LA MODERNIDAD EN CUBA
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LA HABANA DE LOS 1930S
Un tour narrado en inglés por La Habana de los años 30. Corto documental filmado por Andre de la Varre
https://www.youtube.com/watch?v=fEMYLkpYxX8
https://www.youtube.com/watch?v=fEMYLkpYxX8
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EL TRIUNFO DE FINLAY
El Triunfo de Finlay (1944) Esteban Valderrama.
En Enero de 1959 un grupo de analfabetos del Ejercito Rebelde irrumpen en el Palacio Presidencial y llegan a la Oficina de Fulgencio Batista. En ella ven colgado un cuadro enorme donde aparecen 3 militares norteamericanos en uniforme. Los barbudos arrancan el cuadro de la pared porque no les gustaba la idea, segun su interpretacion de una pintura que riendiera culto hacia algo norteamericano. Luego envian a un grupo de fiscalizadores que ordenan que ese y 30 cuadros mas colgados en todo Palacio fueran rotos en tres pedazos. Resulta que se trataba del óleo: 'El Triunfo de Finlay' Un cuadro que Batista mando hacer en 1944 cuando el gobierno de Cuba gano una demanda contra los Estados Unidos por haberse adjudicado el descubrimiento de que el mosquito aedes aegipty era el transmisor de la fiebre amarilla para el medico militar Walter Reed. Eventualmente se reconocio en cortes norteamericanos que Finlay fue el autor de dicho descubrimiento y no Reed. En el cuadro se ve a Finlay y frente a 2 norteamericanos, incluidos 'uno de los cientificos militares que incomodó al barbudo' - Walter Reed (uniforme negro). Afortunadamente las ordenes de ‘picar en tres pedazos’ el cuadro no fue cumplida. El cuadro quedo en la casa del encargado de su destruccion en Cuba por varias decadas en Alamar, incluso sirvio de toldo en un balcon por 3 decadas.
Eventualmente fue comprado por un Español que se lo llevo de Cuba a España en muy malas condiciones, pero un cubano coleccionista ‘Roberto Ramos’ viajo a ese pais, estuvo un mes para restaurarlo y poderlo fijarlo y traerlo a la Florida. El cuadro lo pinto el maestro cubano Esteban Valderrama. Actualmente valorado en $600,000 dolares y se exhibe en la colección de Daytona Beach ‘Cuban Masters Collecion.’
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AEROMARINE AIRWAYS: VUELOS HABANA-KEY WEST-MIAMI-NASSAU-BIMINI
AEROMARINE AIRWAYS 1921-22. ATERRIZANDO EN LA BAHIA DE LA HABANA. VUELOS HABANA-KEY WEST. MIAMI-NASSAU-BIMINI.
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Re: LA MODERNIDAD EN CUBA
es chocante cuando hay que mirar fotos de hace mas de medio siglo atras para disfrutar de una Cuba bella ,limpia y moderna,ya que la actual,que por logica y sentido comun deberia de estar mejor que hace medio siglo atras,es una ruina total.....
en otras palabras,disfruto la modernidad de una Cuba de hace mas de medio siglo atras,ya que la actual da asco......
esto es surrealismo ligado con odio....
saludos
en otras palabras,disfruto la modernidad de una Cuba de hace mas de medio siglo atras,ya que la actual da asco......
esto es surrealismo ligado con odio....
saludos
Jose Gonzalez- Ganador por Votación del Foro al Premio Golden Post por Mejor Articulo Original
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LA MODA
La moda de los «des...»
Por: Emilio Roig de Leuchsenring
Sobre la moda de los DES: desc
ubiertos, descuellados, descorbatados, desmangados, desmediados, despeinados, etc
Si múltiples y gravísimos son los problemas de carácter político, económico, social, racial, religioso, etc., que hoy agitan el mundo y amenazan subir a nuestro planeta en una nueva y pavorosa contienda bélica internacional, existe, asimismo, otro trascendente problema que interesa, preocupa, perturba y divide a hombres y mujeres de todos los países civilizados del orbe: el de la indumentaria.
Después de la guerra mundial de 1914-17, y como consecuencia, principalmente, del auge del deporte, por una parte, y por otra, de los intensos y radicales movimientos revolucionarios estallados en Rusia, Italia y Alemania, se fue observando una profunda transformación en las modas, tanto masculinas como femeninas. Se desechó todo aquello que en el vestir significase costo excesivo, piezas superfluas o innecesarias, adornos inútiles… y poco a poco quedaron suprimidos las medias, el sombrero, la corbata, el saco, el corsé; se acortaron las sayas, desaparecieron las mangas, se descubrió la espalda; y hasta las mujeres adoptaron para los deportes o la vida campestre los pantalones masculinos, unas veces largos, y otras, reduciéndolos a la mínima expresión, al transformarse en los hoy ya tan popularizados shorts.
Entre nosotros sufrieron rudo golpe las modas masculinas y femeninas con ocasión de la lucha antimachadista. Los jóvenes revolucionarios, de uno y otro sexo, que iniciaron y mantuvieron durante largos meses la campaña contra aquella sanguinaria tiranía, tal parece que necesitaron para mejor desenvolver sus planes conspiradores y terroristas, aligerarse de ropa, aunque se dio el fenómeno curiosísimo de que, mientras las muchachas llevaban su cabeza a lo boy, los jóvenes se dejaron crecer el pelo, ostentando largas y alborotadas melenas. Caído Machado y dueña durante algunos meses de la República la juventud revolucionaria, procedente ya de la Universidad, los Institutos y las Escuelas Normales, como de las flamantes agrupaciones políticas y apolíticas que combatieron la dictadura, fue
tal la renovación que experimentó la indumentaria de hombres y mujeres, que casi lucía sujeto raro y estrambótico aquel que usaba sombrero o llevaba la corbata bien anudada. Y hasta los policías de La Habana y otras poblaciones, para estar más a tono con la moda revolucionaria imperante, se quitaron sus guerreras, luciendo orgullosos unas pintorescas y llamativas camisas azules.
A agudizar más esta moda, que yo calificaría de moda de los DES —descubiertos, descuellados, descorbatados, desmangados, desmediados, despeinados, etc.— contribuyó la unión de la juventud revolucionaria con el proletariado, cuyos componentes tenían suprimido desde hacía tiempo, por razones económicas y por la índole misma del trabajo manual a que se dedicaban, todo lo superfluo y lujoso en su indumentaria. Este misino Curioso Parlanchín recuerda que habituado durante años a usar bastón, no solo tuvo, durante este periodo de nuestra historia contemporánea, que dejarlo guardado en casa, sino que también prescindió del sombrero y hasta se aflojó ligeramente el nudo de la corbata, para no hacer un papel ridículo, de señorito bien recién llegado del extranjero, al transitar por nuestras calles y plazas, olorosas a pólvora, motín y barricada.
Cuando estallaron los movimientos huelguísticos y políticos contra el gobierno provisional del coronel Mendieta, y como consecuencia de ellos se produjo en toda, la República la contrarrevolución, la señal más segura y el indicio más cierto que tenían las autoridades militares y policíacas para descubrir a los sediciosos, enemigos del Gobierno, del orden, del principio de autoridad, etc., etc., era la indumentaria: todo aquel que no llevase sombrero, ni corbata, era un presunto conspirador; y si además, no llevaba saco y usaba despeinada melena, seguramente figuraba como líder revolucionario proletario o político. Y en muchos pueblos de la isla se obligó, bajo penas severísimas, a usar sombrero, peinarse la melena, ponerse el saco, abrocharse el cuello y anudarse la corbata.
Después… vino la calma, volvieron las aguas a su cauce, imperó el orden, y así llegamos hasta los días presentes en que no se oyen más —por lo menos en voz alta— que alabanzas a nuestros buenos y amados gobernantes, y cuando en algún grupo se murmura sobre asuntos públicos, apenas se presenta cualquier desconocido, o pasa por las cercanías algún agente de la autoridad, en el acto se cambia el tema de la conversación, y todos, unánimemente, «hablan de pelota».
Pero, en medio de la paz paradisíaca de que gozamos, y de la vuelta hacia la normalidad pública, la revolución en las modas masculinas y femeninas continúa progresando.
Ya no está unida esta revolución a la revolución de las ideas ni a los cambios de regímenes políticos, sino que aquélla se ha adueñado de las izquierdas y de las derechas que hoy dividen y separan en dos grandes bandos antagonistas a la humanidad, pues si los comunistas adoptaron, desde que se implantó en Rusia la dictadura, del proletariado, el traje sencillo de los trabajadores manuales, los fascistas italianos, alemanes y de otros países de Europa y de América, han convertido la camisa —de diversos colores, según cada país— en el símbolo y contraseña del régimen totalitario de gobierno preconizado por ese sistema político. Y así, hoy, el comunista y el fascista se encuentran unidos e identificados en un mismo sentimiento revolucionario: el de la indumentaria. Y uno y otro observan rigurosamente la moda de los Des.
En Cuba caloriza hoy esta revolución en las modas masculinas y femeninas, más que la ideología política, la poderosa influencia y arraigo que han alcanzado los deportes y la vida en las playas, así como ciertas modas .adoptadas por las artistas de cine en sus excursiones campestres y playísticas.
Tal intensidad alcanza ya entre nosotros la moda de los Des que los fabricantes de sombreros mantienen desde hace meses en periódicos y revistas vigorosa campaña para inducir a los criollos a la vuelta al uso del sombrero, ridiculizando gráficamente a los que no usan sombrero y presentando como prototipo de la masculinidad y elegancia, de insuperables atractivos para la mujer, al hombre con sombrero.
