argenter, lo tuvo delante, lo estrechó entre sus brazos y se le oyó exclamar: «¡Eres el vivo retrato de tu padre!» Su benefactor, el patriota Tomás Estrada Palma, que lo adoptó y quiso como a un hijo, fue quien hizo que viniera a Cuba con su esposa Alicia para emprender una nueva vida.
El reconocido periodista Ramón Vasconcelos Maragliano, que pudo contarse entre los amigos de Antoñico a lo largo de su vida, lo describe en esos primeros momentos en Cuba, familiarizado «con las costumbres y el idioma del Norte, parecía un yanqui, por sus trajes holgados, su paso militar, su acento un poco trabajoso de extranjero aclimatado y su dominio de las efusiones, tan indomeñables en el cubano genuino».
No parecía haber heredado los arrestos del padre y la osadía incluso para enfrentar la vida cotidiana. En términos algo anecdóticos, el propio Vasconcelos relata que, tiempo después, vio un día a Maceo Maryatt ya olvidado por aquellos que antes, en nombre del padre, le tendieron la mano. Ante una situación tan desoladora, el periodista se atrevió a sugerirle que era hora de que hiciese algo para que le tomaran en cuenta. Por ese entonces, el ingeniero se encontraba cesante de un puestecito temporal que tenía en la Secretaría de Obras Públicas, el que representaba por demás, su única fuente de ingresos.
Con el mandato presidencial de Mario García Menocal (1913-21), le fue solicitado a éste un crédito con la finalidad de «comprarle las casas de dos plantas de la calle Manrique, para que viviera en una y alquilara el resto».
Maceo Maryatt las recibió en calidad de usufructo con la consiguiente negativa de poderlas ceder, vender o hipotecar. Allí nació su hijo –tercer Antonio de la dinastía– que más tarde se haría médico. Ya avanzada la República, éste ocupó el cargo de subsecretario (viceministro) de Salubridad en el gobierno de Carlos Prío Socarrás (1948-52). Antonio Maceo Mackle fue un reconocido cirujano y tuvo como esposa a la señora Angelina Masqué. Ambos tendrían un único hijo, el cuarto Antonio Maceo de nuestra historia.
La noche del jueves 4 de diciembre de 1952 falleció Antonio Maceo Maryatt en la Clínica Finlay, del Hospital Militar de Columbia, ubicado en la zona capitalina de Marianao. Allí había permanecido ingresado cerca de un año.
Fue velado en el apartamento (D) de la Funeraria Caballero, que estaba situada en la céntrica esquina de 23 y M, en El Vedado. Su entierro se dispuso para las cinco de la tarde del día siguiente y sus restos mortales fueron inhumados en el panteón de los veteranos de la Necrópolis de Colón.
Varias de las publicaciones de la época –como Alerta y El Mundo– reseñaron este acontecimiento y lo ubicaron, incluso, en primera plana. Gracias a referencias de este tipo se conoce de la presencia de personalidades, instituciones y organizaciones de la Cuba de entonces en el entierro de Maceo Maryatt.
Al señor Amallo Fiallo correspondió la despedida del duelo, a nombre de los familiares. «Descanse en paz quien supo honrar la alcurnia patria, con una vida ejemplar de ciudadano»,12 fueron sus sentidas palabras finales.
Años después, los restos de Antonio Maceo Maryatt fueron exhumados y trasladados a una vieja bóveda del Cementerio de Colón que era propiedad del suegro de su hijo, el Dr. José María Masqué, donde todavía reposan.
Con su muerte se cerraba un capítulo poco difundido y acaso controvertido en la vida de su padre, Antonio Maceo Grajales. Por varios años, Cuba acogió hasta su muerte al descendiente directo de este gran guerrero y político. Incluso, pese a las circunstancias epocales, los más cercanos amigos del Titán de Bronce siempre comprendieron que debían considerar a su hijo. Se trataba de un compromiso mayor por encima de convencionalismos y valores morales. Todo indica que así lo asumieron.