Y en la sección de Elegancias de hombre, que redacta en el Diario de la Marina el señor Henry Wotton, se ha planteado por este distinguido periodista y gentleman, la necesidad imperiosa de poner coto a la invasión de hombres Des que se observa en La Habana. Ya los Des no se conforman con lucir sus cabezas al aire, sus camisas con manga corta, cuello abierto y desprovistas de corbata, en las playas y en el campo, sino que las usan también como traje habitual, en La Habana y otras ciudades de la República, lo cual —dice— le resta a todas esas poblaciones, y especialmente a La Habana «lo que tiene de ciudad refinada, culta y cosmopolita, evitando que pierda su aspecto de gran ciudad». Y contestándole al señor Manuel de Rojas, que defiende esa indumentaria playística en nuestra capital, le expresa el señor Wotton: «Al pretender usted que La Habana, la capital de nuestra República y una de las ciudades de mayor importancia y relieve de la América latina, ofrezca el aspecto de una población de playa o balneario, más o menos elegante o monumental, o que simplemente brinde la impresión de sitio de temporada o lugar de veraneo, demuestra usted quererla muy mal o tener un concepto muy mezquino del prestigio que ella ha logrado conquistar, no sin bastantes esfuerzos en el conglomerado internacional».
Arduo, complicado y delicadísimo problema es este que plantea el señor Wotton, precisamente en los momentos más difíciles de nuestra vida republicana cuando todas las miradas se dirigen hacia la próxima —o lejanísima— Asamblea Constituyente, remedio del Médico Chino, que se espera cure todos nuestros males.
Refiriéndose a un aspecto del problema —al desuso del sombrero— el señor Wotton ha tenido la gentileza, en reciente artículo, de sugerir que este Curioso Parlanchín podría ofrecer «interesantes observaciones sobre el uso o el no uso del sombrero».
No me queda, pues, más remedio que terciar en el debate planteado. Y manos a la obra, acabo de exponer los orígenes y las raíces, en el mundo y en Cuba, de esta moda revolucionaria de los Des, en las próximas Habladurías daré a conocer mi criterio sobre el particular, no sin antes dejar constancia de que no es asunto baladí el que se discute, aunque pudiera parecerlo a primera vista, ni desmerece el buen nombre de nuestro país, ni puede ser motivo de que se nos considere a los cubanos entes superficiales y ligeros al preocuparnos de asunto tan insignificante como es la indumentaria, comparado con los trascendentales problemas y conflictos que hoy confronta la humanidad, pues en estos días la Italia fascista —enfrascada en gravísimos problemas de orden interno e internacional— ha iniciado oficialmente una campaña de prensa a fin de volver a las antiguas costumbres romanas, en cuanto a vestido holgado sobre todo, preconizando que deje de usarse cuello y corbata que causan males de circulación cerebrales, y pidiendo a su aliada en ideales y propósitos políticos —Alemania— cooperación y ayuda para esta campaña sobre las modas
Des. Pero, con asombro general de los que siguen la marcha del movimiento político europeo, Alemania no parece dispuesta a secundar a Italia en esa campaña, y el cable participa que en los círculos hitleristas se ha acogido irónicamente el proyecto italiano de prescindir de cuellos y corbatas y usar ropa holgada.
Vean los lectores cómo la moda en la indumentaria ha constituido el inicio de una discrepancia fundamental revolucionaria entre las dos grandes aliadas fascistas, —Italia y Alemania. No es, por tanto, reprochable que en Cuba se plantee y discuta públicamente este problema de la moda de los Des. Planteándolo y discutiéndolo nos ponemos a la altura de esas dos grandes potencias europeas, y estamos, pues, dando pruebas elocuentísimas de que somos, por ello, uno de los países más cultos y civilizados de la tierra.
Vayamos a tan trascendente debate, decididos y orgullosos.
Hasta las próximas Habladurías, queridos lectores.
Por: Emilio Roig de Leuchsenring
Sobre la moda de los DES: desc
ubiertos, descuellados, descorbatados, desmangados, desmediados, despeinados, etc
Si múltiples y gravísimos son los problemas de carácter político, económico, social, racial, religioso, etc., que hoy agitan el mundo y amenazan subir a nuestro planeta en una nueva y pavorosa contienda bélica internacional, existe, asimismo, otro trascendente problema que interesa, preocupa, perturba y divide a hombres y mujeres de todos los países civilizados del orbe: el de la indumentaria.
Después de la guerra mundial de 1914-17, y como consecuencia, principalmente, del auge del deporte, por una parte, y por otra, de los intensos y radicales movimientos revolucionarios estallados en Rusia, Italia y Alemania, se fue observando una profunda transformación en las modas, tanto masculinas como femeninas. Se desechó todo aquello que en el vestir significase costo excesivo, piezas superfluas o innecesarias, adornos inútiles… y poco a poco quedaron suprimidos las medias, el sombrero, la corbata, el saco, el corsé; se acortaron las sayas, desaparecieron las mangas, se descubrió la espalda; y hasta las mujeres adoptaron para los deportes o la vida campestre los pantalones masculinos, unas veces largos, y otras, reduciéndolos a la mínima expresión, al transformarse en los hoy ya tan popularizados shorts.
Entre nosotros sufrieron rudo golpe las modas masculinas y femeninas con ocasión de la lucha antimachadista. Los jóvenes revolucionarios, de uno y otro sexo, que iniciaron y mantuvieron durante largos meses la campaña contra aquella sanguinaria tiranía, tal parece que necesitaron para mejor desenvolver sus planes conspiradores y terroristas, aligerarse de ropa, aunque se dio el fenómeno curiosísimo de que, mientras las muchachas llevaban su cabeza a lo boy, los jóvenes se dejaron crecer el pelo, ostentando largas y alborotadas melenas. Caído Machado y dueña durante algunos meses de la República la juventud revolucionaria, procedente ya de la Universidad, los Institutos y las Escuelas Normales, como de las flamantes agrupaciones políticas y apolíticas que combatieron la dictadura, fue
tal la renovación que experimentó la indumentaria de hombres y mujeres, que casi lucía sujeto raro y estrambótico aquel que usaba sombrero o llevaba la corbata bien anudada. Y hasta los policías de La Habana y otras poblaciones, para estar más a tono con la moda revolucionaria imperante, se quitaron sus guerreras, luciendo orgullosos unas pintorescas y llamativas camisas azules.
A agudizar más esta moda, que yo calificaría de moda de los DES —descubiertos, descuellados, descorbatados, desmangados, desmediados, despeinados, etc.— contribuyó la unión de la juventud revolucionaria con el proletariado, cuyos componentes tenían suprimido desde hacía tiempo, por razones económicas y por la índole misma del trabajo manual a que se dedicaban, todo lo superfluo y lujoso en su indumentaria. Este misino Curioso Parlanchín recuerda que habituado durante años a usar bastón, no solo tuvo, durante este periodo de nuestra historia contemporánea, que dejarlo guardado en casa, sino que también prescindió del sombrero y hasta se aflojó ligeramente el nudo de la corbata, para no hacer un papel ridículo, de señorito bien recién llegado del extranjero, al transitar por nuestras calles y plazas, olorosas a pólvora, motín y barricada.
Cuando estallaron los movimientos huelguísticos y políticos contra el gobierno provisional del coronel Mendieta, y como consecuencia de ellos se produjo en toda, la República la contrarrevolución, la señal más segura y el indicio más cierto que tenían las autoridades militares y policíacas para descubrir a los sediciosos, enemigos del Gobierno, del orden, del principio de autoridad, etc., etc., era la indumentaria: todo aquel que no llevase sombrero, ni corbata, era un presunto conspirador; y si además, no llevaba saco y usaba despeinada melena, seguramente figuraba como líder revolucionario proletario o político. Y en muchos pueblos de la isla se obligó, bajo penas severísimas, a usar sombrero, peinarse la melena, ponerse el saco, abrocharse el cuello y anudarse la corbata.
Después… vino la calma, volvieron las aguas a su cauce, imperó el orden, y así llegamos hasta los días presentes en que no se oyen más —por lo menos en voz alta— que alabanzas a nuestros buenos y amados gobernantes, y cuando en algún grupo se murmura sobre asuntos públicos, apenas se presenta cualquier desconocido, o pasa por las cercanías algún agente de la autoridad, en el acto se cambia el tema de la conversación, y todos, unánimemente, «hablan de pelota».
Pero, en medio de la paz paradisíaca de que gozamos, y de la vuelta hacia la normalidad pública, la revolución en las modas masculinas y femeninas continúa progresando.
Ya no está unida esta revolución a la revolución de las ideas ni a los cambios de regímenes políticos, sino que aquélla se ha adueñado de las izquierdas y de las derechas que hoy dividen y separan en dos grandes bandos antagonistas a la humanidad, pues si los comunistas adoptaron, desde que se implantó en Rusia la dictadura, del proletariado, el traje sencillo de los trabajadores manuales, los fascistas italianos, alemanes y de otros países de Europa y de América, han convertido la camisa —de diversos colores, según cada país— en el símbolo y contraseña del régimen totalitario de gobierno preconizado por ese sistema político. Y así, hoy, el comunista y el fascista se encuentran unidos e identificados en un mismo sentimiento revolucionario: el de la indumentaria. Y uno y otro observan rigurosamente la moda de los Des.
En Cuba caloriza hoy esta revolución en las modas masculinas y femeninas, más que la ideología política, la poderosa influencia y arraigo que han alcanzado los deportes y la vida en las playas, así como ciertas modas .adoptadas por las artistas de cine en sus excursiones campestres y playísticas.
Tal intensidad alcanza ya entre nosotros la moda de los Des que los fabricantes de sombreros mantienen desde hace meses en periódicos y revistas vigorosa campaña para inducir a los criollos a la vuelta al uso del sombrero, ridiculizando gráficamente a los que no usan sombrero y presentando como prototipo de la masculinidad y elegancia, de insuperables atractivos para la mujer, al hombre con sombrero.
Y en la sección de Elegancias de hombre, que redacta en el Diario de la Marina el señor Henry Wotton, se ha planteado por este distinguido periodista y gentleman, la necesidad imperiosa de poner coto a la invasión de hombres Des que se observa en La Habana. Ya los Des no se conforman con lucir sus cabezas al aire, sus camisas con manga corta, cuello abierto y desprovistas de corbata, en las playas y en el campo, sino que las usan también como traje habitual, en La Habana y otras ciudades de la República, lo cual —dice— le resta a todas esas poblaciones, y especialmente a La Habana «lo que tiene de ciudad refinada, culta y cosmopolita, evitando que pierda su aspecto de gran ciudad». Y contestándole al señor Manuel de Rojas, que defiende esa indumentaria playística en nuestra capital, le expresa el señor Wotton: «Al pretender usted que La Habana, la capital de nuestra República y una de las ciudades de mayor importancia y relieve de la América latina, ofrezca el aspecto de una población de playa o balneario, más o menos elegante o monumental, o que simplemente brinde la impresión de sitio de temporada o lugar de veraneo, demuestra usted quererla muy mal o tener un concepto muy mezquino del prestigio que ella ha logrado conquistar, no sin bastantes esfuerzos en el conglomerado internacional».
Arduo, complicado y delicadísimo problema es este que plantea el señor Wotton, precisamente en los momentos más difíciles de nuestra vida republicana cuando todas las miradas se dirigen hacia la próxima —o lejanísima— Asamblea Constituyente, remedio del Médico Chino, que se espera cure todos nuestros males.
Refiriéndose a un aspecto del problema —al desuso del sombrero— el señor Wotton ha tenido la gentileza, en reciente artículo, de sugerir que este Curioso Parlanchín podría ofrecer «interesantes observaciones sobre el uso o el no uso del sombrero».
No me queda, pues, más remedio que terciar en el debate planteado. Y manos a la obra, acabo de exponer los orígenes y las raíces, en el mundo y en Cuba, de esta moda revolucionaria de los Des, en las próximas Habladurías daré a conocer mi criterio sobre el particular, no sin antes dejar constancia de que no es asunto baladí el que se discute, aunque pudiera parecerlo a primera vista, ni desmerece el buen nombre de nuestro país, ni puede ser motivo de que se nos considere a los cubanos entes superficiales y ligeros al preocuparnos de asunto tan insignificante como es la indumentaria, comparado con los trascendentales problemas y conflictos que hoy confronta la humanidad, pues en estos días la Italia fascista —enfrascada en gravísimos problemas de orden interno e internacional— ha iniciado oficialmente una campaña de prensa a fin de volver a las antiguas costumbres romanas, en cuanto a vestido holgado sobre todo, preconizando que deje de usarse cuello y corbata que causan males de circulación cerebrales, y pidiendo a su aliada en ideales y propósitos políticos —Alemania— cooperación y ayuda para esta campaña sobre las modas
Des. Pero, con asombro general de los que siguen la marcha del movimiento político europeo, Alemania no parece dispuesta a secundar a Italia en esa campaña, y el cable participa que en los círculos hitleristas se ha acogido irónicamente el proyecto italiano de prescindir de cuellos y corbatas y usar ropa holgada.
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Vayamos a tan trascendente debate, decididos y orgullosos.
Hasta las próximas Habladurías, queridos lectores.
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OCUPACION INGLESA DE LA HABANA
Se podria argumentar que la ocupacion inglesa a la Habana en 1762, marca el inicio del largo camino hacia la modernidad en Cuba.
Antes de 1762 Cuba era una rustica y primitiva Isla gobernada gobernada por 1 millon de impuestos de la corona. Hasta entonces la isla era f fundamentalmente productor de tabaco solo para España.
Pero a partir de 1762 la historia cubana cambia y Estados Unidos y Cuba comienzan una alianza economica solida que duro por varios siglos hasta 1958. Se podria decir literalmente que la historia de EU, desde su independencia hasta el siglo XX estuvo bien ligada a la historia cubana:
1- La ocupacion Inglesa a la Habana en 1762 y sus consecuencias futuras. En los meses de ocupacion se liberalizo el comercio lo cual facilito la importacion de esclavos a bajos precios
2- Las grandes tierras compradas sin gran uso mas que el nobiliario comienzan a cobrar una importancia suprema despues de 1762 puesto que de ser inservibles pasan a ser terrenos para la caña de azucar, pues antes de esa fecha no era rentable y despues de esa fecha con el libre comercio se hace rentable.
3- Haiti, hasta entonces el productor de cana de azucar mayor del mundo tiene una Revolucion violenta y sangrienta y como resultado su economia colpasa, hay un exodo de franceses muy grande y Cuba comienza a ocupar el lugar que Haiti tenia hasta ese entonces com productor de azucar
4- Las Trece Colonias sufren un embargo de Inglaterra que le impedia a sus colonias del Caribe Ingles venderle azucar a los Estados Unidos y Cuba por lo tanto pasa a ocupar el lugar de importador fundamental del azucar.
5- La elite cubana negocia habilmente y presiona a la corona para que Cuba tuviera libre comercio, cosa que posterior a 1762 no muchos paises del Hemisferio tenian.
Es el desarrollo de la industria azucarera, facilitado por el libre comercio hace posible desarrollar infaestructura alrededor de la economia azucarera. Al ser lucrativo la exportacion de azucar, las elites cubanas invierten en ferrocarriles, establecimiento de pueblos, barcos de vapor y se produce el boom azucarero entre 1762 y mitad del siglo 19.
No hablamos aqui de la modernidad vinculada al siglo XX, sino de la apertura de Cuba al comercio global y la transformacion de una isla primordialmente tabaquera a una azucarera.
Saludos cordiales,
El Compañero.
Antes de 1762 Cuba era una rustica y primitiva Isla gobernada gobernada por 1 millon de impuestos de la corona. Hasta entonces la isla era f fundamentalmente productor de tabaco solo para España.
Pero a partir de 1762 la historia cubana cambia y Estados Unidos y Cuba comienzan una alianza economica solida que duro por varios siglos hasta 1958. Se podria decir literalmente que la historia de EU, desde su independencia hasta el siglo XX estuvo bien ligada a la historia cubana:
1- La ocupacion Inglesa a la Habana en 1762 y sus consecuencias futuras. En los meses de ocupacion se liberalizo el comercio lo cual facilito la importacion de esclavos a bajos precios
2- Las grandes tierras compradas sin gran uso mas que el nobiliario comienzan a cobrar una importancia suprema despues de 1762 puesto que de ser inservibles pasan a ser terrenos para la caña de azucar, pues antes de esa fecha no era rentable y despues de esa fecha con el libre comercio se hace rentable.
3- Haiti, hasta entonces el productor de cana de azucar mayor del mundo tiene una Revolucion violenta y sangrienta y como resultado su economia colpasa, hay un exodo de franceses muy grande y Cuba comienza a ocupar el lugar que Haiti tenia hasta ese entonces com productor de azucar
4- Las Trece Colonias sufren un embargo de Inglaterra que le impedia a sus colonias del Caribe Ingles venderle azucar a los Estados Unidos y Cuba por lo tanto pasa a ocupar el lugar de importador fundamental del azucar.
5- La elite cubana negocia habilmente y presiona a la corona para que Cuba tuviera libre comercio, cosa que posterior a 1762 no muchos paises del Hemisferio tenian.
Es el desarrollo de la industria azucarera, facilitado por el libre comercio hace posible desarrollar infaestructura alrededor de la economia azucarera. Al ser lucrativo la exportacion de azucar, las elites cubanas invierten en ferrocarriles, establecimiento de pueblos, barcos de vapor y se produce el boom azucarero entre 1762 y mitad del siglo 19.
No hablamos aqui de la modernidad vinculada al siglo XX, sino de la apertura de Cuba al comercio global y la transformacion de una isla primordialmente tabaquera a una azucarera.
Saludos cordiales,
El Compañero.
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Re: LA MODERNIDAD EN CUBA
Gracias por toda la informacion compa.
lara- Colectivo del Amor y la Amistad
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Re: LA MODERNIDAD EN CUBA
Muchas Gracias Lara por el comentario constructivo. Seguire en la medida de mis posibilidades
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Re: LA MODERNIDAD EN CUBA
La Televisión en Cuba - 1950-1958
Compilación de articulos
Fuentes:
Dany Herranz Delgado y Cubasi
El inicio de la televisión en Cuba está marcado por dos nombres: Gaspar Pumarejo y Goar Mestre, y por la representación de dos monopolios transnacionales: Dumont y RCA Víctor. Gaspar Pumarejo era el dueño de la Unión Radio Televisión y se propuso traer la televisión a Cuba antes que Goar Mestre, que llevaba meses o quizás años fabricando el gran edificio de 23 y M.