En vida del general Antonio Maceo, y hasta después de su muerte, no faltaron episodios reportados de individuos que se autotitularon hijos suyos. Tales son los casos, poco antes de finalizar el siglo XIX, de un tal Santiago, en el estado norteamericano de Minnesota, y de Ramón Ahumada, que unas veces se decía hijo de Antonio, y otras, de su hermano José.
En época del presidente cubano Federico Laredo Brú (1936-40), alzó su voz en reclamo de ese título el general hondureño Gregorio Bustamante Maceo, autor del folleto publicado en 1938 Biografía de los Maceo (héroes cubanos) , en el que «demostraba» su descendencia maceísta.
Bustamante hizo varias gestiones para visitar Cuba y establecer contacto con sus familiares. Mientras la hermana del general Maceo, Dominga, sí lo aceptó como un familiar, Antonio Maceo Maryatt «negó todo parentesco entre los dos, y con su primo hermano, el médico y doctor José Maceo, hijo del general José Maceo».7
Lo cierto es que Bustamante mantuvo desde entonces correspondencia con algunos de los Maceo de Cuba, quienes lo reconocerían como uno de ellos.
En 1950 la revista Bohemia publicó un artículo que abriría un capítulo en el estudio de la veracidad o no de los planteamientos de ese hondureño. 8 Su visita a la Isla en 1951 provocó que rigurosos historiadores se dieran a la tarea de desmentirlo, manifestándose en este sentido la Academia de la Historia y la Sociedad Cubana de Estudios Históricos e Internacionales.
Todos estos supuestos hijos suyos, más que herencia material o algún tipo de posicionamiento, anhelaban el reconocimiento público que los acreditara como descendientes directos del general Antonio. Pertenecer a la estirpe de los Maceo, vigorosos gladiadores de esos tiempos, representaba seguramente su objetivo vital.
VIDA REPUBLICANA
En abril de 1902, Tomás Estrada Palma, a la sazón electo presidente de la República naciente en Cuba, emprendió su viaje de regreso a la patria después de más de dos décadas de ausencia. Se había escogido el día 20 de mayo para su toma de posesión.
El célebre periodista Manuel Márquez Sterling, desde las páginas de El Fígaro, dio a conocer poco antes de la inauguración de la era republicana para sus fieles lectores: «Estrada Palma ha sido el educador del hijo de Antonio Maceo, un gallardo joven que parece llamado a perpetuar la fortaleza de su familia heroica. Se dijo que el señor Estrada Palma traería con él al joven Maceo –como quien trae una enseña revolucionaria– mas, al fin, háse confirmado la noticia en contrario, esto es, la que nos enteraba de que el hijo del Mártir continuaría en los Estados Unidos hasta terminar sus estudios. Pero él vendrá a Cuba, tarde o temprano, y visitará el campo en donde palpita la gloria de su padre».9
Dos años después, El Mundo comentaba la presencia del joven Maceo en la capital cubana, además de caracterizarlo: «El hijo del inmortal Antonio Maceo se encuentra en La Habana desde hace días y ha honrado nuestra redacción con su interesante visita. Alto, bien plantado, de simpática figura y rostro bondadoso e inteligente, lleva en la mirada algo de la mirada de su glorioso padre, como sello de la inmortalidad de su nombre. ¡Antonio Maceo!» 10
Antonio Maceo Maryatt permaneció en Cornell hasta terminar su carrera de ingeniero. En dicha universidad contrajo matrimonio con la señorita Alicia Mackle. Como único descendiente del protagonista de la histórica protesta en Mangos de Baraguá, el joven fue varias veces cuestionado por insidiosos que sólo consiguieron irrespetar la memoria del héroe. Se puso «en tela de juicio lo que por discreción, delicadeza y respeto a la memoria de su padre, jamás debió haberse discutido».11
Cuando en cierta ocasión el albacea histórico de Maceo, el catalán José Miró Argenter, lo tuvo delante, lo estrechó entre sus brazos y se le oyó exclamar: «¡Eres el vivo retrato de tu padre!» Su benefactor, el patriota Tomás Estrada Palma, que lo adoptó y quiso como a un hijo, fue quien hizo que viniera a Cuba con su esposa Alicia para emprender una nueva vida.