Mientras Goar Mestre, formado en la Universidad de Yale, fabricaba un edificio, el de Radiocentro, concebido como un complejo de cine, radio y televisión, con una galería de tiendas, al estilo de Radio City de Nueva York, Pumarejo improvisaba unos estudios de televisión, en su propia casa de Mazón 52, esquina a San Miguel.
Era una carrera entre la Dumont, con quien Mestre tenía negocios, y la RCA que le enviaría los equipos a Pumarejo.
Las conversaciones se celebraron, llegaron los equipos desmontados de un estudio en los Estados Unidos, o sea, de uso, y comenzó la carrera. ¿Quién saldría primero?
Fue Unión Radio Televisión, quien lanzó al aire la primera señal de televisión comercial en Cuba el 24 de octubre de 1950 por el Canal 4, una de las primeras en América. En 1957 cuando alrededor de 50 países tenían televisión, en Cuba ya contaba 7 años de edad.
Lo primero por el Canal 4 fue una cajetilla de cigarros Competidora Gaditana con un jingle de Ñico Saquito, y la inauguración contó con el primer control remoto en TV desde el Palacio Presidencial, con las palabras del entonces Presidente de la República, Carlos Prío.
Por la noche se transmitió una gran fiesta en los jardines de la casa, a la cual asistieron estrellas mexicanas, como Pedro Almendáriz y cubanas como Carmen Montejo y Raquel Revuelta, y, por supuesto, Gaspar Pumarejo en primer plano, ya famoso como locutor de radio. El 18 de diciembre de ese mismo año salió al aire el Canal 6, de Goar Mestre, con un programa dramático de tensión escrito por Marcos Behmaras y protagonizado por Alejandro Lugo.
En 1958 el país contaba con 25 transmisores de televisión con una potencia de 150,5 Kw, instalados en La Habana, Matanzas, Santa Clara, Ciego de Avila, Camagüey, Holguín y Santiago de Cuba. El servicio estaba organizado en tres cadenas nacionales con 7 transmisores cada una. Estas eran CMQ Televisión, Unión Radio Televisión y Telemundo. Los 4 transmisores restantes estaban instalados, 3 en La Habana y 1 en Camagüey.
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UN POCO DE HISTORIA
La primera transmisión oficial de la televisión en Cuba ocurrió el 24 de octubre de 1950. Ese día los receptores ubicados en las calles Mazón y San Miguel, hoy sede del Canal Habana, recibieron la señal de una parábola que se encontraba en el Palacio Presidencial desde donde el presidente Carlos Prío Socarrás pronunció el discurso inaugural del Canal 4.
Apenas una semana después de lanzarse la señal, lo que convirtió a Cuba en el tercer país de Latinoamérica en contar con la televisión, solo precedida por Brasil y México, se transmitió el primer juego de béisbol. El 30 de septiembre de 1950 las cámaras del Canal 4 llevaron a los pocos hogares que contaban con telerreceptores la señal del partido celebrado en el Gran Stadium del Cerro entre los Elefantes de Cienfuegos y los Leones de La Habana, equipos pertenecientes a la Liga profesional.
Sobre aquel histórico momento para el periodismo y el deporte en la Mayor de las Antillas una publicación de la época dijo: “la voz de Felo Ramírez narrando las jugadas se ajustaba a lo que los televidentes veían en sus telerreceptores. Hay, desde luego, pequeños defectos originados por la falta de destreza de los camarógrafos que se inician en tal espectáculo.”
De acuerdo con un artículo del periodista Carlos Alberto González, aparecido en el número 49 de la revista Temas, después del éxito alcanzado en la primera transmisión el béisbol se convirtió en parte habitual de la oferta del nuevo medio.
El 18 de diciembre de 1950 quedó inaugurado el segundo canal, CMQ Televisión, Canal 6, cuyo dueño era Goar Mestre. La pelota también fue incluida en la programación de CMQ, incluso hubo ocasiones en que los dos canales llevaron el béisbol de forma simultánea.
En otra parte del artículo, González explica que en el año 1953 se efectuó la primera transmisión por televisión desde el exterior, a través de la CMQ, que llevó al pueblo cubano las incidencias de la Serie Mundial de las Grandes Ligas entre los Yankees de Nueva York y los Dodgers de Brooklyn.
El proceso técnico para lograr traer la señal a Cuba fue muy complicado pues el partido se grababa en la Florida y, al terminar la mitad del juego, un avión DC-3 de Cubana de Aviación traía los kinescopios hacia La Habana. El proceso de revelado de la película se realizaba en el avión y luego los periodistas hacían la narración. Para la segunda parte del juego se realizaba la misma operación.
Un año después de ese gran esfuerzo, la joven televisión cubana entró en la historia. El 30 de septiembre de 1954 se logró transmitir, en directo, las incidencias del partido entre los Gigantes de Nueva York y los Indios de Cleveland de la Serie Mundial y esto constituyó un antecedente de las comunicaciones televisivas por satélite. En su artículo, González relata cómo pudo hacerse la operación: “un sistema llamado Estravisión, con equipo de transmisión y recepción instalados en un avión DC-3, que volaba a tres kilómetros de altura y ochenta kilómetros de las costas cubanas, captaba las señales de audio y vídeo enviadas por la estación teletransmisora de Miami y las lanzaba hacia la torre de televisión de La Cumbre, en Matanzas y de ahí a La Habana.”
Tres años después se pudo hacer finalmente una transmisión directa del partido de la Serie Mundial entre los entonces Bravos de Milwaukee y los Yankees de Nueva York, gracias a una parábola que se había instalado en Guanabo que recibía la señal desde la Florida.
Desde aquella memorable fecha en que se transmitió el primer juego de pelota en Cuba hasta la actualidad han transcurrido 57 años. Muchas cosas han cambiado en el mundo del béisbol. Las transmisiones televisivas cada vez son más sofisticadas. Las cámaras captan cada detalle de las jugadas, la repetición ayuda al televidente a discernir sobre las decisiones de los árbitros e incluso se pretende determinar, a través de ella, si una pelota de jonrón pasó por zona buena o foul. Muchos han hablado de utilizar la repetición televisiva como un quinto juez al que el director puede dirigirse para protestar una decisión de los árbitros humanos. Afortunadamente, esos intentos no han tenido éxito, ni siquiera en los Estados Unidos.
La unión entre el béisbol y la televisión es cada vez más fuerte. Las nuevas tecnologías, sobre todo la infografía, han ayudado a presentar un producto más completo. Cada vez nos sentimos más cerca de los estadios, aunque estemos a miles de kilómetros de distancia. Gracias a la televisión, los millones de fanáticos al béisbol en Cuba hemos seguido los pasos del equipo nacional en los diferentes torneos en los que ha tomado parte. No obstante la mejoría, se hace todavía necesaria una mayor profesionalidad en las transmisiones y diversificación de la oferta para las futuras competencias. Estas serán noticias siempre bien recibidas por el público.
Compilación de articulos
Fuentes:
Dany Herranz Delgado y Cubasi
El inicio de la televisión en Cuba está marcado por dos nombres: Gaspar Pumarejo y Goar Mestre, y por la representación de dos monopolios transnacionales: Dumont y RCA Víctor. Gaspar Pumarejo era el dueño de la Unión Radio Televisión y se propuso traer la televisión a Cuba antes que Goar Mestre, que llevaba meses o quizás años fabricando el gran edificio de 23 y M.
Mientras Goar Mestre, formado en la Universidad de Yale, fabricaba un edificio, el de Radiocentro, concebido como un complejo de cine, radio y televisión, con una galería de tiendas, al estilo de Radio City de Nueva York, Pumarejo improvisaba unos estudios de televisión, en su propia casa de Mazón 52, esquina a San Miguel.
Era una carrera entre la Dumont, con quien Mestre tenía negocios, y la RCA que le enviaría los equipos a Pumarejo.
Las conversaciones se celebraron, llegaron los equipos desmontados de un estudio en los Estados Unidos, o sea, de uso, y comenzó la carrera. ¿Quién saldría primero?
Fue Unión Radio Televisión, quien lanzó al aire la primera señal de televisión comercial en Cuba el 24 de octubre de 1950 por el Canal 4, una de las primeras en América. En 1957 cuando alrededor de 50 países tenían televisión, en Cuba ya contaba 7 años de edad.
Lo primero por el Canal 4 fue una cajetilla de cigarros Competidora Gaditana con un jingle de Ñico Saquito, y la inauguración contó con el primer control remoto en TV desde el Palacio Presidencial, con las palabras del entonces Presidente de la República, Carlos Prío.
Por la noche se transmitió una gran fiesta en los jardines de la casa, a la cual asistieron estrellas mexicanas, como Pedro Almendáriz y cubanas como Carmen Montejo y Raquel Revuelta, y, por supuesto, Gaspar Pumarejo en primer plano, ya famoso como locutor de radio. El 18 de diciembre de ese mismo año salió al aire el Canal 6, de Goar Mestre, con un programa dramático de tensión escrito por Marcos Behmaras y protagonizado por Alejandro Lugo.
En 1958 el país contaba con 25 transmisores de televisión con una potencia de 150,5 Kw, instalados en La Habana, Matanzas, Santa Clara, Ciego de Avila, Camagüey, Holguín y Santiago de Cuba. El servicio estaba organizado en tres cadenas nacionales con 7 transmisores cada una. Estas eran CMQ Televisión, Unión Radio Televisión y Telemundo. Los 4 transmisores restantes estaban instalados, 3 en La Habana y 1 en Camagüey.
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UN POCO DE HISTORIA
La primera transmisión oficial de la televisión en Cuba ocurrió el 24 de octubre de 1950. Ese día los receptores ubicados en las calles Mazón y San Miguel, hoy sede del Canal Habana, recibieron la señal de una parábola que se encontraba en el Palacio Presidencial desde donde el presidente Carlos Prío Socarrás pronunció el discurso inaugural del Canal 4.
Apenas una semana después de lanzarse la señal, lo que convirtió a Cuba en el tercer país de Latinoamérica en contar con la televisión, solo precedida por Brasil y México, se transmitió el primer juego de béisbol. El 30 de septiembre de 1950 las cámaras del Canal 4 llevaron a los pocos hogares que contaban con telerreceptores la señal del partido celebrado en el Gran Stadium del Cerro entre los Elefantes de Cienfuegos y los Leones de La Habana, equipos pertenecientes a la Liga profesional.
Sobre aquel histórico momento para el periodismo y el deporte en la Mayor de las Antillas una publicación de la época dijo: “la voz de Felo Ramírez narrando las jugadas se ajustaba a lo que los televidentes veían en sus telerreceptores. Hay, desde luego, pequeños defectos originados por la falta de destreza de los camarógrafos que se inician en tal espectáculo.”
De acuerdo con un artículo del periodista Carlos Alberto González, aparecido en el número 49 de la revista Temas, después del éxito alcanzado en la primera transmisión el béisbol se convirtió en parte habitual de la oferta del nuevo medio.
El 18 de diciembre de 1950 quedó inaugurado el segundo canal, CMQ Televisión, Canal 6, cuyo dueño era Goar Mestre. La pelota también fue incluida en la programación de CMQ, incluso hubo ocasiones en que los dos canales llevaron el béisbol de forma simultánea.
En otra parte del artículo, González explica que en el año 1953 se efectuó la primera transmisión por televisión desde el exterior, a través de la CMQ, que llevó al pueblo cubano las incidencias de la Serie Mundial de las Grandes Ligas entre los Yankees de Nueva York y los Dodgers de Brooklyn.
El proceso técnico para lograr traer la señal a Cuba fue muy complicado pues el partido se grababa en la Florida y, al terminar la mitad del juego, un avión DC-3 de Cubana de Aviación traía los kinescopios hacia La Habana. El proceso de revelado de la película se realizaba en el avión y luego los periodistas hacían la narración. Para la segunda parte del juego se realizaba la misma operación.
Un año después de ese gran esfuerzo, la joven televisión cubana entró en la historia. El 30 de septiembre de 1954 se logró transmitir, en directo, las incidencias del partido entre los Gigantes de Nueva York y los Indios de Cleveland de la Serie Mundial y esto constituyó un antecedente de las comunicaciones televisivas por satélite. En su artículo, González relata cómo pudo hacerse la operación: “un sistema llamado Estravisión, con equipo de transmisión y recepción instalados en un avión DC-3, que volaba a tres kilómetros de altura y ochenta kilómetros de las costas cubanas, captaba las señales de audio y vídeo enviadas por la estación teletransmisora de Miami y las lanzaba hacia la torre de televisión de La Cumbre, en Matanzas y de ahí a La Habana.”
Tres años después se pudo hacer finalmente una transmisión directa del partido de la Serie Mundial entre los entonces Bravos de Milwaukee y los Yankees de Nueva York, gracias a una parábola que se había instalado en Guanabo que recibía la señal desde la Florida.
Desde aquella memorable fecha en que se transmitió el primer juego de pelota en Cuba hasta la actualidad han transcurrido 57 años. Muchas cosas han cambiado en el mundo del béisbol. Las transmisiones televisivas cada vez son más sofisticadas. Las cámaras captan cada detalle de las jugadas, la repetición ayuda al televidente a discernir sobre las decisiones de los árbitros e incluso se pretende determinar, a través de ella, si una pelota de jonrón pasó por zona buena o foul. Muchos han hablado de utilizar la repetición televisiva como un quinto juez al que el director puede dirigirse para protestar una decisión de los árbitros humanos. Afortunadamente, esos intentos no han tenido éxito, ni siquiera en los Estados Unidos.
La unión entre el béisbol y la televisión es cada vez más fuerte. Las nuevas tecnologías, sobre todo la infografía, han ayudado a presentar un producto más completo. Cada vez nos sentimos más cerca de los estadios, aunque estemos a miles de kilómetros de distancia. Gracias a la televisión, los millones de fanáticos al béisbol en Cuba hemos seguido los pasos del equipo nacional en los diferentes torneos en los que ha tomado parte. No obstante la mejoría, se hace todavía necesaria una mayor profesionalidad en las transmisiones y diversificación de la oferta para las futuras competencias. Estas serán noticias siempre bien recibidas por el público.
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Re: LA MODERNIDAD EN CUBA
TV en Cuba: Anécdotas sobre los inicios de la televisión en Cuba
Por: Ciro Bianchi Ross
Juventud Rebelde
Correo: ciro@jrebelde.cip.cu
31 de diciembre de 2006 22:06:57 GMT
http://www.juventudrebelde.cu/lectura/2006-12-31/tv-en-cuba/
Aunque soy un poco mayor, la televisión en Cuba y yo tenemos, puede decirse, la misma edad, y crecimos juntos pues en mi casa hubo televisor desde muy temprano. Ahora que el lector Rafael Rodríguez Frías me pide, desde Santiago, que escriba sobre sus orígenes en la Isla me vienen a la mente recuerdos de cuando ella y yo éramos niños.
El primero es el de La escuelita de Rosendo Rosell, programa infantil que transmitía en las tardes el Canal 11, con estudios en el edificio de cúpulas que todavía existe a la salida del puente Almendares, sobre la senda izquierda según se avanza desde el Vedado hacia Marianao. Una televisora que duró lo que un decir amén. Allí, en aquella Escuelita obtuve yo el primero de los premios que gané en mi vida: una caja espléndida de lápices de colores. Porque cuando me preguntaron qué quería ser cuando fuera grande, respondí que pintor, y enfaticé: pintor de brocha gorda.
Vinieron después, con los años, las visitas a Escuela de Televisión, el espacio nocturno que el avispado Gaspar Pumarejo arrendaba en el Canal 2, propiedad de Amadeo Barletta, dueño además del periódico El Mundo. Tenía sus estudios en Prado, en lo que fuera una sala cinematográfica y cuyo lugar exacto no soy capaz de precisar ahora pese a que acudí allí varias veces. Pero de Escuela de Televisión sí recuerdo el choripán de Pumarejo, aquellos panes con chorizo que el empresario repartía, siempre frente a la cámara, entre los asistentes al estudio y que por supuesto llegaban solo a las manos de unos pocos. No creo haberme empatado con ninguno.
De las transmisiones televisivas del boxeo profesional tengo memoria de los enfrentamientos entre Ciro Morasén y Puppy García, rivales en el peso de las 126 libras. La afición seguía sus peleas sin perderse un solo puñetazo. Puppy tenía un punto flojo: las cejas. Parecían de cristal. Y como sus contrarios lo sabían era por ahí por donde más lo castigaban.
En una de esas peleas, Morasén ganó de calle, pero la decisión de los jueces dio el triunfo a Puppy. Entonces Armando Alejandre, mánager del boxeador contrario, sacó una pistola. Como el dinero de las apuestas estaba sato en el Coliseo, sus tiros al aire dieron origen a una balacera que metía miedo y obligó a ambos púgiles, a pesar de sus diferencias en la lona, a buscar refugio bajo el ring. Allí, con pies ligeros, fue a hacerles compañía el narrador Fernandito Menéndez. En un combate posterior, Puppy derrotó a Morasén. Y esa vez fue de verdad. Le centró un puñetazo en el pecho que lo hizo caer hacia atrás más tieso que un palo. Parecía haber muerto. No, no lo estaba, pero había visto la muerte cerca. Esa misma noche Morasén anunció su retirada del deporte de los puños.
LOS MARCIANOS LLEGARON YA
Pero de esos años iniciales de la Televisión cubana, ningún recuerdo es para mí tan vívido e impactante como el de la llegada de los marcianos. Ni más ni menos. Un platillo volador, de los que tanto se hablaba en aquellos días, vino a La Habana a visitarnos.
Debió haber sido un sábado, porque no había clases. O un día de vacaciones, aquellas del verano que parecían eternas. La noticia corría de boca en boca y pronto se supo que la Televisión, en vivo y en detalle, transmitía el acontecimiento que llenaba de temor al país entero. Tan pronto había empezado a clarear, un OVNI había sido detectado en los terrenos de lo que es hoy la Ciudad Deportiva.
Poco a poco se amontonaban los curiosos. La gente, por momentos, parecía perder el miedo y se acercaba al platillo. Se dejaba escuchar entonces un ruido como de una sierra que imponía respeto a los curiosos, pero que no les hacía alejarse del lugar. Cuando el sonido era como de hormigas que devoraban lo que encontraban a su paso, la gente no lo resistía y ponía pies en polvorosa.