El reconocido periodista Ramón Vasconcelos Maragliano, que pudo contarse entre los amigos de Antoñico a lo largo de su vida, lo describe en esos primeros momentos en Cuba, familiarizado «con las costumbres y el idioma del Norte, parecía un yanqui, por sus trajes holgados, su paso militar, su acento un poco trabajoso de extranjero aclimatado y su dominio de las efusiones, tan indomeñables en el cubano genuino».
No parecía haber heredado los arrestos del padre y la osadía incluso para enfrentar la vida cotidiana. En términos algo anecdóticos, el propio Vasconcelos relata que, tiempo después, vio un día a Maceo Maryatt ya olvidado por aquellos que antes, en nombre del padre, le tendieron la mano. Ante una situación tan desoladora, el periodista se atrevió a sugerirle que era hora de que hiciese algo para que le tomaran en cuenta. Por ese entonces, el ingeniero se encontraba cesante de un puestecito temporal que tenía en la Secretaría de Obras Públicas, el que representaba por demás, su única fuente de ingresos.
Con el mandato presidencial de Mario García Menocal (1913-21), le fue solicitado a éste un crédito con la finalidad de «comprarle las casas de dos plantas de la calle Manrique, para que viviera en una y alquilara el resto».
Maceo Maryatt las recibió en calidad de usufructo con la consiguiente negativa de poderlas ceder, vender o hipotecar. Allí nació su hijo –tercer Antonio de la dinastía– que más tarde se haría médico. Ya avanzada la República, éste ocupó el cargo de subsecretario (viceministro) de Salubridad en el gobierno de Carlos Prío Socarrás (1948-52). Antonio Maceo Mackle fue un reconocido cirujano y tuvo como esposa a la señora Angelina Masqué. Ambos tendrían un único hijo, el cuarto Antonio Maceo de nuestra historia.
La noche del jueves 4 de diciembre de 1952 falleció Antonio Maceo Maryatt en la Clínica Finlay, del Hospital Militar de Columbia, ubicado en la zona capitalina de Marianao. Allí había permanecido ingresado cerca de un año.
Fue velado en el apartamento (D) de la Funeraria Caballero, que estaba situada en la céntrica esquina de 23 y M, en El Vedado. Su entierro se dispuso para las cinco de la tarde del día siguiente y sus restos mortales fueron inhumados en el panteón de los veteranos de la Necrópolis de Colón.
Varias de las publicaciones de la época –como Alerta y El Mundo– reseñaron este acontecimiento y lo ubicaron, incluso, en primera plana. Gracias a referencias de este tipo se conoce de la presencia de personalidades, instituciones y organizaciones de la Cuba de entonces en el entierro de Maceo Maryatt.
Al señor Amallo Fiallo correspondió la despedida del duelo, a nombre de los familiares. «Descanse en paz quien supo honrar la alcurnia patria, con una vida ejemplar de ciudadano»,12 fueron sus sentidas palabras finales.
Años después, los restos de Antonio Maceo Maryatt fueron exhumados y trasladados a una vieja bóveda del Cementerio de Colón que era propiedad del suegro de su hijo, el Dr. José María Masqué, donde todavía reposan.
Con su muerte se cerraba un capítulo poco difundido y acaso controvertido en la vida de su padre, Antonio Maceo Grajales. Por varios años, Cuba acogió hasta su muerte al descendiente directo de este gran guerrero y político. Incluso, pese a las circunstancias epocales, los más cercanos amigos del Titán de Bronce siempre comprendieron que debían considerar a su hijo. Se trataba de un compromiso mayor por encima de convencionalismos y valores morales. Todo indica que así lo asumieron.
El Compañero- Admin/Fundador de Cuba Debate
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Re: EL HIJO DE ANTONIO MACEO PARTE II (FINAL)
admirable la posicion de Estrada Palma hacia el hijo de Maceo.....
gracias y saludos
gracias y saludos
Jose Gonzalez- Ganador por Votación del Foro al Premio Golden Post por Mejor Articulo Original
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