La Policía, al fin, acordonó el sitio y sus efectivos, provistos muchos de ellos de ametralladoras de trípode, tomaron posesión del lugar. La batalla podía comenzar en cualquier momento pues se hablaba de cañonear el objeto no identificado. Pero nadie se ponía de acuerdo hasta que el Ejército, que también se hizo presente, anunció la determinación de asaltar la nave.
Y ahí mismo se destapó el gallo, porque de aquel platillo volador salió, con su meneíto, Marta Véliz, la escultural y curvilínea modelo exclusiva de la cerveza Cristal, con una botella en la mano. Dentro estaban también, entre otros, Rosa Fornés y Armando Bianchi, vestidos todos de Flash Gordon. Era una idea del director Joaquín M. Condall y con ella la Cristal se anotaba el palo publicitario del año. Lo único que cuando Marta Véliz, ya fuera del OVNI, fue a decir: «Tome Cristal», le pusieron una capucha en la cabeza y la empujaron hacia uno de los automóviles del Servicio de Inteligencia Militar aparcado cerca.
Hacia las perseguidoras fueron empujados asimismo Rosita y Armando. Rosa gritó: «¡Esto es un atropello! ¡Una barbaridad! Estamos haciendo un programa de televisión y además es una inocentada... ¡Me voy a quejar!». Pero no le hicieron el menor caso, si bien no le pusieron la capucha. Obligaron a caminar a los artistas entre dos filas de uniformados y debieron hacerlo rápido porque sobre ellos caía alguna que otra piedra que lanzaban los curiosos.
Cierto es que, en los años 30, Orson Welles aterró a Nueva York con su versión radial de La guerra de los mundos. El cubano Condall quiso hacer lo mismo. Construyó la supuesta nave interplanetaria con un material que parecía venido de otra galaxia, le dio un color extraño, coló dentro, junto con los artistas, a un operador de sonido y su correspondiente cabina, y se situó, en una unidad móvil, a poco más de 200 metros a fin de trasmitir desde allí, por teléfono, las órdenes oportunas.
Con el transcurrir de los años cada vez me resulta más difícil imaginar que el público, tanto el que estaba en el lugar como el que lo seguía por televisión, pudiera «tragarse» aquello. Que nadie hubiera visto cómo de madrugada emplazaban en un lugar público aquel artefacto donde cabían varias personas. Que la Policía no supiese nada...
Lo cierto es que Rosa, Armando, Marta y otros implicados en la inocentada pasaron el día retenidos en las oficinas del Servicio de Inteligencia Militar. Logró sacarlos de allí, ya en la noche, Julito Blanco Herrera, el dueño de la cervecería Cristal.
DOS FIGURAS
En 1949 Goar Mestre, propietario del Circuito CMQ anunció que en un plazo de tres años su empresa comenzaría a operar la televisión en Cuba. Pero al año siguiente otras dos figuras del medio radial tenían el mismo propósito: Gaspar Pumarejo, de Unión Radio, y Amado Trinidad, de la RHC Cadena Azul, que hablaba ya de traer la TV en colores. Trinidad, caído su ánimo y muy enflaquecida su bolsa, quedó en definitiva al campo, y entre los otros contendientes ocurrió lo inexplicable: Pumarejo le cogió la delantera a Mestre. El 12 de octubre de 1950, en sus estudios de Mazón y San Miguel hizo la primera prueba en circuito cerrado. El 16 hizo otra prueba y el 24 el presidente Prío, desde el Palacio Presidencial, dejaba inaugurada oficialmente la Televisión en Cuba. Había surgido la primera de las televisoras con que contó la Isla: Unión Radio Televisión Canal 4. Mestre, que pensaba en lanzarse el 12 de marzo de 1951 se vio obligado a anticipar sus planes, y el 18 de diciembre abría el Canal 6.
Pumarejo era un empresario audaz y arriesgado. Dicen los que lo trataron que tenía pocas ideas propias, pero era capaz de apropiarse de la iniciativa ajena y hacerla mejor. Tenía defectos en su contra: era poco constante y carecía casi por completo de sentido de la organización. Además, disponía de poco dinero. No tardaría mucho en deshacerse de Unión Radio. Pero resurgió al arrendar espacios en el Canal 2: la ya mencionada Escuela de Televisión, en horas de la noche, y, por las tardes, Hogar Club, «una modalidad de banco de capitalización y ahorro en forma de agencia de sorteos», que llegó a contar con 102 000 socias pagando la cuota mensual de un peso.
Se empeñó en traer a la Isla la televisión en colores y en 1957 inauguró en efecto el Canal 12, del que aparecía como dueño cuando el verdadero propietario era Fulgencio Batista, a quien Pumarejo vendió también sus acciones en la Cadena Azul de radio.
Goar Mestre era, sin embargo, el orden mismo. Propietario de 26 empresas, su capital era infinitamente mayor y contaba con el respaldo de grandes intereses norteamericanos. Un detalle curioso: Goar y sus hermanos Abel y Luis Augusto nunca viajaban en el mismo avión ni siquiera en el mismo automóvil por temor a un accidente que los borrara a todos. Pensaban que si uno de ellos moría, otro quedaría al frente de los negocios familiares. Goar y Abel vivían frente por frente en la barriada del Country Club y el otro tenía su casa al doblar de la esquina. Esa forma de asumir la vida la llevaron hasta el final de su camino en Cuba. Cuando Goar y Abel salieron del país, para no volver, en 1960, Luis Augusto quedó al frente de los intereses de la familia, que no fueron intervenidos sino seis meses después, y al cuidado de lo que quedaba de ellos permaneció aquí hasta su muerte.
Goar intentó recuperarse en el extranjero. Llegó a Argentina, donde la televisión estaba todavía en pañales, y organizó una productora televisiva y compró lo que sería el Canal 13. Pero durante el gobierno de María Estela Martínez de Perón le pasaron la misma película que había visto en La Habana: le intervinieron el canal.
HISTORIA DE TRES HERMANAS
Recuerdo haber visto de niño la primera telenovela que se pasó en Cuba: Historia de tres hermanas. Se ubicaba en la Cuba colonial, tenía como protagonista a Enrique Santiesteban y se transmitía solo los domingos. Recuerdo además las producciones fastuosas de Jueves de Partagás, conducido por Santiesteban, y de El cabaret Regalías, con Rolando Ochoa, patrocinados ambos por dos poderosas firmas cigarreras. También de El guateque de Apolunio, antecedente de Palmas y cañas, y el montón de enlatados norteamericanos que consumí, desde Las aventuras de Rin Tin Tin hasta Patrulla de caminos, sin olvidar La ley del revólver, donde el médico del pueblo, armado solo de una simple cuchilla y sobre el mostrador de la taberna, terminaba siempre por extraer la bala que había ido a alojarse en el cuerpo de uno de los protagonistas. Sin anestesia. Y nos creíamos aquello sin saber que los que estábamos siendo anestesiados éramos nosotros.
Por: Ciro Bianchi Ross
Juventud Rebelde
Correo: ciro@jrebelde.cip.cu
31 de diciembre de 2006 22:06:57 GMT
http://www.juventudrebelde.cu/lectura/2006-12-31/tv-en-cuba/
Aunque soy un poco mayor, la televisión en Cuba y yo tenemos, puede decirse, la misma edad, y crecimos juntos pues en mi casa hubo televisor desde muy temprano. Ahora que el lector Rafael Rodríguez Frías me pide, desde Santiago, que escriba sobre sus orígenes en la Isla me vienen a la mente recuerdos de cuando ella y yo éramos niños.
El primero es el de La escuelita de Rosendo Rosell, programa infantil que transmitía en las tardes el Canal 11, con estudios en el edificio de cúpulas que todavía existe a la salida del puente Almendares, sobre la senda izquierda según se avanza desde el Vedado hacia Marianao. Una televisora que duró lo que un decir amén. Allí, en aquella Escuelita obtuve yo el primero de los premios que gané en mi vida: una caja espléndida de lápices de colores. Porque cuando me preguntaron qué quería ser cuando fuera grande, respondí que pintor, y enfaticé: pintor de brocha gorda.
Vinieron después, con los años, las visitas a Escuela de Televisión, el espacio nocturno que el avispado Gaspar Pumarejo arrendaba en el Canal 2, propiedad de Amadeo Barletta, dueño además del periódico El Mundo. Tenía sus estudios en Prado, en lo que fuera una sala cinematográfica y cuyo lugar exacto no soy capaz de precisar ahora pese a que acudí allí varias veces. Pero de Escuela de Televisión sí recuerdo el choripán de Pumarejo, aquellos panes con chorizo que el empresario repartía, siempre frente a la cámara, entre los asistentes al estudio y que por supuesto llegaban solo a las manos de unos pocos. No creo haberme empatado con ninguno.
De las transmisiones televisivas del boxeo profesional tengo memoria de los enfrentamientos entre Ciro Morasén y Puppy García, rivales en el peso de las 126 libras. La afición seguía sus peleas sin perderse un solo puñetazo. Puppy tenía un punto flojo: las cejas. Parecían de cristal. Y como sus contrarios lo sabían era por ahí por donde más lo castigaban.
En una de esas peleas, Morasén ganó de calle, pero la decisión de los jueces dio el triunfo a Puppy. Entonces Armando Alejandre, mánager del boxeador contrario, sacó una pistola. Como el dinero de las apuestas estaba sato en el Coliseo, sus tiros al aire dieron origen a una balacera que metía miedo y obligó a ambos púgiles, a pesar de sus diferencias en la lona, a buscar refugio bajo el ring. Allí, con pies ligeros, fue a hacerles compañía el narrador Fernandito Menéndez. En un combate posterior, Puppy derrotó a Morasén. Y esa vez fue de verdad. Le centró un puñetazo en el pecho que lo hizo caer hacia atrás más tieso que un palo. Parecía haber muerto. No, no lo estaba, pero había visto la muerte cerca. Esa misma noche Morasén anunció su retirada del deporte de los puños.
LOS MARCIANOS LLEGARON YA
Pero de esos años iniciales de la Televisión cubana, ningún recuerdo es para mí tan vívido e impactante como el de la llegada de los marcianos. Ni más ni menos. Un platillo volador, de los que tanto se hablaba en aquellos días, vino a La Habana a visitarnos.
Debió haber sido un sábado, porque no había clases. O un día de vacaciones, aquellas del verano que parecían eternas. La noticia corría de boca en boca y pronto se supo que la Televisión, en vivo y en detalle, transmitía el acontecimiento que llenaba de temor al país entero. Tan pronto había empezado a clarear, un OVNI había sido detectado en los terrenos de lo que es hoy la Ciudad Deportiva.
Poco a poco se amontonaban los curiosos. La gente, por momentos, parecía perder el miedo y se acercaba al platillo. Se dejaba escuchar entonces un ruido como de una sierra que imponía respeto a los curiosos, pero que no les hacía alejarse del lugar. Cuando el sonido era como de hormigas que devoraban lo que encontraban a su paso, la gente no lo resistía y ponía pies en polvorosa.
La Policía, al fin, acordonó el sitio y sus efectivos, provistos muchos de ellos de ametralladoras de trípode, tomaron posesión del lugar. La batalla podía comenzar en cualquier momento pues se hablaba de cañonear el objeto no identificado. Pero nadie se ponía de acuerdo hasta que el Ejército, que también se hizo presente, anunció la determinación de asaltar la nave.
Y ahí mismo se destapó el gallo, porque de aquel platillo volador salió, con su meneíto, Marta Véliz, la escultural y curvilínea modelo exclusiva de la cerveza Cristal, con una botella en la mano. Dentro estaban también, entre otros, Rosa Fornés y Armando Bianchi, vestidos todos de Flash Gordon. Era una idea del director Joaquín M. Condall y con ella la Cristal se anotaba el palo publicitario del año. Lo único que cuando Marta Véliz, ya fuera del OVNI, fue a decir: «Tome Cristal», le pusieron una capucha en la cabeza y la empujaron hacia uno de los automóviles del Servicio de Inteligencia Militar aparcado cerca.
Hacia las perseguidoras fueron empujados asimismo Rosita y Armando. Rosa gritó: «¡Esto es un atropello! ¡Una barbaridad! Estamos haciendo un programa de televisión y además es una inocentada... ¡Me voy a quejar!». Pero no le hicieron el menor caso, si bien no le pusieron la capucha. Obligaron a caminar a los artistas entre dos filas de uniformados y debieron hacerlo rápido porque sobre ellos caía alguna que otra piedra que lanzaban los curiosos.
Cierto es que, en los años 30, Orson Welles aterró a Nueva York con su versión radial de La guerra de los mundos. El cubano Condall quiso hacer lo mismo. Construyó la supuesta nave interplanetaria con un material que parecía venido de otra galaxia, le dio un color extraño, coló dentro, junto con los artistas, a un operador de sonido y su correspondiente cabina, y se situó, en una unidad móvil, a poco más de 200 metros a fin de trasmitir desde allí, por teléfono, las órdenes oportunas.
Con el transcurrir de los años cada vez me resulta más difícil imaginar que el público, tanto el que estaba en el lugar como el que lo seguía por televisión, pudiera «tragarse» aquello. Que nadie hubiera visto cómo de madrugada emplazaban en un lugar público aquel artefacto donde cabían varias personas. Que la Policía no supiese nada...
Lo cierto es que Rosa, Armando, Marta y otros implicados en la inocentada pasaron el día retenidos en las oficinas del Servicio de Inteligencia Militar. Logró sacarlos de allí, ya en la noche, Julito Blanco Herrera, el dueño de la cervecería Cristal.
DOS FIGURAS
En 1949 Goar Mestre, propietario del Circuito CMQ anunció que en un plazo de tres años su empresa comenzaría a operar la televisión en Cuba. Pero al año siguiente otras dos figuras del medio radial tenían el mismo propósito: Gaspar Pumarejo, de Unión Radio, y Amado Trinidad, de la RHC Cadena Azul, que hablaba ya de traer la TV en colores. Trinidad, caído su ánimo y muy enflaquecida su bolsa, quedó en definitiva al campo, y entre los otros contendientes ocurrió lo inexplicable: Pumarejo le cogió la delantera a Mestre. El 12 de octubre de 1950, en sus estudios de Mazón y San Miguel hizo la primera prueba en circuito cerrado. El 16 hizo otra prueba y el 24 el presidente Prío, desde el Palacio Presidencial, dejaba inaugurada oficialmente la Televisión en Cuba. Había surgido la primera de las televisoras con que contó la Isla: Unión Radio Televisión Canal 4. Mestre, que pensaba en lanzarse el 12 de marzo de 1951 se vio obligado a anticipar sus planes, y el 18 de diciembre abría el Canal 6.
Pumarejo era un empresario audaz y arriesgado. Dicen los que lo trataron que tenía pocas ideas propias, pero era capaz de apropiarse de la iniciativa ajena y hacerla mejor. Tenía defectos en su contra: era poco constante y carecía casi por completo de sentido de la organización. Además, disponía de poco dinero. No tardaría mucho en deshacerse de Unión Radio. Pero resurgió al arrendar espacios en el Canal 2: la ya mencionada Escuela de Televisión, en horas de la noche, y, por las tardes, Hogar Club, «una modalidad de banco de capitalización y ahorro en forma de agencia de sorteos», que llegó a contar con 102 000 socias pagando la cuota mensual de un peso.
Se empeñó en traer a la Isla la televisión en colores y en 1957 inauguró en efecto el Canal 12, del que aparecía como dueño cuando el verdadero propietario era Fulgencio Batista, a quien Pumarejo vendió también sus acciones en la Cadena Azul de radio.
Goar Mestre era, sin embargo, el orden mismo. Propietario de 26 empresas, su capital era infinitamente mayor y contaba con el respaldo de grandes intereses norteamericanos. Un detalle curioso: Goar y sus hermanos Abel y Luis Augusto nunca viajaban en el mismo avión ni siquiera en el mismo automóvil por temor a un accidente que los borrara a todos. Pensaban que si uno de ellos moría, otro quedaría al frente de los negocios familiares. Goar y Abel vivían frente por frente en la barriada del Country Club y el otro tenía su casa al doblar de la esquina. Esa forma de asumir la vida la llevaron hasta el final de su camino en Cuba. Cuando Goar y Abel salieron del país, para no volver, en 1960, Luis Augusto quedó al frente de los intereses de la familia, que no fueron intervenidos sino seis meses después, y al cuidado de lo que quedaba de ellos permaneció aquí hasta su muerte.
Goar intentó recuperarse en el extranjero. Llegó a Argentina, donde la televisión estaba todavía en pañales, y organizó una productora televisiva y compró lo que sería el Canal 13. Pero durante el gobierno de María Estela Martínez de Perón le pasaron la misma película que había visto en La Habana: le intervinieron el canal.
HISTORIA DE TRES HERMANAS
Recuerdo haber visto de niño la primera telenovela que se pasó en Cuba: Historia de tres hermanas. Se ubicaba en la Cuba colonial, tenía como protagonista a Enrique Santiesteban y se transmitía solo los domingos. Recuerdo además las producciones fastuosas de Jueves de Partagás, conducido por Santiesteban, y de El cabaret Regalías, con Rolando Ochoa, patrocinados ambos por dos poderosas firmas cigarreras. También de El guateque de Apolunio, antecedente de Palmas y cañas, y el montón de enlatados norteamericanos que consumí, desde Las aventuras de Rin Tin Tin hasta Patrulla de caminos, sin olvidar La ley del revólver, donde el médico del pueblo, armado solo de una simple cuchilla y sobre el mostrador de la taberna, terminaba siempre por extraer la bala que había ido a alojarse en el cuerpo de uno de los protagonistas. Sin anestesia. Y nos creíamos aquello sin saber que los que estábamos siendo anestesiados éramos nosotros.
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CUBA LE DIO UNA CATEDRA AL MUNDO EN COMBUSTIBLES DERIBADOS DE LOS SUBPRODUCTOS DE LA CAñA DE AZUCAR DESDE 1915 CUANDO SOLO HABIAN FOTINGOS MODELOS T DE LA FORD
Amigos, no se pierdan este interesante articulo del Prof. Jorge Salazar-Carrillo. Me parece fascinante y muestra cosas desconocidas por muchos. Logros tecnologicos borrados por el regimen actual de lo que hicieron nuestros antepasados en las primeras decadas del siglo XX.
"Ya en 1915 los carros que circulaban en Cuba cerca de alguna destilería de azúcar lo hacían con el alcohol que la misma destilaba."
Saludos cordiales,
El Compañero.
--
Es como si no hubiera sido
JORGE SALAZAR-CARRILLO
Por supuesto el etanol está en la punta de la lengua y la sustancia gris de todos. Ya en 1915 los carros que circulaban en Cuba cerca de alguna destilería de azúcar lo hacían con el alcohol que la misma destilaba. En la II Guerra Mundial se desató una escasez gravísima de la gasolina refinada del petróleo y en la isla se impuso el llamado carburante nacional, que consistía en una mezcla de la anterior con alcohol, y que también apodaban nafta. Es indiscutible que este derivado de la caña habrá de ser el más importante en el futuro económico cubano, por su precio (relativo al del azúcar).
Pero no dejemos de mencionar otros derivados, en que Cuba sentara cátedra en el aprovechamiento de los subproductos de la caña de azúcar. Uno de ellos fue la cera, proveniente de los lípidos contenidos en la gramínea y que se derivan de su jugo. En 1958 solamente había tres plantas que manufacturaban el producto: una en Australia y dos en Cuba. La cera cruda producida en Cuba era en parte exportada a la refinería de Gramercy en Louisiana, a nivel, por ejemplo, de 1,500 toneladas en 1956.
La miel final constituye el sirope residual del cual prácticamente no se puede obtener más azúcar. Es el líquido final que resta después de repetidas cristalizaciones del mismo. Estas mieles pueden utilizarse como fertilizantes en el propio cultivo de la caña o como pienso animal. En el primer caso es conveniente enriquecer la miel con sustancias nitrogenadas. Y en el último se puede mezclar la misma con bagazo y hasta con la cachaza. Estos dos subproductos del dulce eran plenamente utilizados en las casi seis décadas que precedieron al retrógrado totalitarismo castrista.
Un uso importantísimo de las mieles finales esta comprendido en su fermentación y destilación. Los derivados que se obtienen de las mismas son cuantiosos, con el subproducto con que comenzáramos este artículo, el etanol, siendo en la actualidad el más importante, el cual es también conocido como alcohol etílico, alcohol absoluto o simplemente alcohol.
Anteriormente el más famoso era el ron, que por cierto también por excepción se puede destilar de la fermentación del jugo de caña u otros de los subproductos de la manufactura de la caña de azúcar, generalmente en destilerías. En 1959 había 48 destilerías de alcohol en Cuba y los rones que en ellas se producían sentaban cátedras mundiales. Citemos sólo tres que están actualmente en producción fuera de la isla: Bacardí, Habana Club, de Arechavala, y Matusalem.
Y entonces viene el uso de los alcoholes en la farmacopea, que son muy numerosos para citar y que en Cuba la biorefinería de la caña de azúcar se preciaba de la diversidad de su producción. Del alcohol etílico solamente se derivan cuantiosos subproductos, dependiendo del proceso al que se lo someta, como los etilenos y los acetilenos. De los derivados del azúcar proceden también el vinagre y el ácido acético, este último con numerosas aplicaciones de sus subproductos en las industrias del vestuario, el mobiliario y los plásticos. Igualmente el butanol, la acetona y el ácido láctico son ampliamente utilizados en varios procesos industriales, por ejemplo como solventes. Y para completar el panorama debemos mencionar el acido cítrico, los fermentos levadúricos, la glicerina y los piensos.
De los productos especializados en la fermentación de la sucrosa podemos citar el dextran, que ha tenido múltiples usos en las industrias de alimentos, farmacéuticas y medicinales. Una de las dos plantas existentes en el hemisferio occidental, la de Sub-Productos del Azúcar S.A., operaba en el Central España, produciendo dos toneladas diarias del producto. Este ingenio estaba ubicado donde corrieron los liberales: en Perico, Matanzas.
Ypara terminar con los subproductos y derivados de la bioquímica del azúcar, debemos mencionar el ácido aconítico, cuya presencia en las mieles cubanas era de las más altas del mundo, como fuera reportado por A. F. Betancourt en el compendio publicado de la conferencia de técnicos azucareros de Cuba en 1950.
Cuando contemplamos el valor de todos los bienes mencionados en éste y el anterior artículo el mes pasado, comenzando por los tres de mayor precio en los mercados, el etanol, los distintos azúcares refinados y el azúcar crudo, y la retahíla de subproductos y derivados con menores precios por tonelada, constatamos la inmensidad de las pérdidas cubanas.
Dtor. y prof. de economía, FIU;
Senior Fellow No-Resident,[u]
"Ya en 1915 los carros que circulaban en Cuba cerca de alguna destilería de azúcar lo hacían con el alcohol que la misma destilaba."
Saludos cordiales,
El Compañero.
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Es como si no hubiera sido
JORGE SALAZAR-CARRILLO
Por supuesto el etanol está en la punta de la lengua y la sustancia gris de todos. Ya en 1915 los carros que circulaban en Cuba cerca de alguna destilería de azúcar lo hacían con el alcohol que la misma destilaba. En la II Guerra Mundial se desató una escasez gravísima de la gasolina refinada del petróleo y en la isla se impuso el llamado carburante nacional, que consistía en una mezcla de la anterior con alcohol, y que también apodaban nafta. Es indiscutible que este derivado de la caña habrá de ser el más importante en el futuro económico cubano, por su precio (relativo al del azúcar).
Pero no dejemos de mencionar otros derivados, en que Cuba sentara cátedra en el aprovechamiento de los subproductos de la caña de azúcar. Uno de ellos fue la cera, proveniente de los lípidos contenidos en la gramínea y que se derivan de su jugo. En 1958 solamente había tres plantas que manufacturaban el producto: una en Australia y dos en Cuba. La cera cruda producida en Cuba era en parte exportada a la refinería de Gramercy en Louisiana, a nivel, por ejemplo, de 1,500 toneladas en 1956.
La miel final constituye el sirope residual del cual prácticamente no se puede obtener más azúcar. Es el líquido final que resta después de repetidas cristalizaciones del mismo. Estas mieles pueden utilizarse como fertilizantes en el propio cultivo de la caña o como pienso animal. En el primer caso es conveniente enriquecer la miel con sustancias nitrogenadas. Y en el último se puede mezclar la misma con bagazo y hasta con la cachaza. Estos dos subproductos del dulce eran plenamente utilizados en las casi seis décadas que precedieron al retrógrado totalitarismo castrista.
Un uso importantísimo de las mieles finales esta comprendido en su fermentación y destilación. Los derivados que se obtienen de las mismas son cuantiosos, con el subproducto con que comenzáramos este artículo, el etanol, siendo en la actualidad el más importante, el cual es también conocido como alcohol etílico, alcohol absoluto o simplemente alcohol.
Anteriormente el más famoso era el ron, que por cierto también por excepción se puede destilar de la fermentación del jugo de caña u otros de los subproductos de la manufactura de la caña de azúcar, generalmente en destilerías. En 1959 había 48 destilerías de alcohol en Cuba y los rones que en ellas se producían sentaban cátedras mundiales. Citemos sólo tres que están actualmente en producción fuera de la isla: Bacardí, Habana Club, de Arechavala, y Matusalem.
Y entonces viene el uso de los alcoholes en la farmacopea, que son muy numerosos para citar y que en Cuba la biorefinería de la caña de azúcar se preciaba de la diversidad de su producción. Del alcohol etílico solamente se derivan cuantiosos subproductos, dependiendo del proceso al que se lo someta, como los etilenos y los acetilenos. De los derivados del azúcar proceden también el vinagre y el ácido acético, este último con numerosas aplicaciones de sus subproductos en las industrias del vestuario, el mobiliario y los plásticos. Igualmente el butanol, la acetona y el ácido láctico son ampliamente utilizados en varios procesos industriales, por ejemplo como solventes. Y para completar el panorama debemos mencionar el acido cítrico, los fermentos levadúricos, la glicerina y los piensos.
De los productos especializados en la fermentación de la sucrosa podemos citar el dextran, que ha tenido múltiples usos en las industrias de alimentos, farmacéuticas y medicinales. Una de las dos plantas existentes en el hemisferio occidental, la de Sub-Productos del Azúcar S.A., operaba en el Central España, produciendo dos toneladas diarias del producto. Este ingenio estaba ubicado donde corrieron los liberales: en Perico, Matanzas.
Ypara terminar con los subproductos y derivados de la bioquímica del azúcar, debemos mencionar el ácido aconítico, cuya presencia en las mieles cubanas era de las más altas del mundo, como fuera reportado por A. F. Betancourt en el compendio publicado de la conferencia de técnicos azucareros de Cuba en 1950.
Cuando contemplamos el valor de todos los bienes mencionados en éste y el anterior artículo el mes pasado, comenzando por los tres de mayor precio en los mercados, el etanol, los distintos azúcares refinados y el azúcar crudo, y la retahíla de subproductos y derivados con menores precios por tonelada, constatamos la inmensidad de las pérdidas cubanas.
Dtor. y prof. de economía, FIU;
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El Compañero- Admin/Fundador de Cuba Debate
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Re: LA MODERNIDAD EN CUBA
Compa,tu post no tiene desperdicio....me recordo algo de las tantas cosas que dice la Biblia..."los ultimos seran los primeros,y los primeros,seran los ultimos".....
parece que nos toco bailar con la mas fea,despues de haber bailado y gozado con las mejores......cosas de este mundo...
saludos
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saludos
Jose Gonzalez- Ganador por Votación del Foro al Premio Golden Post por Mejor Articulo Original
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Re: LA MODERNIDAD EN CUBA
Entonces por lo que aprendo aqui, cualquier epoca pasada fue mejor que la actual.Hay que darles la razon a los mas viejos:"fue mejor Batista con sangre
que Fidel con hambre...."
politico
que Fidel con hambre...."
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